Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. Apocalipsis 3:16 NVI
Me encanta la gastronomía y disfruto probar nuevos platillos
a donde quiera que vaya. Soñaba con tener un programa donde viajara por el
mundo degustando la cocina de cada cultura. Sin embargo, hay experiencias
culinarias que simplemente no puedo disfrutar, algunos alimentos fermentados o
con texturas inesperadas, aromas exóticos, o simplemente asquerosos. Los huevos
tibios son un ejemplo de ello.
Recuerdo la primera vez que los probé en un pequeño tazón,
acompañados de galletas de soda. Mientras movía el contenido viscoso con el
cubierto, pequeños fragmentos grumosos aparecían, flotando en la mezcla
gelatinosa. Los entretuve por un rato, indeciso, preguntándome si debía
probarlos. Respiré profundo, tratando de reunir el valor para llevarme un
bocado a la boca. Finalmente, presioné la sustancia entre el cielo de la boca y
la lengua, intentando engullir, pero fue nauseabundo. Simplemente, no pude
tragarlo.
Para algunos, los huevos tibios son un manjar; para otros,
un vomitivo. A lo largo de mi vida, he descubierto que esta misma división
existe en otros aspectos. Lo que para algunos es deseable y apetecible, para
otros es incomprensible y desagradable. ¡Y no solo sucede con la comida! La
tibieza de carácter, la ambigüedad que pretende complacer a más de uno o muchos,
la indecisión de no tomar partido en un asunto, esperando ver como se mueven
las cosas por temor a salir perjudicado.
Los que desprecian a los pecadores descarados, y honran a
quienes siguen fielmente al Señor y mantienen su palabra aunque salgan
perjudicados. Salmos 15:4 NTV
Cuando leo Apocalipsis 3:16, no puedo evitar recordar esta
experiencia. En este pasaje, el Señor le habla a la iglesia de Laodicea,
reprendiéndolos por su tibieza espiritual. No eran fríos ni calientes; eran
indecisos, cómodos en su mediocridad, satisfechos con una fe superficial. Dios
dice que esta actitud le resulta repulsiva, como algo imposible de tragar.
¿Podría ser que, así como los huevos tibios me causan náuseas, también nuestra
tibieza espiritual cause rechazo en Dios?
Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a
uno y amará al otro o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no
pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas. Mateo 6:24 NVI
En palabras de Jesús, no hay lugar para la indiferencia en
el reino de Dios. No podemos vivir con un pie en el mundo y otro en el
evangelio, sin tomar una decisión clara de a quién serviremos. Y es que la diferencia
puede ser muy sutil y poco perceptible. Nos puede parecer que servimos a Dios y
su causa, pero terminamos buscando reconocimiento, popularidad y hasta riquezas.
Puede inclusive que estemos tratando de agradar personas y descuidando las
cosas esenciales que Dios nos encomendó hacer, como padres, hijos, hermanos o
ciudadanos de este mundo.
Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su
padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera haberte dado es corbán” (es
decir, ofrenda dedicada a Dios). Y en ese caso, ustedes ya no le permiten hacer
nada por su padre ni por su madre. Así, por la tradición que se transmiten
entre ustedes, anulan la palabra de Dios. Y hacen muchas cosas parecidas. Marcos
7:11-13 NVI
Timothy Keller en su libro “Dioses Falsos: Las huecas
promesas del dinero, el sexo y el poder” profundiza sobre la idolatría moderna,
donde más que imágenes o esculturas, adoramos algo o alguien que absorbe más la
atención y la imaginación que Dios, o depositamos nuestra confianza en estos
mismos ítems. La tibieza no solo es desagradable para Dios, sino que también
nos mantiene estancados, sin avanzar ni retroceder, viviendo una fe a medias
que no tiene impacto ni en nuestra vida ni en la de los demás.
Elías se presentó ante el pueblo y dijo: —¿Hasta cuándo
van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero
si es Baal, síganlo a él. El pueblo no dijo una sola palabra. 1 Reyes 18:21 NVI
En la vida cristiana, la pasión y la entrega completa son
fundamentales. Romanos 12:11 es una invitación para acercarse a Dios de una
manera radical. El fervor al que se refiere el apóstol Pablo no es un
sentimiento efímero, sino una actitud constante de entrega, convicción y deseo
de seguir a Cristo con todo el corazón. No podemos conformarnos con una fe
tibia, porque esta nos hace vulnerables al engaño y a la distracción del mundo.
Busquen el bien y no el mal, y vivirán; y así estará con
ustedes el Señor Dios de los Ejércitos, tal como ustedes lo afirman. ¡Odien el
mal y amen el bien! Establezcan la justicia en los tribunales; tal vez así el Señor,
el Dios de los Ejércitos, tenga compasión del remanente de José. Amós 5:14-15
NVI
Cuando pienso en los huevos tibios, recuerdo la incomodidad
que sentí al intentar comerlos. Me pregunto si Dios siente lo mismo cuando ve
corazones divididos, cristianos que no terminan de decidirse por Él. Dios no
quiere creyentes inconstantes, sino seguidores decididos y firmes en su fe. Me
siento desafiado a examinar mi corazón. ¿Estoy viviendo una vida de fe
apasionada, o simplemente manteniéndome cómodo en la tibieza espiritual?
Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es
como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento.
Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e
inconstante en todo lo que hace. Santiago 1:6-8 NVI
ORACIÓN:
Señor, examina mi corazón y muéstrame si hay áreas donde me
he vuelto tibio en mi fe. Ayúdame a vivir con pasión por Ti, a no ser indeciso
ni dividido, sino a servirte con todo mi corazón. Que mi vida sea agradable a
Ti, como un fuego encendido y no como algo insípido e inservible. Por tu gran
amor, no me dejes vivir engañado y ayúdame a mostrarle la senda a otros y rindiéndome
a ti, el único Dios verdadero. Amén.
Ray & Lily
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