'Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?' Mateo 16:25-26 NVI
La oscuridad
inunda todo el pequeño espacio y sobre su mente se cierne una más profunda. Se
truena los dedos de las manos, uno a uno y de manera constante y repetitiva. La
noción del tiempo se ha perdido y los cuestionamientos se abalanzan sobre su
perturbada cabeza, la cual tiene un precio para algunos. Además de oscuro, el
lugar es fétido y frío. Se frota los ojos con las manos y su debilitada
condición física también hace presión y aumenta la incomodidad del momento.
Piensa en su compañero
de juegos de la infancia, compartieron tantas cosas juntos y había una certeza
sobre su identidad y propósito. Ahora, en este momento, nada es claro y en su
encarcelamiento, las posibilidades de muerte son más probables que nunca. No le
teme, nunca lo hizo, pero lo mata la incertidumbre de saber si su primo es aquel
a quien tanto se ha esperado. Se muerde el labio inferior mientras un
escalofrío recorre todo su cuerpo.
las mazmorras de
la fortaleza Maqueronte, emplazada en las montañas, cerca del mar Muerto, son un
lugar inhóspito, pero está acostumbrado a ello, ya que el desierto constituyó
su hogar, en la desolación, el silencio, la escasez de nutrientes y de agua, en
la soledad, ahí se forjó su carácter resiliente, se acostumbró a sufrir todo
tipo de inclemencias. La adversidad puede convertirse en la mejor aliada para
construir un hombre de carácter fuerte.
'La ropa de
Juan estaba hecha de pelo de camello. Llevaba puesto un cinturón de cuero y
comía langostas y miel silvestre.' Marcos 1:6 NVI
La comida es
mala, pero los banquetes nunca han sido lo suyo, aprendió a tener una dieta
balanceada de carbohidratos y fructosa de la miel silvestre, su fuente de proteínas
la conseguía de las langostas del desierto. Ni pan, ni vino, pues fue
consagrado como nazareo por un voto especial de sus padres, lo cual lo reservaba
para una obra especial, un curso de vida que comprendía la abnegación. No temía
a nada, ni al déspota gobernante que lo tiene cautivo, al cual le ha hecho
saber sus verdades cara a cara.
‘Pues Juan el
Bautista no pasaba el tiempo comiendo pan y bebiendo vino, y ustedes dicen: ¡Está
poseído por un demonio!’ Lucas 7:33-34 NTV
Pero hay una pregunta
que amenaza con destruir todo lo que ha hecho hasta el momento, de su respuesta
depende el permanecer en pie o derrumbarse completamente. Toda su fe, toda su
fortaleza, mensaje y lucha se pueden ir por la cloaca. Haber vivido así,
encaminar todos sus esfuerzos hasta este punto, por una causa que simplemente no
era. Su carne trémula, por la humedad de su recinto, hace eco al trepidar de su
espíritu. Todo pende de un hilo, vida y propósito, pero tendrá sentido y habrá valido
la pena si la respuesta es sí.
'Cuando se
acercaron a Jesús, ellos le dijeron: —Juan el Bautista nos ha enviado a
preguntarte: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. ' Lucas
7:20 NVI
La respuesta no
fue clara, o al menos no la esperada, venía en forma retórica y demandaba un
análisis de los hechos, un esfuerzo extra de su debilitado ser y su atribulada
cabeza, la que pronto sería separada de su cuerpo. La oscura mazmorra se llenó
de luz al comprenderlo todo, con los ojos cerrados percibió la tibieza de un
abrazo fraternal que eliminó la gelidez de aquel lugar, la fetidez fue
desplazada por el perfume de una vida ofrendada con propósito y se dijo a sí
mismo: —Todo ha valido la pena, mi vida tuvo sentido y la he encontrado.
'Cuando se
fueron los enviados, Jesús comenzó a hablarle a la multitud acerca de Juan:
«¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Si no, ¿qué
salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que
se visten ostentosamente y llevan una vida de lujo están en los palacios
reales. Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que
profeta. Este es de quien está escrito: »“Yo estoy por enviar a mi mensajero
delante de ti, el cual preparará tu camino”. Les digo que entre los mortales no
ha habido nadie más grande que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de
Dios es más grande que él».' Lucas 7:24-28 NVI
Cuantas veces me
he encontrado en la encrucijada de Juan el Bautista y cuanto he aprendido de su
vida para encontrar mi verdadera identidad y propósito, pero más que una
respuesta clara de quién soy, Jesús me hizo una serie de cuestionamientos para
saber quien no soy, al tener estás respuestas pude encontrar con asombro un panorama
mucho más claro y significado a las pequeñas grandes cosas que me tocan hacer
dentro del reino de Dios.
