CAMINO SEGURO

El Espíritu del Señor y Dios está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar libertad a los cautivos y la liberación de los prisioneros Isaías 61:1 NVI

 

La cancioncita (jingle) era pegajosa y daba esperanza después de vivir muchos años bajo dictaduras militares. Invitaba a creer que había una forma de hacer las cosas para Guatemala: “Sí, hay un camino”, recitaba en su coro. Se habían convocado elecciones generales después de muchos años, y la vuelta a la democracia abrigaba una esperanza para un pueblo que no encontraba unidad por ninguna parte. La multilingüe y pluricultural Guatemala tarareaba la melodía que contenía promesas difíciles de cumplir. 

 

Ese año tuve uno de mis mejores desempeños académicos, los cuales quedaron obnubilados y no registrados en mis notas finales, ya que fuimos promovidos, a causa de las elecciones, por decreto. Así comencé a vivir la democracia cuando apenas alcanzaba los 12 años. Ese camino no resultó ni para el país ni para mi familia, que comenzó a experimentar una hecatombe que terminaría por destruirla. Unos años más tarde, cuando era apenas un adolescente, viví una de las crisis más grandes de mi vida: la desintegración de nuestra familia. Éramos muchos hermanos, y como suele pasar en historias de abandono, pobreza y caos emocional, cada uno tomó un rumbo distinto, o se lo tomaron. La mayoría se fue con mi madre; yo me quedé con mi padre. 

 

Tres de mis hermanos menores desaparecieron un día sin dejar rastro. El silencio que dejaron en casa se volvió grito. Nadie sabía con certeza dónde estaban, y esa ausencia dolía más que la certeza de cualquier noticia trágica. No fue hasta tiempo después que los localicé en Casa Alianza, una institución que acoge a niños en situación de calle o vulnerabilidad extrema. Allí pasaron el resto de su infancia, hasta cumplir la mayoría de edad. 

 

Y si alguien pregunta: “¿Por qué tienes esas heridas en las manos?”, él responderá: “Son las heridas que me hicieron en casa de mis amigos”. Zacarías 13:6 NVI

 

Mi hermano Javier —el segundo varón, después de mí— fue quizás el más marcado por aquella experiencia. Pero, en vez de endurecer su corazón, se volvió un puente para otros. Años más tarde, decidió trabajar como educador en organizaciones similares, y una de ellas fue Camino Seguro, un proyecto que ofrece educación y apoyo integral a niños que viven en condiciones de extrema pobreza en los alrededores del basurero de la Ciudad de Guatemala. 

 

Según Wikipedia, la organización Camino Seguro (Safe Passage) es una ONG fundada en 1999 por Hanley Denning, una educadora estadounidense que, al conocer las condiciones de vida de las familias que trabajan en el vertedero de la Ciudad de Guatemala, decidió iniciar un programa educativo para brindar esperanza y oportunidades a los niños de esta comunidad. 

 

El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.Salmo 34:18 NVI

 

Camino Seguro se centra en proporcionar educación integral a niños y jóvenes que viven en condiciones de extrema pobreza en las zonas 3 y 7 de la Ciudad de Guatemala. Su enfoque incluye un modelo de aprendizaje holístico, servicios de salud y bienestar, y desarrollo de habilidades sociales y para la vida. Actualmente atiende a más de 500 estudiantes y llega a 3,000 miembros de la comunidad con programas transformadores. 

 

¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Mateo 16:26 NVI

 

A pesar de su impacto positivo, es importante reconocer que incluso las iniciativas más bien intencionadas pueden enfrentar desafíos. En algunos casos, organizaciones benéficas han sido criticadas por desviarse de sus objetivos originales o por prácticas que no reflejan los valores que promueven. Esto subraya la necesidad de una supervisión constante y una rendición de cuentas transparente en todas las instituciones que buscan servir a comunidades vulnerables. 

 

—Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Juan 14:6 NVI

 

 

En este contexto, es esencial recordar que, aunque los programas de ayuda pueden ofrecer apoyo significativo, Jesús es el único camino verdaderamente seguro. Esto nos recuerda que, sin una conexión genuina con Cristo, incluso las mejores iniciativas humanas pueden quedarse cortas. Además, debemos estar atentos a cómo se utiliza el nombre de Jesús en diversas instituciones. Es fundamental que las organizaciones que se identifican como cristianas reflejen auténticamente los valores de Cristo en sus acciones y estructuras. Cuando esto no ocurre, no solo se pierde la esencia del mensaje cristiano, sino que también se corre el riesgo de desacreditar el nombre de Cristo ante la sociedad. 

 

Pero tú ves la maldad y la aflicción, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas se encomiendan a ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. Salmo 10:14 NVI

 

En resumen, mientras celebramos y apoyamos los esfuerzos de organizaciones como Camino Seguro, también debemos mantener una perspectiva crítica y centrada en Cristo, asegurándonos de que nuestras acciones, y las de las instituciones que respaldamos, estén alineadas con los principios del Evangelio. 

 

En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano. Proverbios 17:17 NVI

 

Recuerdo lo orgulloso que me sentí al ver a Javier convertido en un adulto que no solo sobrevivió a la tormenta, sino que usó sus cicatrices como brújula para guiar a otros. Y, sin embargo, por más loables que sean estos programas —y lo son—, con los años aprendí una verdad profunda: ninguna institución, por muy noble que sea, puede ofrecer el verdadero "camino seguro". 


Dios da un hogar a los desamparados y dicha a los cautivos que libera; pero los rebeldes habitarán en el desierto.Salmo 68:6 NVI

 

Los programas pueden alimentar, educar, inspirar. Pero solo Jesús puede sanar el corazón, transformar la identidad y dar una esperanza eterna. Él no solo cuida a los niños que otros descartan. Él los adopta. Los llama por nombre. Los restaura. 

 

También he sido testigo —y lo digo con tristeza— de cómo algunas de estas instituciones, aunque nacieron con una buena visión, pierden el rumbo. Algunas terminan siendo medios para que unos pocos se enriquezcan, usando incluso el nombre de Jesús como estandarte, pero sin reflejar su carácter. Esto no solo es triste, es peligroso. Porque se vitupera el nombre santo de Cristo y se desilusiona a los más frágiles. 

 

Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, y uno de ustedes le dice: “Vaya en paz; abríguese y coma hasta saciarse”, pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta. Santiago 2:15-17 NVI

 

Hoy, agradezco por cada obra humana que intenta aliviar el sufrimiento. Pero mi esperanza no está en ninguna de ellas. Mi esperanza está en el único que nunca cambia, que nunca manipula, que nunca se beneficia a costa del vulnerable: Jesús. Él sigue siendo el único Camino Seguro. 

 

Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Juan 13:13-15 NVI 

 

ORACIÓN: 

Jesús, tú nos das un destino, propósito y la ruta correcta. Eres la resurrección y la vida eterna. Podría ganar el mundo y todo lo que contiene, pero si no te tengo a ti, me pierdo de lo mejor. Eres nuestra herencia y porción; fuera de ti, nada nos importa. Te amamos y clamamos por más instituciones que, con honestidad y transparencia, pongan la fe por obras ayudando al que lo necesita, sin privarlos de lo mejor, que eres tú. Haznos instrumentos que coadyuvemos en todas las áreas de nuestra sociedad, impactándola con tus principios y amor. Amén. 

 

Lily & Ray 


https://www.youtube.com/watch?v=Z3KqXRIdAYk

 

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