'Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.' Hechos 4:20 NVI
Mi nombre es Raymundo
Domingo Rosales Ortiz, tengo 50 años. Mis nombres los heredé de mi abuelo
paterno y de mi padre, respectivamente, lo cual fue una de mis luchas en la
búsqueda de mi propia identidad. No quería ser ni mi abuelo ni mi papá, además
de todas las burlas para las que se prestaban mis nombres.
Nací en una
familia ensamblada, tanto mi madre cómo mi padre (30 años mayor que ella)
venían de sendos fracasos matrimoniales, ambos tenían un deseo profundo de
formar un hogar estable (de lo cual carecieron). Fui el primer hijo varón de su
prole, la cual llegó a sumar 11. Comenzaron esa aventura en una pequeña
habitación en un vecindario de la zona 8 de la ciudad de Guatemala, donde
vivimos hasta que cumplí 7 años y nos mudamos a una pequeña casa en la
población cercana llamada Villa Nueva. Aunque no era una vivienda propia, se
convirtió en el epicentro de nuestras vidas y años felices de infancia, donde
las carencias eran paliadas por los profundos lazos que teníamos. Mi padre
trabajaba duro, pero tenía pocas expectativas y corta visión para nuestro
futuro, su alcoholismo de fin de semana provocaba una marcada incertidumbre que
se fue acentuando con el pasar de los años, misma que erosionaba las únicas
cosas buenas que teníamos. Mientras crecía la familia, las necesidades también,
así mismo los conflictos. Esta situación
empujó a mi madre a salir para buscar más recursos que ayudaran a sustentar las
crecientes penurias alimenticias. Apoyaba en los gastos de casa con lo que se
ganaba, lavando, planchando y cocinando en casas. Había un poco de más
recursos, pero también problemas y peleas que, paulatinamente, se fueron
tornando más violentas. Ahí surgió mi primer gran acuerdo con el enemigo, “No
seré como ellos, voy a tener mis hijos y los voy a criar yo solo, uno es
suficiente si tiene el amor y compromiso”.
Durante toda mi
infancia fui un estudiante brillante, hasta llegar al 3º básico, donde la
escasez apremiaba. Mi padre se jubiló y la ínfima cuota mensual que le fue
asignada no cubría ni los gastos mínimos, fue ese mi más terrible año escolar,
fracasé rotundamente y al finalizar el ciclo, papá me puso frente a una gran
disyuntiva: —¿O estudias tú, o estudian tus hermanos? No alcanza para todos—
dijo con firmeza. Siendo el mayor de los varones, pesaba una responsabilidad
sobre mis hombros y mientras cumplía 15 años, tomé lo que sería mi primer
empleo formal, en un taller electromecánico, donde, dicho sea de paso, no
llenaba las expectativas por mi frágil condición física y pequeña estatura.
'Y si alguien
pregunta: “¿Por qué tienes esas heridas en las manos?”, él responderá: “Son las
heridas que me hicieron en casa de mis amigos”. ' Zacarías 13:6 NVI
Dos cosas
dramáticas ocurrieron en ese fatídico año. La primera fue que mi madre se
involucró en una relación con un compañero de su trabajo, quedando embarazada,
lo cual terminó por destruir los pedazos que permanecían en pie, de lo que
fuera hasta ese momento mi baluarte más preciado, “La Familia”. Mamá salió de
casa con la mayoría de los hermanos, yo me quedé con mi padre, quien constituía
un ídolo en mi vida. Mientras tanto, mis compañeros de trabajo me enseñaron a
vivir en un mundo que solo veía a distancia, burdeles, cantinas, prostíbulos,
acompañado del consumo de tabaco, alcohol y drogas me abrieron los ojos a otra
oscura realidad. Mis hermanos varones (Jorge, Juan Carlos y Jaime) huyeron de
casa de mi madre y se refugiaron en una institución que ayudaba a niños de la
calle (Casa Alianza). Mi padre dejó de llegar a casa, de dónde luego fui echado
por una persona que había llegado para resguardar la propiedad.
'pues por
falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido. » Puesto que rechazaste el
conocimiento, yo también te rechazo como mi sacerdote. Ya que te olvidaste de
la Ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos. ' Oseas 4:6 NVI
Mi conocimiento
de Dios se limitaba a los rituales aprendidos en la iglesia tradicional
guatemalteca, dónde a la edad de 12 años hice la llamada primera comunión y
participé del coro dominical. Aunque aprendí de la existencia de Dios, lo
sentía tan distante e indiferente a las situaciones prácticas de la vida, por
lo que comencé a considerarlo cómo un mito, para luego dejar de creer. Así fue cómo entré al mundillo de las artes
en Guatemala, lo cual ayudó a fortalecer mi nueva forma de pensar. Con tan solo
16 años se me comenzaron a abrir puertas en la galería de arte del Patronato de
Bellas Artes, gracias a la mediación de una amiga de mi hermana mayor, quien un
par de años más tarde se convertiría en la madre de mis 3 primeros hijos
(Sindy, Pamela y Emanuel). Ella, 10 años mayor que yo, me sugirió que
lleváramos la relación en secreto, con aras de conservar nuestros trabajos, lo
cual fue muy conveniente para mi persona, pero que marcó el inicio de una
existencia plagada de mentiras, llevando una doble vida. Literalmente pasaba
los días siendo uno y las noches otro, tal cual el personaje de Fiona en la
película de Shrek.
