ANIMALANDIA

Hasta un buey conoce a su dueño, y un burro reconoce los cuidados de su amo, pero Israel no conoce a su amo. Mi pueblo no reconoce mis cuidados a su favor». Isaías 1:3 NTV

En la zona 14 de la ciudad de Guatemala, mientras me conducía hacia mi trabajo, alrededor de las 8:30 de la mañana, un hecho sacudió mi corazón. Observé que hacía unos minutos, un percance dejó el saldo de un hombre tirado en la finta asfáltica. Noté las autoridades de tránsito ya en el lugar, por lo que seguí mi camino. Al día siguiente me enteré de que un conductor, en medio de una discusión, sacó un arma y disparó contra un motorista. Lo más trágico es que, en su rabia y confusión, atacó a la persona equivocada. La vida de un hombre se apagó en segundos, y la de otro cambió para siempre. Todo por un instante de ira.

Vivimos en tiempos donde la sangre fría y la intolerancia parecen haberse normalizado. Nos hemos acostumbrado a ver actos así en las noticias, como si fueran parte del paisaje. Pero no lo son. Cada uno de estos momentos es una señal de que algo profundo se ha roto en el corazón humano. Cómo lo dijera un buen amigo, Ángel Arturo González, hace muchos años: “si retorciera un periódico estilaría sangre”. Una gráfica cruenta de la realidad que quisiéramos negar, pero que lamentablemente está a la orden del día y por todas partes.

pero si están siempre mordiéndose y devorándose unos a otros, ¡tengan cuidado! Corren peligro de destruirse unos a otros. Gálatas 5:15 NTV

La comparación con un animal se queda corta en muchos casos y me pregunto cómo me estaré comportando, o a qué animal me estoy semejando, corriendo el riesgo que cada espécimen que se me ocurra resulte ofendido con la analogía. Me correré el riesgo de hacer la comparación y así analizar los rasgos conductuales de algunos que empaten con mis malos hábitos.

No seas como el mulo o el caballo, que no tienen entendimiento, que necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados».  Salmos 32:9 NTV

En la selva de la vida, cuando el corazón humano se aleja de Dios, es fácil adoptar instintos que nos alejan de la verdadera humanidad para la que fuimos creados. Algunos vivimos como lobos solitarios, desconfiando de todos, defendiendo su territorio a mordidas y huyendo de cualquier vínculo profundo. Otras veces nos deslizamos como serpientes, midiendo cada paso para su propio beneficio, calculando fríamente cómo obtener ventaja, aunque sea a costa del dolor ajeno. Hay oportunidad en que avanzo como burro testarudo, aferrado a su propia opinión, resistiendo cualquier dirección que no nazca de mi propio orgullo.

Esos falsos maestros son como animales irracionales que viven por instinto y nacen para ser atrapados y destruidos. Se burlan de lo que no entienden, e igual que animales serán destruidos. 2 Pedro 2:12 NTV

Pero en medio de ese zoológico de conductas, también está la oveja que reconoce la voz de su Pastor. No es que sea más fuerte ni más astuta, sino que confía y sigue, sabiendo que lejos del rebaño el peligro es mortal. La diferencia no está en la especie, sino en la sumisión a la mano que guía. Sin Cristo, el instinto animal gobierna; con Él, la naturaleza es transformada, y hasta lo más salvaje se convierte en mansedumbre, dirección y vida abundante.

Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad. Sin embargo, la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera. Santiago 3:16-17 NTV

Pasar de estar cómo perros y gatos, o revolcarnos en el lodo como cerdos y encontrar nuestra verdadera identidad en Cristo no está tan relacionado a la especie que mejor representamos, sino que o quien está en el trono de nuestro corazón: si Cristo no está allí, gobiernan los instintos —la ira, el orgullo, la envidia, el miedo— y eso nos hace capaces de actos impensables, como el de aquel conductor en la zona 14.

 El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es? Jeremías 17:9 NTV

Pero la Palabra de Dios no solo nos muestra los instintos que debemos evitar; también nos invita a aprender de la creación, donde aún los animales más pequeños reflejan principios del Reino. Justo esta mañana fuimos partícipes de una actividad donde se reunió un grupo considerable de persona, cada grupo pequeño hizo su parte y vimos la bendición que se derrama en el estar juntos y en armonía.

Anda, perezoso, fíjate en la hormiga; ¡observa sus caminos y adquiere sabiduría! No tiene jefe, ni capataz ni gobernador, y con todo, en el verano almacena provisiones; en la cosecha recoge alimentos. Proverbios 6:6-8 NTV

La hormiga nos enseña previsión y diligencia, trabajando silenciosamente en comunidad y preparándose para el futuro. El ciervo, con su sed desesperada, nos recuerda que nuestra alma no se sacia con nada en este mundo, sino con la presencia de Dios, ya que un alma separada de Dios es insaciable, no hay nada que llegue a satisfacer completamente, solo la presencia de Dios nos puede volver incorruptibles y convertirnos en una generación que no se doblega ante sus instintos destructivos.

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Salmo 42:1 RVR60

El águila nos muestra que la confianza en el Señor trae renovación y altura, permitiéndonos volar por encima de las tormentas que buscan hundirnos. Se dice que cuando el águila envejece, llega un momento en que su cuerpo ya no le permite volar con libertad: su pico se vuelve frágil, sus garras se desgastan y sus alas pierden fuerza. Entonces se aísla en lo alto de una montaña y pasa por un proceso doloroso de renovación: rompe su pico contra las rocas, deja caer sus garras viejas y deja crecer nuevas plumas en sus alas. Durante este tiempo de aislamiento y renovación, el águila parece vulnerable y débil, pero al final emerge transformada, más fuerte, más ágil y capaz de volar más alto que antes.

