Hasta un buey conoce a su dueño, y un burro reconoce los cuidados de su amo, pero Israel no conoce a su amo. Mi pueblo no reconoce mis cuidados a su favor». Isaías 1:3 NTV
En la zona 14 de la ciudad de Guatemala, mientras me
conducía hacia mi trabajo, alrededor de las 8:30 de la mañana, un hecho sacudió
mi corazón. Observé que hacía unos minutos, un percance dejó el saldo de un
hombre tirado en la finta asfáltica. Noté las autoridades de tránsito ya en el
lugar, por lo que seguí mi camino. Al día siguiente me enteré de que un
conductor, en medio de una discusión, sacó un arma y disparó contra un
motorista. Lo más trágico es que, en su rabia y confusión, atacó a la persona
equivocada. La vida de un hombre se apagó en segundos, y la de otro cambió para
siempre. Todo por un instante de ira.
Vivimos en tiempos donde la sangre fría y la intolerancia
parecen haberse normalizado. Nos hemos acostumbrado a ver actos así en las
noticias, como si fueran parte del paisaje. Pero no lo son. Cada uno de estos
momentos es una señal de que algo profundo se ha roto en el corazón humano.
Cómo lo dijera un buen amigo, Ángel Arturo González, hace muchos años: “si
retorciera un periódico estilaría sangre”. Una gráfica cruenta de la realidad que quisiéramos negar, pero que
lamentablemente está a la orden del día y por todas partes.
pero si están siempre mordiéndose y devorándose unos a
otros, ¡tengan cuidado! Corren peligro de destruirse unos a otros. Gálatas 5:15
NTV
La comparación con un animal se queda corta en muchos casos
y me pregunto cómo me estaré comportando, o a qué animal me estoy semejando,
corriendo el riesgo que cada espécimen que se me ocurra resulte ofendido con la
analogía. Me correré el riesgo de hacer la comparación y así analizar los
rasgos conductuales de algunos que empaten con mis malos hábitos.
No seas como el mulo o el caballo, que no tienen
entendimiento, que necesitan un freno y una brida para mantenerse
controlados». Salmos 32:9 NTV
En la selva de la vida, cuando el corazón humano se aleja de
Dios, es fácil adoptar instintos que nos alejan de la verdadera humanidad para
la que fuimos creados. Algunos vivimos como lobos solitarios, desconfiando de
todos, defendiendo su territorio a mordidas y huyendo de cualquier vínculo
profundo. Otras veces nos deslizamos como serpientes, midiendo cada paso para
su propio beneficio, calculando fríamente cómo obtener ventaja, aunque sea a
costa del dolor ajeno. Hay oportunidad en que avanzo como burro testarudo,
aferrado a su propia opinión, resistiendo cualquier dirección que no nazca de mi
propio orgullo.
Esos falsos maestros son como animales irracionales que
viven por instinto y nacen para ser atrapados y destruidos. Se burlan de lo que
no entienden, e igual que animales serán destruidos. 2 Pedro 2:12 NTV
Pero en medio de ese zoológico de conductas, también está la
oveja que reconoce la voz de su Pastor. No es que sea más fuerte ni más astuta,
sino que confía y sigue, sabiendo que lejos del rebaño el peligro es mortal. La
diferencia no está en la especie, sino en la sumisión a la mano que guía. Sin
Cristo, el instinto animal gobierna; con Él, la naturaleza es transformada, y
hasta lo más salvaje se convierte en mansedumbre, dirección y vida abundante.
Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también
habrá desorden y toda clase de maldad. Sin embargo, la sabiduría que proviene
del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y
dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas
acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera. Santiago 3:16-17 NTV
Pasar de estar cómo perros y gatos, o revolcarnos en el lodo
como cerdos y encontrar nuestra verdadera identidad en Cristo no está tan
relacionado a la especie que mejor representamos, sino que o quien está en el
trono de nuestro corazón: si Cristo no está allí, gobiernan los instintos —la
ira, el orgullo, la envidia, el miedo— y eso nos hace capaces de actos
impensables, como el de aquel conductor en la zona 14.
El corazón humano
es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe
qué tan malo es? Jeremías 17:9 NTV
Pero la Palabra de Dios no solo nos muestra los instintos
que debemos evitar; también nos invita a aprender de la creación, donde aún los
animales más pequeños reflejan principios del Reino. Justo esta mañana fuimos
partícipes de una actividad donde se reunió un grupo considerable de persona,
cada grupo pequeño hizo su parte y vimos la bendición que se derrama en el
estar juntos y en armonía.