Los tres
embarazos de mis hijos fueron traumáticos y crearon gran conflicto a mi
existencia, sumado al peso de llevar esa doble vida. Mis hijos no tenían idea
del otro mundo en que convivía, traté de tener una imagen delante de ellos,
tanto así que nunca me vieron beber o fumar.
El circulo se repetía y las carencias económicas me obligaron a buscar
otro trabajo por las noches en un restaurante, todo era doble y siguió rodando
en esa dirección cuando me enrolé en una relación de dónde más adelante nacería
mi 4ª hija. Rompí una familia (lo que tanto odié) y comencé otra a base de
mentiras y engaños, trataba de construir felicidad sobre infelicidad, repetía
los círculos viciosos de mis ancestros y lo hacía aún peor. En este punto ya
todos sabían de mi forma de vida. Las cargas aumentaron y los conflictos también,
andaba de un lugar a otro, de un hogar a otro, arrastrando a mis hijos conmigo,
desgastando nuestras vidas, física y emocionalmente. Me mantenían en pie los
halagos que recibía por mi lucha cómo padre, cómo esposo era un verdadero
fracaso, nunca entendí ni me comprometí con ese papel, mi batalla se centraba
en mi primer gran acuerdo con el enemigo, “No seré como ellos (mis padres) voy
a tener mis hijos y los voy a criar yo solo, uno es suficiente si tiene el amor
y compromiso”.
'Hay un
camino que al hombre le parece recto, pero acaba por ser camino de muerte.
Hasta de reírse duele el corazón y hay alegrías que acaban en tristezas. '
Proverbios 14:12-13 NVI
Dos trabajos y
dos familias hacían insostenible la existencia, pero la orgullosa resiliencia
que desarrollé no me dejaba claudicar y una solapada pero enorme arrogancia me
sostenía en mi rol de jugar a ser Dios, queriendo llevar la vida a mi modo y
sustentado en mi propia inteligencia.
Además de una codependencia de medidas colosales que se había enraizado,
viviendo la vida de todos y tratando de rescatar a todo el mundo, ayudaba a mis
sobrinos e intervenía en las crisis de abusos en incestos familiares con mis
hermanos menores. Trataba de ganar mi redención con buenas obras, comprando
casa para mi madre y ayudando a otros para tener aprobación y lavar mi
conciencia de toda la culpabilidad y vergüenza de mi forma de vivir.
'Y el Señor
le dijo: «Sal fuera y quédate de pie ante mí, sobre la montaña.» En aquel
momento pasó el Señor, y un viento fuerte y poderoso desgajó la montaña y
partió las rocas ante el Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después
del viento hubo un terremoto; pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. Y
tras el terremoto hubo un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Pero
después del fuego se oyó un sonido suave y delicado. ' 1 Reyes 19:11-12 DHH
Como era de
esperarse mi segunda relación fracasó, me fui de casa al ser descubierto de mis
coqueteos con una chica que conocí en el nuevo trabajo cómo instructor de
pilates. Ya había dejado el restaurante y mi nula inteligencia emocional me
llevaba a escapar nuevamente. Viví en casa de un amigo, rodeado de imágenes
grotescas de arte, epitelios reproductores masculinos cómo esculturas, estatuas
de sátiros, blasfemias de Cristo y una enorme biblioteca de dónde nutrí mis
conocimientos de arte, pero que no saciaron mi sed por la verdad. En medio de
esos anaqueles, perdida entre tanta filosofía y conocimiento, me encontré con
una versión Dios habla Hoy de la biblia, me hizo recordar el nuevo testamento
que leí a mis 15 años cuando me quedé solo en mi casa de Villa Nueva. Ahí
comenzó el camino de retorno, leyendo el pasaje de Elías (1 Reyes 19:11-12 DHH)
hasta ahí me duró la soberbia de no creer en Dios, misma que inculqué a mis
hijos. Toqué fondo, me rendí, entregué
todas mis armas, argumentos y pedí una oportunidad de volver a mi padre. Mi
ilusa forma de pensar me hizo imaginar que todo sería mágico y rápido. Pero la
esperanza que recibí me introdujo en un proceso que lleva ya 14 años.
