'Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, pero no apresurarse para hablar ni para enojarse; pues el enojo de una persona no produce la vida justa que Dios quiere.' Santiago 1:19-20 NVI
Es una
mañana típica del fin de año, está muy fresco y la luz del sol amanece un poco
más tarde, retardando el calor y forzándome a usar un poco más de abrigo en el viaje
con rumbo al trabajo. Aunque el clima de la temporada marca temperaturas bajas,
la incorporación a la ruta principal tiene un ambiente totalmente antagónico,
pues los ánimos de los automovilistas están caldeados. Debo hacer un esfuerzo consciente
para no ser absorbido por la corriente.
Nadie
quiere ceder ni un milímetro y las encrucijadas de calles se vuelven caóticas,
tal cual nudo ciego que hay que desenmarañar. No tengo opción y debo acercarme
al atolladero, aunque quisiera ser teletransportado directo al otro lado. Dos
motociclistas, uno al lado del otro, intercambian palabras que van subiendo de
tono hasta que un puñetazo hace tambalear la cabeza de uno de los pilotos.
'Como el
que toma un perro por las orejas, así es el que pasa y se entremete en
contienda que no es suya.' Proverbios 26:17 LBLA
No alcanzo
a escuchar ni entender la causa del conflicto, un poco atónito y confundido observo
la escena a unos metros de distancia. Me saca de mi estupor el suabe empujón
que comienza a ejercer un automóvil detrás de mí, literalmente me está
arrastrando para obligarme a avanzar. Como puedo, busco un espacio para colarme
entre la intrincada aglomeración de vehículos de todo tipo. Respiro profundo y
con alivio avanzo a un espacio menos congestionado. Aunque use una ruta más
larga, evitaré los lugares más conflictivos.
El enojo y
la irritabilidad están a flor de piel en nuestra sociedad. La razón por la que
estas emociones son tan frecuentes es porque son una respuesta al estrés. La
pérdida de control y de predictibilidad, o la preocupación por no poder
satisfacer las necesidades básicas, las expectativas defraudadas por un cambio
de gobierno son factores que pueden contribuir a la emoción del enojo. Otras veces,
los sentimientos de tristeza y ansiedad son drenadas por medio de la ira.
'pero a
Caín y su ofrenda no miró con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se
demudó. Entonces el Señor dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha
demudado tu semblante? Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien,
el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo.' Génesis
4:5-7 LBLA
La idea generalizada
de que se nos robó algo, (tal cual los Angry Birds), de que fuimos estafados,
defraudados o engañados. La sensación de estar viviendo por debajo del estándar
y tener menos oportunidades o posibilidades que otros, nos hace estallar en ira
a la menor provocación. ¿Por qué estamos tan enojados? ¿Por qué somos tan
proclives a la ira? ¿Estamos conscientes de que es pecado?
'Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al
diablo.' Efesios 4:26-27 LBLA
Controlar
la ira no es cosa fácil, máximo cuando se ha arraigado en nuestra vida y se ha
convertido en un combustible que nos hace funcionar o que consigue que pasen
las cosas como yo quiero. Finalmente, esa es una de las claves, las situaciones
que se salen de mi control son en la mayoría de los casos las que más me
irritan. Estoy en el centro del universo y de alguna forma tengo la idea que el
mundo sería mejor si todos pensarán como yo. El egoísmo le da una oportunidad
al diablo. Cuando ejerzo dominio propio sobre el enojo, le quito la oportunidad
de entrar en acción.
Los
necios dan rienda suelta a su enojo, pero los sabios calladamente lo controlan.
Proverbios 29:11 NTV
Hacer una
pausa y salirme de la situación para analizar cómo me veo sería genial, pero en
el fragor del momento es muy difícil. Será una decisión tomada con antelación.
Sabiendo que me voy a exponer a situaciones complicadas, debo haber
presupuestado las mismas y tener un plan para enfrentarlas utilizando el
consejo bíblico y así obrar según la justicia de Dios.
'pues la
ira del hombre no obra la justicia de Dios.' Santiago 1:20 LBLA
Cómo lo
sugiere Santiago (1:19-20) el enojo impide que escuchemos a los demás, es por
tal razón que nos dice que debemos escuchar antes que hablar y enojarnos. Cómo
hijos de Dios debemos imitarlo en su carácter y dado que Él es lento para
enojarse; nos escucha y nos da la oportunidad de ofrecer una explicación (Números
14:18). De igual manera, nosotros debemos ser lentos para amargarnos, reflejando
su carácter y cosechando el buen fruto que cultivará en nuestras vidas.
'Mas el
fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.' Gálatas 5:22-23
LBLA
Es verdad
que no podemos eliminar las emociones; pero sí podemos dominarlas, con ayuda
del Espíritu Santo, y no dejar que gobiernen nuestras vidas. Si nos dejamos
guiar por principios y la compañía del Espíritu, le quitaremos espacio a los
sentimientos del momento, entonces seremos liderados por el Señor y estaremos viviendo
como nuevas criaturas que han dejado atrás la vida de pecado.
Ustedes
mismos se comportaban así antes de conocer a Cristo. Pero ahora tienen que
dejar también todo esto: no se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no
ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes, ni se mientan unos a otros, porque
ustedes ya han dejado la vida de pecado. Colosenses 3:7-9 TLA
ORACION
Jesús,
vivimos en un mundo enojado, tú mejor que nadie lo sabe, lo experimentaste en
carne propia. Aún así fuiste manso y humilde de corazón. Enséñanos a ser como
tu y ser instrumentos de tu paz por donde quiera que vayamos. Necesitamos tu
gracia para ejercer el dominio propio en cada situación, pero sobre todo
reflejar tu carácter para que el mundo te pueda conocer por medio de nuestro
comportamiento. Amén.
Ray &
Lily
https://www.youtube.com/watch?v=FwMqGEKKl3A
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