De la misma manera, Dios nos invita a someternos a un proceso de transformación en nuestra vida espiritual. Puede ser incómodo, incluso doloroso, alejarnos de viejas conductas, actitudes y hábitos que nos impiden crecer. Pero si confiamos en Él y permitimos que el Espíritu renueve nuestro corazón, nuestra mente y nuestras fuerzas, seremos capaces de “volar” por encima de las dificultades, los miedos y las tormentas de la vida, experimentando libertad, fortaleza y una nueva perspectiva de Su Reino.

…los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se fatigarán, caminarán y no se desmayarán. Isaías 40:31 NTV

Y la paloma, símbolo de sencillez y pureza, nos recuerda que nuestra vida debe ser guiada por el Espíritu Santo, que descendió sobre Jesús en forma de paloma al momento de Su bautismo: (Lucas 3:22a). Jesús también nos enseñó a ser mansos y sencillos de corazón, como palomas. Esta mansedumbre no es debilidad, sino una fuerza controlada, un carácter que refleja confianza y sumisión a Dios.

 

 Miren, los envío como ovejas en medio de lobos. Por lo tanto, sean astutos como serpientes e inofensivos como palomas. Mateo 10:16 NTV

Al vivir guiados por el Espíritu, nos asemejamos a ovejas que reconocen la voz de su Pastor. No tememos, porque sabemos que quien nos guía conoce cada sendero, cada amenaza y cada necesidad de su rebaño. Así como la paloma se mueve con delicadeza y pureza, nuestras vidas deben reflejar esa mansedumbre, sencillez y obediencia, confiando en que nuestro Pastor nos conduce hacia pastos seguros y aguas tranquilas.

El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. Salmos 23:1 NTV

Al final, no somos llamados a vivir por instinto, sino por relación. El Señor mismo se compara con una gallina que abre sus alas para cubrir a sus polluelos.

¡Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los que Dios le envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! Mateo 23:37 NTV

La verdadera “animalandia” no es un zoológico de instintos desbordados, sino un rebaño protegido por el Buen Pastor, un alma sedienta que corre a las aguas vivas, un pueblo que encuentra refugio bajo las alas del Altísimo. Allí, incluso las fieras más salvajes del corazón encuentran mansedumbre, descanso y nueva identidad en Cristo.

Si pudiera hablar todos los idiomas del mundo y de los ángeles pero no amara a los demás, yo solo sería un metal ruidoso o un címbalo que resuena. Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes secretos de Dios y contara con todo el conocimiento, y si tuviera una fe que me hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros, yo no sería nada. Si diera todo lo que tengo a los pobres y hasta sacrificara mi cuerpo, podría jactarme de eso; pero si no amara a los demás, no habría logrado nada. 1 Corintios 13:1-3 NTV

 

ORACIÓN:

Padre, solo tu amor puede transformarnos a tu imagen y semejanza, no queremos vivir por instintos y de manera reactiva, queremos imitarte y movernos por amor, según tu diseño original. Permítenos, mientras estemos en este mundo, llevar un pedazo de ti a donde quiera que vayamos, siendo cambiados desde adentro hasta reflejarte a ti. Amén.

Lily & Ray

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AMIGOS

Hay amigos que llevan a la ruina y hay amigos más fieles que un hermano. Proverbios 18:24 NVI



Hay amistades que se forman por afinidad natural, pero también hay amistades que rompen todo pronóstico.En la película Amigos intocables, un aristócrata tetrapléjico (Philippe) y un inmigrante de los suburbios con antecedentes penales (Driss) se encuentran en circunstancias poco probables. Sus mundos son opuestos, pero descubren que la verdadera amistad no depende de la similitud, sino de la capacidad de aceptar, cuidar y dejarse transformar por el otro. Al final, la pregunta no es quién necesita más ayuda, sino quién se atreve a amar con autenticidad.



En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano. Proverbios 17:17 NVI



Cuando pienso en amistad, mis primeros recuerdos no están en compañeros de escuela o vecinos, sino en mis hermanos de sangre. Con ellos aprendí el significado de la complicidad: juegos interminables, secretos guardados bajo llave, travesuras que nos unían en la aventura y en el castigo, y abrazos que sanaban rápido cualquier herida. También tuvimos broncas tremendas y nos causamos heridas, cómo la ocasión en que le rompí la naríz a mi Jaime (en paz descanse), con un fuerte escobazo que pretendía derribar un escarabajo esmeralda que ronroneaba en el patio trasero de casa.



Hoy, ya adultos, esa hermandad sigue viva. Con tres de ellos —Verónica, Javier y Juan Carlos— he tenido incluso la bendición de trabajar. No es común que la risa de la infancia se convierta en confianza laboral, pero así ha sido. Con ellos he comprobado que una amistad verdadera puede crecer y madurar con los años, sin perder la esencia. Nuestras imaginaciones volaron jugando la “Tierra de Gigantes”, los escondites, la perinola e historias de vaqueros montados sobre escobas que hacían las veces de equinos. Dieron paso a las agendas laborales y el apoyo que necesitamos, los unos de los otros, para salir adelante en los avatares de la vida.



Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Juan 15:13 NVI


Pero si alguna amistad he disfrutado en gran manera es la de aquel, más incondicional que ningún otro, si algo he visto en estos años es que Jesús es, por excelencia, el Amigo que rompe barreras. Después de conocerlo cómo salvador en el 2009. Él me buscó cuando yo también era un “intocable” por mis propios errores y orgullos, y me hizo parte de su círculo más cercano. Ese mismo Jesús que comió con publicanos y pecadores (Mateo 9:10-12), tocó leprosos que nadie quería tocar (Marcos 1:40-42), defendió a los rechazados y dio dignidad a los olvidados.


»Al amigo que sufre no se le niega la lealtad, aunque se haya apartado del temor al Todopoderoso. Job 6:14 NVI


En 2011 comencé a trabajar en un proyecto llamado Pesca Milagrosa, que buscaba sacar de las calles, la indigencia y las adicciones a personas marginadas, fue mi primer encuentro con lo más profundo de la miseria y el dolor, luego en  2019, Dios me llevó a un nuevo tipo de amistad, inesperada y profundamente transformadora: dirigir el programa de 12 pasos Celebremos la Vida, en la región norte de la ciudad de Guatemala.



Allí he conocido a personas que muchos llamarían “parias de la sociedad”: adictos en recuperación, personas con un pasado delictivo, víctimas y victimarios de abusos, gente rota por el rechazo, el dolor o la culpa. Personas que, como Driss y Philippe, cargan marcas visibles o invisibles que las excluye del círculo de “lo aceptable”. Otros con heridas y traumas menos evidentes, y con tendencias y malos hábitos, igualmente destructivos, codependientes, iracundos, ególatras, adúlteros y pornógrafos; ansiosos, depresivos y amargados (entre otros), más parecidos a mi de lo que hubiera imaginado.



Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Este es un glotón y un borracho, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores”. Pero la sabiduría queda demostrada por sus hechos». Mateo 11:19 NVI



Y, sin embargo, en ese espacio he descubierto una verdad hermosa: cuando Jesús es el centro, las etiquetas se caen, las apariencias dejan de importar, y las historias rotas se convierten en testimonios vivos de redención. En Celebremos la Vida he visto cómo Él se acerca a cada uno, sin asco, sin miedo, sin prejuicio, y cómo su amistad sana lo que parecía imposible.



Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. Juan 15:14-15 NVI


La amistad verdadera requiere presencia, verdad y sacrificio.Amigos de verdad no siempre piensan igual, pero siempre caminan juntos. Jesús lo dijo claro (Juan 15:14). Él nos amó primero, y nos invita a amar de la misma manera: acogiendo al que el mundo rechaza, siendo leales en la prueba y dispuestos a dar nuestra vida si es necesario. Porque, al final, no hay nada más poderoso que ser —y tener— amigos intocables en Cristo.


La película Amigos intocables nos recuerda que las diferencias pueden ser un puente, no un muro. Mis hermanos me enseñaron que la amistad se alimenta con tiempo y lealtad. Celebremos la Vida me ha mostrado que todos, de alguna manera, necesitamos ser “acogidos” y “cuidar” a otros. Y Jesús me ha enseñado que la verdadera amistad implica sacrificio y presencia.


Si he sido objeto de un amor tan grande, debo preguntarme si aún estoy dispuesto a dejar entrar en mi vida a personas muy diferentes a mí, y si soy capaz de ver más allá de la apariencia y el pasado. Además, debo tener claro si vivo una amistad con Jesús que transforma cómo trato a los demás, es decir soy congruente en lo que digo y práctico.


Nosotros amamos porque él nos amó primero. Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano.1 Juan 4:19-21 NVI


ORACIÓN:

Jesús, qué regalo tan grande es tu amistad: no fingida, no superficial, sino profunda y honesta. Tú nos haces sentir aceptados, amados y abrazados, pero también nos hablas con claridad, sin doblez y sin rodeos. Ayúdame a cultivar tu amistad cada día y a extenderla a todo aquel que la necesite. Enséñame a mostrarme amigo, presentándote a Ti, el mejor de los amigos. Amén.


Lily & Ray


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LA MONTAÑA QUE NO SE ACABA

 LA MONTAÑA QUE NO SE ACABA



Señor , sé que tus ordenanzas son justas; me disciplinaste porque lo necesitaba.  Salmos 119:75 NTV



Cuando era niño, a la edad de 7, nuestros padres nos llevaron a vivir a una nueva ciudad, casualmente llamada Villa Nueva. La casa tenía un patio trasero donde había una montañita de tierra al fondo  y dos estratos de un trabajo de nivelación inconcluso. A los ojos de un niño, era una protuberancia sin sentido. Pero para mi papá, era el origen de una tarea que se volvió parte de nuestra infancia: sacar tierra de ese montículo con botes pequeños y llevarla a la calle de enfrente.



La calle era de terracería, y cuando llovía se formaban canales por donde corría el agua. Mi papá nos mandaba con diligencia casi militar a llevar tierra una y otra vez. Nunca entendimos para qué. Hacíamos chistes entre nosotros, lo tomábamos como un juego absurdo… pero lo hacíamos. Pasaron los años, y nunca vimos que se acabara la tierra, al menos yo no lo recuerdo.



«Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos —dice el Señor —. Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Isaías 55:8 NTV



También nos llevaba a largas caminatas. Caminábamos —lo que a nosotros nos parecían horas— para visitar una finca de la tía Julia o para llegar a casa de nuestros padrinos. Muchas veces el bus cubría solo parte del trayecto, y el resto lo hacíamos a pie, bordeando la carretera. Era divertido ver a la familia entera como nómadas, refugiándonos bajo la sombra de los árboles de jocote y disfrutando sus frutos. A veces era monótono, otras veces cansado.