'Los lazos de
la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. Los lazos
del sepulcro me enredaron; las redes de la muerte me atraparon. En mi angustia
invoqué al Señor; clamé a mi Dios por ayuda. Él me escuchó desde su Templo; ¡mi
clamor llegó a sus oídos! ' Salmo 18:4-6 NVI
Mi conversión me
llevó a intentar recuperar la relación con la madre de mi hija Paula (La
menor), la arraigada codependencia se disfrazaba de piedad e hice todo tipo de
cosas, incluyendo perseguirlas hasta Turquía, a donde llevé a Paula para
reunirla con su progenitora. Solo me sostuvo el tener a Jesús en mi corazón.
Deseos de suicidio se mezclaban cual mortífero cóctel con la culpa y la
vergüenza, me embriagué con la copa de la frustración que minó toda autoestima
y el dolor de otros hijos que esperaban el retorno de su padre. —Valgo más
muerto que vivo: — me dije a mi mismo.
Una pequeña biblia con pasta de cuero y un reproductor de música con
tres alabanzas que se repetían día tras día, fueron mi sostén.
'Los lavaré
con agua pura, los limpiaré de todas sus impurezas, los purificaré del contacto
con sus ídolos; pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré
de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil. '
Ezequiel 36:25-26 DHH
Regresar a
Guatemala parecía inverosímil, había perdido mi vuelo de regreso y tomé la
oportunidad que mi hermano Javier me brindó de pasar 3 meses en su casa en
Bremen, Alemania. Procesos es la palabra clave en esta temporada,
renunciar a todo lo vivido y creído, renovar mi entendimiento fue un trabajo
intenso que Jesús se tomó muy personalmente, cada día aprendía a escuchar la
voz de Dios y a reconocer el problema más grande que afectaba mi vida,
“Codependencia”, esta era la raíz de la que se sustentaban todos los otros
males que se habían arraigado en mi persona. Soltar fue una de las cosas más
difíciles, soltar lo que creía y quien creía que era. Después de muchos
intentos y búsqueda de oportunidades de trabajo, una tarde me encuentro con la
sorpresa de que mi hermano y mi cuñada Imke, había comprado un boleto de vuelta
a Guatemala. La promesa que Dios me había hecho unos meses atrás de devolverme
a mi tierra natal y edificar desde ahí lo que Él había planeado, a pesar de mis
excusas, pretextos y dudas, comenzaba a cumplirse, no sin dificultades. Cumplir
lo que le prometí a Dios hacer, significó ignorar las lágrimas de mi hija,
quien pedía con llanto mi regreso a Turquía, recuerdo la lucha que significó y
las argumentaciones que sostenían mi querella frente a Dios, hasta que me hizo
comprender el enorme riesgo que significó que Jesús viviera en forma de hombre,
puso toda nuestra esperanza en Él y si fallaba todo se iría por la borda. Yo lo
tenía a Él y un historial de victorias, incluyendo la que blandió sobre la
muerte con la resurrección de Jesús.
'«¿Dónde está,
oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?». El aguijón de la
muerte es el pecado y el poder del pecado es la Ley. ¡Pero gracias a Dios que
nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! ' 1 Corintios
15:55-57 NVI
Varios años
caminando y sirviendo a Dios me llevaron a un ministerio llamado “Pesca
Milagrosa” que apoyaba a personas con problemas de alcohol y drogas, para
sacarlos de la indigencia y mostrarles un camino más excelente en Dios. Eran
pocos los que lograban salir, aun así, trabajé con tesón y fue ahí donde conocí
a mi esposa Ileana, no pensaba que hubiera alguien que tuviera el corazón de
servicio y amor que descubrí en ella, juntos trabajamos con ahínco, pero
teníamos algo más que el ministerio en común, la lucha con la codependencia.
Este defecto, trabajado someramente, se magnificó al estar juntos y en medio de
muchas cosas buenas tomamos malas decisiones, una de ellas tener relaciones
sexuales prematrimoniales. Esto trajo de nuevo a nuestras amigas en común,
culpa y vergüenza, con las que lidiamos por medio de disciplinas eclesiásticas
y que pareció encontrar su fin el día que nos casamos, pero que tuvo alcances
posteriores, llegando a tocar a nuestra generación, puntualmente a mi hijo
Emanuel y las dos niñas de mi amada, Saraí y Abigail. Como familia necesitamos
y buscamos ayuda y al no encontrarla salimos de esa congregación, lo cual nos
llevó a encontrarnos con la iglesia en que actualmente militamos y con el
programa “Celebremos la Vida”.