Anda, perezoso, fíjate en la hormiga; ¡observa sus
caminos y adquiere sabiduría! No tiene jefe, ni capataz ni gobernador, y con
todo, en el verano almacena provisiones; en la cosecha recoge alimentos. Proverbios
6:6-8 NTV
La hormiga nos enseña previsión y diligencia, trabajando
silenciosamente en comunidad y preparándose para el futuro. El ciervo, con su
sed desesperada, nos recuerda que nuestra alma no se sacia con nada en este
mundo, sino con la presencia de Dios, ya que un alma separada de Dios es
insaciable, no hay nada que llegue a satisfacer completamente, solo la
presencia de Dios nos puede volver incorruptibles y convertirnos en una generación
que no se doblega ante sus instintos destructivos.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así
clama por ti, oh Dios, el alma mía. Salmo 42:1 RVR60
El águila nos muestra que la confianza en el Señor trae
renovación y altura, permitiéndonos volar por encima de las tormentas que
buscan hundirnos. Se dice que cuando el águila envejece, llega un momento en
que su cuerpo ya no le permite volar con libertad: su pico se vuelve frágil,
sus garras se desgastan y sus alas pierden fuerza. Entonces se aísla en lo alto
de una montaña y pasa por un proceso doloroso de renovación: rompe su pico
contra las rocas, deja caer sus garras viejas y deja crecer nuevas plumas en
sus alas. Durante este tiempo de aislamiento y renovación, el águila parece
vulnerable y débil, pero al final emerge transformada, más fuerte, más ágil y
capaz de volar más alto que antes.
De la misma manera, Dios nos invita a someternos a un
proceso de transformación en nuestra vida espiritual. Puede ser incómodo,
incluso doloroso, alejarnos de viejas conductas, actitudes y hábitos que nos
impiden crecer. Pero si confiamos en Él y permitimos que el Espíritu renueve
nuestro corazón, nuestra mente y nuestras fuerzas, seremos capaces de “volar”
por encima de las dificultades, los miedos y las tormentas de la vida,
experimentando libertad, fortaleza y una nueva perspectiva de Su Reino.
…los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas;
volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se fatigarán, caminarán y
no se desmayarán. Isaías 40:31 NTV
Y la paloma, símbolo de sencillez y pureza, nos recuerda que
nuestra vida debe ser guiada por el Espíritu Santo, que descendió sobre Jesús
en forma de paloma al momento de Su bautismo: (Lucas 3:22a). Jesús también nos
enseñó a ser mansos y sencillos de corazón, como palomas. Esta mansedumbre no
es debilidad, sino una fuerza controlada, un carácter que refleja confianza y
sumisión a Dios.
Miren, los envío
como ovejas en medio de lobos. Por lo tanto, sean astutos como serpientes e
inofensivos como palomas. Mateo 10:16 NTV
Al vivir guiados por el Espíritu, nos asemejamos a ovejas
que reconocen la voz de su Pastor. No tememos, porque sabemos que quien nos
guía conoce cada sendero, cada amenaza y cada necesidad de su rebaño. Así como
la paloma se mueve con delicadeza y pureza, nuestras vidas deben reflejar esa
mansedumbre, sencillez y obediencia, confiando en que nuestro Pastor nos
conduce hacia pastos seguros y aguas tranquilas.
El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. Salmos
23:1 NTV
Al final, no somos llamados a vivir por instinto, sino por
relación. El Señor mismo se compara con una gallina que abre sus alas para
cubrir a sus polluelos.
¡Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas
y apedrea a los que Dios le envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! Mateo
23:37 NTV
La verdadera “animalandia” no es un zoológico de instintos
desbordados, sino un rebaño protegido por el Buen Pastor, un alma sedienta que
corre a las aguas vivas, un pueblo que encuentra refugio bajo las alas del
Altísimo. Allí, incluso las fieras más salvajes del corazón encuentran
mansedumbre, descanso y nueva identidad en Cristo.
Si pudiera hablar todos los idiomas del mundo y de los
ángeles pero no amara a los demás, yo solo sería un metal ruidoso o un címbalo
que resuena. Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes
secretos de Dios y contara con todo el conocimiento, y si tuviera una fe que me
hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros, yo no sería nada. Si
diera todo lo que tengo a los pobres y hasta sacrificara mi cuerpo, podría
jactarme de eso; pero si no amara a los demás, no habría logrado nada. 1
Corintios 13:1-3 NTV
ORACIÓN:
Padre, solo tu amor puede transformarnos a tu imagen y
semejanza, no queremos vivir por instintos y de manera reactiva, queremos
imitarte y movernos por amor, según tu diseño original. Permítenos, mientras
estemos en este mundo, llevar un pedazo de ti a donde quiera que vayamos,
siendo cambiados desde adentro hasta reflejarte a ti. Amén.
Lily &
Ray
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