No entendíamos por qué mi papá disfrutaba tanto esas caminatas interminables y esa tarea que parecía más una terapia ocupacional para entretener a la prole de grandes proporciones que poseía. Sin darnos cuenta ese hábito se desarrolló en nosotros y en periodos de vacación escolar, nos dábamos a la tarea de explorar los territorios adyacentes, hasta llegar a municipios aledaños, siendo uno de nuestros destinos favoritos el lago de Amatitlán, al cual accedimos por muchas rutas distintas.



Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella. Hebreos 12:11 NTV






Años después, sin darme cuenta, yo mismo comencé a repetir algunas de esas prácticas. Recuerdo subir del parque Las Ninfas hasta el parque Naciones Unidas por el “Filón” —una subida pesada— cargando a mi hijo Emanuel como bebé, mientras las dos niñas mayores y algunos sobrinos caminaban conmigo. Yo pensaba que solo estaba compartiendo con ellos, pero algo más profundo estaba pasando. Un consciente colectivo que nos ayudaba a alcanzar nuestras metas juntos, sin dejar a nadie atrás.



Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán. Proverbios 22:6 NTV



En noviembre del 2004, mis dos hijas mayores Sindy y Pamela, junto a un grupo de entusiastas amigos, subieron un pequeño volcán, que en su cráter tiene una laguna, llamada “Ipala”. Reportaron el final de su ascenso con un video vía wathsapp, dónde se les veía, en medio de la bruma,  sumergirse en las frías aguas del lugar, acompañado de un texto que decía “Mi papá no crió patojas débiles”.



Hace unos días, hablaba con un amigo que estuvo en una actividad en la montaña. Me contaba entre lágrimas cómo allí descubrió partes de sí mismo que no conocía y una faceta de Dios que nunca había visto. Al terminar la llamada, me quebré. Comencé a llorar como hace mucho no lo hacía. Una revelación vino a mi vida y me transportó por aquellos tiempos acarreando los montones de tierra en una tarea sin sentido.



Fue como si Dios abriera un cajón escondido de mi alma. Recordé la montaña de tierra, las caminatas, la exigencia sin explicación, y me di cuenta de algo: aunque yo ya había perdonado a mi padre por muchas cosas —su alcoholismo, su ausencia en momentos clave— nunca había entendido, ni sanado, esta parte específica. Y en el fondo, quizás le guardaba resentimiento por ello.



Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra. Salmo 119:67 RVR1960



Esa tarde hice las paces de verdad con mi papá. Agradecí. Lloré. Acepté. Porque entendí que esas actividades sin sentido no eran castigos ni caprichos. Eran herramientas. Dios, incluso en la debilidad de mi papá, estaba formando algo en mí.Gracias a esas “inútiles” caminatas, pude en una ocasión caminar más de 30 kilómetros desde la ciudad de Guatemala hasta Amatitlán, sin un centavo en el bolsillo, solo para ver a mis hijos. Otras veces lo hice en bicicleta, sin quejarme aunque si fui víctima de unos calambre descomunal, que me hicieron pausa, pero no detenerme.. Porque ya había sido entrenado en lo invisible.



porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada. Santiago 1:3-4 NTV



Hoy entiendo que muchas veces Dios nos hace pasar por procesos que no comprendemos. Tareas que parecen inútiles, que cansan, que no tienen explicación inmediata. Pero la obediencia —incluso sin sentido aparente— produce frutos eternos. Como cuando tuve que hacer mi inventario moral, escribir mi historia y escudriñar lo más profundo de mi corazón. Encontré acuerdos inconscientes, fortalezas mentales que levanté como mecanismos de defensa, o como formas rebeldes de desafiar al Creador. No con palabras, sino con actitudes. Reclamando, quizá, por cómo gobierna el universo.



Jesús le respondió: —Ahora no lo entiendes, pero algún día lo entenderás. Juan 13:7 NTV



Todos, en algún momento, sacamos tierra de una montaña que no se acaba. Tal vez estamos caminando en medio del polvo, sin saber adónde lleva todo esto. Pero no es en vano. Lo que hoy parece sin propósito, mañana será tu testimonio. Lo que ahora te cansa, mañana te sostendrá. Lo que hoy parece absurdo, Dios lo convertirá en fuerza, carácter y fe. Y si aún no te ha tocado, Él —quien comenzó la buena obra en ti— sabrá cómo revelarte esa faceta de tu vida que quedó inconclusa o que aún necesita ser formada.



Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. Romanos 8:28 NTV



ORACIÓN:

Dios, tú formas carácter en lo que no entendemos. Todo aquel que desee seguirte, en algún momento, vivirá la obediencia sin sentido: esa que nace como fruto de confiar en tu amor, tu sabiduría y tu carácter.Gracias por el papá que tuve, y gracias por el maravilloso Padre que eres. No desperdicias ninguna experiencia. Eres capaz de convertir la maldición en bendición. Gracias por tu cuidado y paciencia al darle forma a mi vida. Amén.


Lily & Ray


CAMBIOS NECESARIOS

Todo tiene su momento oportuno; hay tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: Eclesiastés 3:1 NVI


La sinuosidad de la carretera, estrecha pero poblada a sus costados de una densa vegetación, la frescura del aire que silba al chocar contra los cascos y la expectación de visitar un lugar que aún no conocemos, hacen subir los niveles de adrenalina en nuestros, ya no tan jóvenes, cuerpos. El regazo tibio de mi amada que se agazapa contra mi dorso la ha convertido en mi mejor pasajera para viajar en motocicleta.