'Ustedes
mismos son nuestra carta, escrita en nuestro corazón, conocida y leída por
todos. Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros,
escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de
piedra, sino en tablas de carne, en los corazones. ' 2 Corintios 3:2-3 NVI
Este programa
aglutinaba de manera ordenada y sistemática, cada proceso que había transitado
en mi vida a partir de Cristo. Fue maravilloso encontrar un lugar donde se
practicaban los valores que Jesús me había mostrado: Ser una carta abierta
(Honestidad) rindiendo cuantas y haciéndome acompañar de un grupo de hombres
para ser cada día mejor (mentores y compañeros de responsabilidad), de los
cuales conservo dos amistades profundas que me acompañan hasta el día de hoy.
'pero él me
dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad».
Por lo tanto, gustosamente presumiré más bien de mis debilidades, para que
permanezca sobre mí el poder de Cristo. ' 2 Corintios 12:9 NVI
Mostrar mi debilidad
para que se manifestase el poder de Dios (vulnerabilidad), me hizo sentir
acompañado y me enseñó a luchar contra el perfeccionismo que aún amenazaba con
descalificarme. Pero de las 8 decisiones sanadoras que se practican en el
programa, me marco la número 7 que dice textualmente “Reservo un tiempo diario
con Dios para una auto evaluación, lectura de la Biblia y oración, para conocer
a Dios y Su voluntad para mi vida y obtener el poder para cumplirla.” Esta
resume todo mi caminar con Cristo, abriéndolo al conocimiento de otros,
exponiendo mi pasado y de esa forma sanar mi corazón en las áreas más
profundas.
Los tiempos con
Dios sugeridos en cada lección de Celebremos La vida, mismos que luego exponía
en los grupos de compartimiento trajeron libertad a mi vida de una manera mucho
más abundante de lo que había podido imaginar. Ahí, hablé de mi hipocresía, de
encuentros homosexuales, masturbación, consumo de drogas, de la forma en que
robé en instituciones en las que trabajé, mis dolores, fracasos, frustraciones,
de mi falta de integridad sexual y la normalización que se había afincado en mi
mente. Practicando la decisión 7 comencé un devocional sobre libertad de la
pornografía, lo cual no parecía un problema grave en mi vida, ahí descubrí que
Jesús no solo me libró de mi sucio pasado, también de un destino horrendo, pues
de haber seguido con mi estilo de vida me hubiera convertido en un pedófilo.
Esto me confrontó en gran manera, pues tenía en el camino a mis propias hijas. Jesús
me dio un futuro lleno de esperanza y me libró de la muerte.
'Así que,
¡gracias a Dios!, quien nos ha hecho sus cautivos y siempre nos lleva en
triunfo en el desfile victorioso de Cristo. Ahora nos usa para difundir el
conocimiento de Cristo por todas partes como un fragante perfume. ' 2 Corintios
2:14 NTV
Actualmente,
junto a mi esposa, lideramos una de las reuniones presenciales de Celebremos la
Vida, acompañados de un grupo de increíbles personas, aprendiendo a ser más
honestos, vulnerables y reciclando el dolor por medio de llevar el mensaje de
Jesús a otros que lo necesitan. Dios va ganando batalla tras batalla en
nosotros, permitiéndonos restaurar relaciones y mejorar las que ya tenemos con
nuestros padres, hermanos e hijos. Tuve el privilegio de presentar a Jesús a mi
madre y recientemente celebramos el matrimonio de nuestra hija Pamela, lo cual
es un avance significativo en la sanidad extensiva que Jesús va generando. Es
hermoso cómo Dios va cumpliendo sus promesas mientras nos mantenemos firmes en
él, sabiendo que la libertad no es un evento sino un proceso continuo, hasta
que nos encontremos con Él.
'Dichosos los
de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. ' Mateo 5:8 NVI
Hoy vivo la
nueva identidad que Dios me dio, soy hijo, también amado y lo complazco. Sumado
a esa gran verdad, descubrí que estaba predestinado a servirle pues mis nombres
tienen significados profundos: “Raymundo”, protegido por el consejo divino y “Domingo”,
apartado para el Señor, denotan una marca de Dios para mi vida, la identidad de
la cual huía, me alcanzó y me dio sentido y propósito. Por su gracias, ahora,
soy lo que soy.
'Pero por la
gracia de Dios soy lo que soy y la gracia que él me concedió no se quedó sin
fruto. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo,
sino la gracia de Dios que está conmigo. ' 1 Corintios 15:10 NVI
ORACIÓN:
Padre, entre
estas líneas se encuentran muchas más historias de tu gracia y perdón en mi
vida, también de tu gloria y favor, te ruego que nuestro corazón no deje de
latir por ti y que nuestras vidas sigan siendo útiles para mostrar tu bondad.
En ti están todas las respuestas y solo en ti has salvación. Te amamos y con
gratitud deseamos seguir hablando al mundo de lo que has hecho en nuestras
vidas. Amén.
Ray & Lily
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