'Este es el
testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas
a preguntarle quién era. No se negó a declararlo, sino que confesó con
franqueza: —Yo no soy el Cristo.' Juan 1:19-20 NVI
La respuesta de
Juan, al ser indagado si acaso era el Cristo, me enseñó que no soy Dios, que no
me hice a mi mismo y que cada vez que he jugado a usurpar ese lugar, queriendo
ser el gerente general de mi vida, me doy contra la cara y creo un desorden,
tal cual el personaje de la película “Todopoderoso”. Está claro que tenemos una
vista parcial del panorama y solo Dios puede ser Dios.
'—¿Quién eres
entonces? —le preguntaron—. ¿Acaso eres Elías? —No lo soy. —¿Eres el profeta?
—No lo soy.' Juan 1:21NVI
Las siguientes dos
preguntas que le hace a Juan encierran dos grandes enseñanzas también. Aunque
su vida tenía una semejanza y paralelo con la de Elías, Juan no basó su identidad
en el primero. Cuantas veces he luchado por parecerme a alguien más, hablar
como alguien más o desear las cosas, habilidades o dones que otro tiene, esa búsqueda
nos lleva a la comparación y a buscar identidad en lo que otros son. Y qué
decir de nuestras profesiones, hacemos de ellas nuestra identidad: panadero, carpintero,
arquitecto, licenciado, presidente, pastor, apóstol, etc. son una base muy
débil, pues todas son cosas que pueden desaparecer o dejar de funcionar, nada
es estable y no dan la respuesta verdadera de nuestra identidad.
'—Entonces,
¿quién eres? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué
dices de ti mismo? ' Juan 1:22 NVI
Quién soy, qué
pienso y digo de mí mismo, estas incógnitas pueden llevarme a respuestas erróneas,
pues si cómo niño no tuve la afirmación correcta, si faltó el amor o si sufrí vejámenes
y abusos de cualquier naturaleza, una pobre imagen de mí mismo será el sustento
de malas decisiones que distorsionarán mi verdadero origen y propósito. El
concepto erróneo de quien soy me alejará del verdadero sentido de vida.
'Tan pronto
como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo y
vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. Y una voz
desde el cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».' Mateo
3:16-17 NVI
Saber quien es
Jesús es la primera cosa que debo entender. El es hijo, es amado y complace a
Dios. Teniendo esto presente y con esa verdad, debo escuchar que piensa y dice
de mí, así y solo así descubriré en realidad quien soy y que propósito tengo.
El significado completo de mi vida se encuentra escondido en quien es Jesús y
la opinión que tiene de mí.
'Mientras
estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió y de la cual
salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él.
¡Escúchenlo!».' Mateo 17:5 NVI
Jesús dijo: —Les
digo que entre los mortales no ha habido nadie más grande que Juan— (Lucas
4:28) y eso que parecía un excéntrico en su época, en todo sentido no empataba
con la imagen que sus contemporáneos esperaban del precursor del Mesías
anunciado. Además, su mensaje no era sofisticado y con gran elocuencia, la
autoridad de su discurso se sustentaba en el entendimiento de su identidad y
propósito. Un solo mensaje predicó en su ministerio, “Arrepiéntanse”, aun así, Jesús
lo denominó el más grande varón nacido de mujer.
'En efecto, a
fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien, y por
medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de
la salvación de ellos. Tanto el que santifica como los que son santificados
tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos
hermanos,' Hebreos 2:10-11 NVI
En bandeja de
plata
Un baile extraordinario,
una danza exótica le valió a Salomé para pedir un deseo. Tan complacido estaba
el rey que ofreció hasta la mitad de su reino, pero lo que escogió fue una
cabeza, la de Juan. La misma llegó en una bandeja, sus ojos cerrados y una
sonrisa esbozada en el rostro. Vivió cumpliendo su propósito y murió sabiendo
quien era, cediendo el espacio al único y verdadero rey del universo y de su
vida.
'El que se
casa con la novia es el novio. Y el amigo del novio, que está a su lado y lo
escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Esa es la alegría que
me inunda. A él le toca crecer y a mí, menguar.' Juan 3:29-30 NVI
ORACIÓN:
Padre, somos tus
hijos, somos amados y te complacemos ya que compartimos el mismo origen y semejanza
que tu unigénito. Jesús, te convertiste en el primero de muchos hermanos y
estás orgulloso de nosotros. Hoy decidimos creer quien eres tú, el hijo de
Dios, para que nos sea imputada tu justicia y santidad. Gracias Espíritu Santo
por revelarnos nuestra verdadera identidad en Jesucristo. Amén.
Ray & Lily
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