El disfrute del periplo, que tiene como objetivo celebrar nuestro octavo aniversario de nupcias, va más allá del mero paseo. Estar de acuerdo, juntos y en armonía es lo más placentero, y añade una sensación de bienestar y felicidad que va aumentando con el pasar de los años. Pero es interrumpido por un pensamiento furtivo que atraviesa como flecha: ¿hasta cuándo podremos vivir este tipo de aventuras? Porque, siendo honestos, mis posaderas se agotan con mayor rapidez y no sé hasta cuándo tendré la capacidad física de dominar un vehículo de dos ruedas.


Somos uno de esos matrimonios llamados “de segunda oportunidad”, por tanto no experimentamos en nuestras vidas el amor de juventud. Ambos teníamos un bagaje de experiencias previas y la madurez para presupuestar algunas de las etapas que viviríamos juntos, tales como ver despegar académica, económica y físicamente a nuestros hijos. Ya tuvimos la dicha de ver casarse a una de nuestras princesas y la experiencia de vivir en casa con el nido vacío.


Pero los cambios hormonales que estamos experimentando no los habíamos contemplado, y a decir verdad, nos sorprendieron un poco. No pretendemos procrear un hijo en común, pero que el fin de la etapa reproductiva se concrete no deja de generar cambios que pueden sorprendernos, incomodarnos y hasta afectar nuestra cotidianidad de una manera, si no radical, sí marcada y evidente. Será necesario hacer ajustes de toda índole en nuestras dinámicas matrimoniales e incluso económicas.


Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 2 Corintios 4:16-17 NVI



Para evitar la frustración, debemos enfrentar esta etapa con esperanza y como una oportunidad que abre nuevas posibilidades de entendimiento y disfrute para nuestras vidas. Las temidas menopausia y andropausia generan una cantidad de cambios físicos con los que debemos lidiar de manera correcta, y son síntomas que nos recuerdan que todos vamos a envejecer. Paralelo a ello hay una madurez espiritual que va en crecimiento.


Esto genera otra incógnita: ¿será que por dentro me estoy renovando y convirtiendo en una persona más madura y sabia? O, como me lo expresó mi hermano Javier cuando cumplí mis cincuenta: “¿Estás más viejo y más sabio, o solo más viejo?” Buena pregunta, que encuentra su respuesta rápidamente cuando nos involucramos en actividades físicas (sin preparación previa), creyendo que nuestro cuerpo responderá como en nuestra juventud y luego pagamos las consecuencias con lesiones que dejan un mensaje claro de falta de sabiduría y de conciencia del añejamiento.


«Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados. Isaías 43:18-19 NVI



Aunque hay ciertas etapas que ya no volverán (como la fertilidad o la juventud), Dios sigue produciendo algo nuevo y bello, o al menos ese es su deseo para nosotros. La belleza de un espíritu apacible y la empatía para entender a quienes están lidiando con cosas que ya hemos superado, o al menos atravesado, deberían ser frutos espirituales de los cuales la humanidad que nos rodea debería poder disfrutar. El aferrarnos a tiempos pasados generará desilusión y lucha por volver atrás y querer algo que inevitablemente se ha ido.



Se reviste de fuerza y dignidad y afronta segura el porvenir. Proverbios 31:25 NVI



Envejecer con dignidad es aceptar y vivir las etapas como se van sucediendo. Aunque físicamente nuestra fuerza merme, hay un vigor que nos provee seguridad para afrontar el futuro, el cual incluye la muerte o separación de este mundo y de las personas que amamos. Nos permitirá vivir un día a la vez y disfrutar cada momento que se nos brinda, liberándonos de la queja y con una gratitud renovada por los años acumulados. Haciendo un recuento de las pérdidas y ganancias, donde el balance general siempre mostrará un superávit de cosas buenas.



Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cómo es la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2 NVI



Así que, será menester enfatizar la necesidad de intencionalidad para cambiar de mentalidad y una apertura a la transformación, incluso cuando no lo habíamos presupuestado. Lo cual nos irá preparando para nuestro encuentro con lo eterno. Si mantenemos nuestros pensamientos enfocados en lo temporal, así actuaremos; pero si abrimos nuestro pensamiento a la eternidad, nuestra vida se librará de la mezquindad de una vida temporal y obraremos con generosidad y libertad.



Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17 NVI



Aún recuerdo la noche que me rendí a ser el gerente general de mi vida y le di permisos y acceso a Jesús en todas las áreas de mi vida. Ahí comenzó ese cambio profundo que sigue vigente hoy, incluso en medio de los desafíos. De haberme aferrado a mi forma, el sufrimiento y el dolor me hubieran estancado y destruido. Sumado a eso, ocho años después, se me da la oportunidad del matrimonio al lado de una mujer increíble. Ambas fechas marcaron una disposición a seguir cambiando y apuntar a una meta mayor, pues nada es un fin en sí, todos son medios para continuar en mi proceso de transformación a la mente y figura de Cristo.



De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, cada uno trate a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes. 

1 Pedro 3:7 NVI



Tanto la menopausia como la andropausia pueden ser una oportunidad para crecer en comprensión y compasión. Reflexionar sobre nuestros roles de esposos en esta etapa no presupuestada, hacer los ajustes y cambios necesarios sin perder el enfoque y destino final al que nos dirigimos, con esperanza en la fidelidad de Dios, quien no cambia, incluso cuando nosotros pasamos por profundas transformaciones físicas y emocionales. Él permanece inmutable, anhelando el día de reencuentro total con sus hijos e hijas.



Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré. Isaías 46:4 NVI


ORACIÓN:

Señor, gracias por los cambios que permites en nuestra vida, incluso aquellos que no presupuestamos y que generan cierta incomodidad. Danos sabiduría para abrazarlos con fe, empatía para acompañar a quienes los atraviesan, y fortaleza para honrarte en cada estación. Que el paso de los años no sea motivo de queja, sino de gratitud. Renueva en nosotros un espíritu firme, y guíanos con tu mano fiel hacia lo eterno, buscando tu presencia cada día de nuestras vidas, sin fingimiento y con nuestro corazón abierto a los cambios que sean necesarios.



Lily & Ray


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¡AY DE MÍ!

Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».  Isaías 6:5 NVI 

 

Preferí caminar en lugar de tomar el autobús. Aunque no estaba exhausto, mis pies se sentían de plomo, mi mirada se perdía y el desconsuelo de haber arruinado todo lo edificado me pesaba. El cielo encapotado reflejaba mi mente nublada, y el amargo sabor de haber desperdiciado la oportunidad que se me había brindado era como tragar una onza de veneno en un solo trago. Las preguntas caían como torrente implacable, exigiendo respuestas ante mi bancarrota espiritual. Una vez más, en el banquillo de los acusados. 

 

Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo: «Por fin han llegado la salvación y el poder, el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. Pues el acusador de nuestros hermanos —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche— ha sido lanzado a la tierra. Apocalipsis 12:10 NTV 

 

“¿En qué momento dejé de amar a Dios?”, me preguntaba. “¿Cómo pude fallarle?”, me recriminaba. “¿De verdad tienes una relación con Él?”, me cuestionaba. Al observarlo a la distancia, hoy puedo responder sin temor que jamás dejé de amarlo. Que mi amor por Él sigue siendo profundo y genuino. Y fue precisamente esa la razón por la que mi caída fue tan estrepitosa y desgarradora, como nada que haya vivido antes. No tenía explicación… hasta que, mientras cenaba pan tostado con jalea, lo entendí: me faltó temor de Dios, reverencia ante su presencia y el asombro sagrado de vivir delante de un Dios santo. 

 

Odien lo malo y amen lo bueno; conviertan sus tribunales en verdaderas cortes de justicia. Quizás el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales todavía tenga compasión del remanente de su pueblo. Amós 5:15 NTV 

 

Comencé a hacer una lista mental de historias reales de hombres y mujeres que proclamaron abiertamente el mensaje de Dios, de forma pública y global. Sus nombres llegaron a asociarse directamente con el de Jesús, por lo cual sus fracasos tuvieron una repercusión tan amplia —o incluso mayor— que sus logros para el Reino. En su caída, arrastraron consigo a un número considerable de creyentes, decepcionados por el proceder oculto y la doble vida de sus líderes. 


Luego fui testigo de otro suceso importante en el cielo. Vi a un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada cabeza. Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas en el cielo y las arrojó a la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se paró delante de ella, listo para devorar al bebé en cuanto naciera. Apocalipsis 12:3-4 NTV 

 

Mi caída tampoco estuvo exenta de consecuencias. La primera herida la sufrió quien hoy es mi amada esposa, sus hijas y mis propios hijos. No podía mirarlos a los ojos, y la fama de hipócritas que con frecuencia cargamos los hijos de Dios resonaba como un eco interminable dentro de mí. Lo más doloroso no era haber manchado mi nombre —pues mi historial previo a conocer a Cristo ya tenía suficientes credenciales para entender mi tropiezo—, sino que estaba deshonrando el nombre santo de Dios mismo y dando argumentos a quienes dudan de su existencia para no dar el paso de fe. Exactamente lo opuesto a lo que alguna vez anhelé con tanto fervor. 

 

Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por quienes lo oyeron hablar? Hebreos 2:3 NTV 

 

Salir de ese abismo tomó tiempo, procesos, y sólo la infinita misericordia de un Dios inmenso pudo rescatarme de esa caída que estuvo a punto de quebrar la relación más íntima, cercana, genuina y santa que he tenido. Y de nuevo la pregunta: ¿me faltó amor? No. Me faltó temor. Porque el amor es como aquella dulce jalea: exquisita, deseable, siempre quiero más. Pero el temor es el conservante que evita que se corrompa. 

 

El temor del Señor es la base de la sabiduría. Conocer al Santo da por resultado el buen juicio.  Proverbios 9:10 NTV 

 

¿Qué me ayuda a permanecer fiel a mi esposa? En primer lugar, que fallarle implicaría también fallarle a Dios, incluso antes que a ella. Además, revelaría una total falta de respeto hacia ambos. Luego, está el deseo de conservar la intimidad profunda que mantengo en ambas relaciones. Él es mi amigo, confidente y dueño de mi corazón; ella, mi compañera, confidente y señora de mi afecto. No quiero perder esos vínculos, al contrario, anhelo crecer en el conocimiento de ambos. Temo perder esas relaciones. 

 

Sirvan al Señor con temor reverente; con temblor ríndale alabanza. Salmo 2:11 NBV 


El temor reverente a Dios es una mezcla profunda de respeto, admiración, asombro y reconocimiento de su poder y majestad. La intimidad sin reverencia es peligrosa. No se trata de un miedo que paraliza, sino del reconocimiento de su santidad y autoridad. Este temor implica reverencia, obediencia y adoración, conscientes de su grandeza. El amor sin respeto conduce a la traición. El temor es el preservante del amor. 

 

Temer a la gente es una trampa peligrosa, pero confiar en el Señor significa seguridad. Proverbios 29:25 

 

Obedecemos aquello que respetamos. Cuando temo más al qué dirán, a la presión social, o incluso a mis propios sentimientos, emociones e ideas, estoy mostrando reverencia a mí mismo por encima de Dios. Entonces, obedeceré lo que yo mismo me dicte, y eso se convierte en un lazo que me atrapa o me hace tropezar. Ni siquiera el amor propio me protegerá; más bien me llevará a claudicar. 

 

Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —Señor, por favor, aléjate de mí; soy un hombre tan pecador. Sus compañeros, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, también estaban asombrados. Jesús respondió a Simón: —¡No tengas miedo! ¡De ahora en adelante, pescarás personas! Lucas 5:8,10 NTV 

 

Mi amor por Jesús crece cada día. Cuanto más lo conozco, más me asombro y agradezco que Él es un Dios de oportunidades infinitas, que no desprecia un corazón quebrantado y contrito, y que puede sacar propósito incluso de nuestros errores. Él tomó mi miseria y la transformó en un llamado a restaurar vidas. Me concedió el regalo de un matrimonio que camina en la misma dirección, y que después de ocho años, se fortalece, preservando el amor con el temor de Dios. 

 

Tú no deseas sacrificios; de lo contrario, te ofrecería uno. Tampoco quieres una ofrenda quemada. El sacrificio que sí deseas es un espíritu quebrantado; tú no rechazarás un corazón arrepentido y quebrantado, oh Dios. Salmos 51:16-17 NTV 

 

ORACIÓN: 

¡Ay de mí! El Dios santo, creador del universo, se ha acercado a mí. Debería ser consumido, pero tu anhelo es tener intimidad conmigo. No permitas que pierda la capacidad de asombro y que, con reverencia, viva cada día delante de tu presencia. Quiero conocerte más y darte a conocer. Que tu amor me acerque a ti y que el respeto me mantenga alejado del mal, para ser testigo de tu pureza, ternura y justicia. Amén. 

 

Lily & Ray 

 

https://www.youtube.com/watch?v=qZ0JZakhtaI&list=RDqZ0JZakhtaI&start_radio=1 


INESTABLE

Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace. Santiago 1:6-8 NVI 

 

Imagina estar en el corazón de una planta nuclear de uranio. A tu alrededor, todo parece controlado: luces parpadeantes, monitores digitales, protocolos estrictos, personas con trajes blindados que se mueven con precisión quirúrgica. Pero en el centro de todo, oculto tras muros reforzados y capas de seguridad, yace un núcleo inestable… una sustancia volátil que puede liberar una energía inmensa o desatar una tragedia. 

 

El uranio enriquecido no es en sí un enemigo, pero es impredecible. Basta una pequeña alteración en la presión, una falla en el sistema de enfriamiento, una grieta en el reactor… y la estabilidad se desvanece. En segundos, lo que era fuente de energía se transforma en amenaza. No hay lugar para el error. No hay margen para la distracción. El riesgo está siempre presente, aunque a veces se oculte bajo la rutina de lo cotidiano. 

 

El aire se siente denso, como si supiera que todo depende de un equilibrio frágil. Un temblor, una falla humana, una decisión fuera de protocolo… y lo incontrolable se libera. Como seres humanos, también vivimos en un equilibrio precario, una fragilidad de la que somos poco conscientes. La inestabilidad puede surgir en el momento menos pensado: una ingesta inadecuada, un paso descuidado en terreno poco conocido, negligencia en el cuidado personal o la repentina inflamación del apéndice. 

 

Y qué decir de los factores emocionales, que pueden ser igualmente volátiles. La neurociencia utiliza una metáfora para describir un fenómeno emocional muy fuerte: el “secuestro de la amígdala”. En este estado, la parte del cerebro llamada amígdala toma el control, bloqueando temporalmente la capacidad de pensar con claridad y llevándonos a tomar decisiones que luego lamentamos, ocasionadas por la dificultad para escuchar, razonar o resolver problemas en el momento, provocando reacciones desproporcionadas. 

 

Jesús continuó: «Seguramente ustedes me van a citar el proverbio: “¡Médico, cúrate a ti mismo! Haz aquí en tu tierra lo que hemos oído que hiciste en Capernaúm”. Lucas 4:23 NVI 

 

Recientemente, un dolor en la parte alta y posterior del calcáneo me impedía caminar con normalidad. Así desperté la mañana del domingo, pero no le presté demasiada atención. De todas formas, una de las cosas que hago todos los días —además de instruir, enseñar y promover el método de ejercicios conocido como Pilates— es investigar y practicar stretching y fisioterapia. Lo he aprendido de manera autodidacta, leyendo, viendo videos y estudiando con los recursos que tengo al alcance.  

 

Con todo esto he obtenido buenos resultados, me ha permitido trabajar durante los últimos 15 años en este ámbito, incluso me atrevo a diagnosticar y el cuadro más atinado sería tendinitis aquílea de inserción (inflamación en la parte donde el tendón de Aquiles se une al hueso del talón), aunque esta última bien puede coexistir con bursitis retrocalcánea, ya que ambas estructuras están muy próximas. 

 

 El punto es que, aunque se trate de un área pequeña comparada con el resto del cuerpo, su mal funcionamiento produce una inestabilidad tal que roza lo inútil: me imposibilitó tanto, que tuve que bajar las gradas de mi casa gateando… y en reversa. Hasta el momento en que escribo, nada he podido hacer para mejorar mi condición, he tratado con las técnicas que conozco, pero sin éxito, he orado a Dios, pero los conocimientos compiten por tener la supremacía y hacen que mi fe fluctue. 

 

Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo? Jeremías 17:9 NVI 

 

La imagen de la planta nuclear, tan extrema y delicada, nos recuerda que a veces el corazón humano se parece mucho a ese reactor: lleno de fuerzas internas, emociones, heridas y decisiones mal canalizadas. Todo parece en orden desde fuera, pero dentro… hay una tensión que no se puede ignorar. La fe es absorbida por los hechos, y a duras penas podemos pedir. Dudamos, fluctuamos, y nos volvemos inestables. 

 

«Yo, el Señor , sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras».  Jeremías 17:10 NVI 

 

¿Qué ocurre cuando vivimos así, con el alma al borde del colapso, sosteniéndonos apenas con nuestras propias fuerzas? ¿Qué hace Dios con nuestras zonas —y nuestra fe— inestables? Está claro que Él nos conoce profunda e íntimamente; sabe de nuestra fragilidad. Como se dice popularmente: “sabe de qué pata cojeamos” (y en este caso, literalmente). Pero eso no lo amedrenta. 

 

Él conoce de qué hemos sido formados; recuerda que somos polvo. El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo: Salmo 103:14-15 NVI 

 

Pero aquí es donde el mensaje del Evangelio brilla con más fuerza: Dios no necesita estabilidad para obrar. No está esperando que seamos perfectos, consistentes o fuertes. De hecho, Él se especializa en intervenir justo en nuestro punto más débil. No para dejarnos ahí, sino para sostenernos, restaurarnos y formar en nosotros una fe más firme, una confianza más profunda. 

 

La inestabilidad no lo aleja. Lo atrae. El Señor no huye del caos interior; entra en él como el Príncipe de Paz. Él no se asusta por nuestras crisis emocionales, nuestros diagnósticos médicos ni nuestras dudas existenciales. Nos encuentra ahí. Y nos sana ahí. Tampoco le sorprenden las guerras y amenazas nucleares en el mundo, está anuente, dispuesto a escuchar nuestro clamor para invitarlo a intervenir. 

 

pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente presumiré más bien de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. 2 corintios 12:9 NVI 

 

Tal vez  te sientes como ese reactor al borde: intentando sostener tu mundo con protocolos, rutina y apariencias de control. Pero por dentro sabes que algo tambalea. Es tiempo de permitirle al Espíritu Santo entrar al núcleo, no para juzgarte, sino para estabilizarte desde adentro. Su presencia no solo enfría la crisis, sino que transforma la debilidad en testimonio. 

 

»Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Mateo 7:24-25 NVI 

 

No temas reconocer tus puntos frágiles. No huyas de tu humanidad. Entrégala. Porque lo que para el mundo es un defecto, para Dios es una oportunidad para mostrar Su gracia. Él puede convertir nuestra culpa, vergüenza o miseria, en un llamado, propósito o ministerio. Hay un mundo convulsionado, que sufre, necesitado y como hijos de Dios estamos llamados a dar respuestas un mundo convulsionado y sediento de verdad, buscando respuestas que solo Dios puede dar. Nuestra mayor fortaleza puede ser nuestra debilidad, puesta sobre la roca firme. 

 

 

TENDINITIS AQUILEA

La historia de Aquiles, relatada en la Ilíada y otras fuentes antiguas, cuenta que su madre, Tetis, intentó hacerlo invulnerable sumergiéndolo en las aguas del río Estigia. Pero lo sostuvo por el talón, y esa pequeña zona —no sumergida— quedó sin protección. Años más tarde, durante la guerra de Troya, una flecha lanzada por Paris alcanzó precisamente ese lugar, y fue mortal. Así, el “talón de Aquiles” se convirtió en una expresión universal para describir el punto débil, oculto o inadvertido, que todos tenemos... incluso los más fuertes.


El malestar que comenzó el domingo por la mañana se agudizó la tarde del martes. Entonces bajé el orgullo y llamé a mi amigo Jorge, quien me recetó un cóctel de tres medicamentos. Aún debí hacerme más vulnerable cuando, acostado en decúbito prono (boca abajo), quedé a expensas de las virtudes de mi amada Ileana, quien aplicó la dosis inyectándome en el cuadrante superior externo… del lugar donde la espalda cambia de nombre.


He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:6 RVR


A la mañana siguiente asistí a una cita con Alfredo, otro amigo que se dedica a la terapia neuromuscular. Ahí me pinchó en múltiples ocasiones en el gemelo externo de mi pierna izquierda, hasta que todos los puntos gatillo fueron liberando la contractura, y así recuperé de nuevo la movilidad. Necesité humildad para pedir ayuda: primero a Dios, y luego a quienes fueron sus instrumentos. Esta vez, Dios me trajo sanidad con medicina, evitando así que se rasgara mi talón de Aquiles.


Todos también comieron el mismo alimento espiritual y tomaron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo. 1 Corintios 10:3-4 NVI 


Y si hoy te sientes inestable, déjate encontrar por Aquel que nunca cambia. No necesitas estar fuerte para acercarte. Solo disponible. Cristo es la Roca que no se mueve. 

 

ORACIÓN: 

Señor, tú conoces cada rincón de nuestro corazón. Aun lo que intento ocultar conscientemente, como también lo que me es desconocido. Entra en mis zonas inestables, mis áreas débiles, aquellas de las que no me siento orgulloso. Restaura mi alma para que encuentre descanso en ti. Y haz de mi debilidad una plataforma para tu poder y tu gloria. Tú eres mi escondite, torre fuerte y roca. Eres tú mi gran amor. Amén. 

 

Lily & Ray 


https://www.youtube.com/watch?v=cKr27Bs_v8Y&list=RDcKr27Bs_v8Y&start_radio=1