predica la palabra de Dios. Mantente preparado, sea o no el tiempo oportuno. Corrige, reprende y anima a tu gente con paciencia y buena enseñanza. 2 Timoteo 4:2 NTV
—Mi mayor tesoro
son mis hijos—dijo ella, mientras conducía su taxi por la ruta que va rumbo al
aeropuerto. Sus comentarios eran mordaces y audaces, poseedora de una
personalidad dulce y agradable, a la que ella llamaba “Maricona”. La
conversación fluía y las risas no faltaban en la carretera flanqueada por un
paisaje espectacular, por un lado, las rimbombantes montañas y por el otro el
gran lago argentino, de un azul profundo, bordeado por los humedales
patagónicos por donde se ve trotar a manadas de caballos.
Los 23 minutos
que duró el recorrido parecieron una vida. Todo comenzó con la pregunta
habitual —¿De dónde son chicos? — indagó Gabriela, con su marcado acento sureño
que alarga la vocal de la última sílaba; por su parte, nuestro amigo Kenny,
contestó: —de Guatemala ¿Sabes dónde queda? —a lo que ella contestó negativamente.
Lo que ella quería, en realidad, era escucharnos hablar, pues le fascinaba la
entonación de nuestro español, misma que nosotros no llegamos a notar. Y así de
a pocos fuimos abriendo nuestros corazones.
Se decían el uno al otro: —¿No ardía nuestro corazón
mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?
Lucas 24:32 NVI
Yo viajaba en el
asiento del copiloto y tuve que retirar un documento de este. Era un permiso
para que su hijo de 17 años pudiera viajar solo, lo cual le estaba causando un
profundo pesar, pues solo le quedaban meses para cumplir la mayoría de edad, lo
cual para ella significaba la narrativa de un duelo anunciado. Con un tono un
poco titubeante nos confesó que era madre de 6 hijos, tres mujeres y sendos
hombres. El comentarle que ambos matrimonios, nosotros y nuestros amigos Patty
y Kenny, también contábamos la misma cantidad en nuestras proles, la hizo
soltarse totalmente y pude notar cómo sus ojos se humedecían mientras sonreía
abiertamente.
«¡Pues yo odio
el divorcio! —dice el Señor, Dios de Israel—. Divorciarte de tu esposa es
abrumarla de crueldad —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—. Por eso
guarda tu corazón; y no le seas infiel a tu esposa». Malaquías 2:16 NTV
La ruptura, del matrimonio
de 27 años, aún dejaba ver la cicatriz en sus palabras: —Nos separamos en el
calor, para que se pudra—dijo y extendió su comentario —no sea que acá en el hielo
se conservara para siempre—añadió con un tono sarcástico, seguido de una
risotada. El resto de la historia lo pude leer en su rostro, la lucha para
sacar adelante a sus hijos que permanecía hasta ahora conduciendo aquel taxi.
El título de abuela la alegraba, aunque no se enorgullecía mucho de aquello. A
sus 52 años solo deseaba permanecer el mayor tiempo posible al lado de sus dos
varones aún solteros y mientras lo confesaba, las lágrimas volvían a asomarse,
aunque ella forzaba su retroceso cada vez que intentaban deslizarse, tal cual
el deshielo de los nevados montes de los Andes que actuaban como telón de
fondo.
Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor sonría
sobre ti y sea compasivo contigo. Que el Señor te muestre su favor y te dé su
paz”. Números 6:24-26 NTV
Nuestro
testimonio de vida (de ambos matrimonios) dónde Dios nos permitió una nueva
oportunidad para vivir en pareja, la forma milagrosa en que fuimos conducidos
hasta esté punto del planeta, recorriendo 7,555 kilómetros para encontrarnos
con aquella belleza de ser humano, necesitada de un poco de empatía y de afecto,
se coronó cuando nos fundimos en fuerte abrazo que se repitió por cada par de
brazos presentes. Mientras le volvía a rodear le susurré la bendición
sacerdotal de Números 6, ahí estalló de emoción y expresó —Necesitaba este abrazo, necesitaba estos abrazos
y estas palabras, ¡Gracias gente linda!
Si alguien
dice: «Amo a Dios», pero odia a otro creyente, esa persona es mentirosa pues,
si no amamos a quienes podemos ver, ¿cómo vamos a amar a Dios, a quien no
podemos ver? 1 Juan 4:20 NTV
El mundo está
lleno de madres solteras como Gabriela y de gente necesitada de amor, esperanza
y fe. Como creyentes rescatados de nuestra mala manera de vivir, llevamos el
compromiso de ser luz a donde quiera que vayamos. Nuestras vacaciones en este
hermoso lugar del planeta tierra han sido increíbles, pero este pequeño
encuentro le da un significado aún más grande, es muestra de la pasión de Dios
por alcanzar a sus hijos y su incansable lucha por rescatar y restaurar
nuestros corazones rotos.
Los ojos del
Señor recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen el corazón
totalmente comprometido con él. 1 Crónicas 16:9a
Ahora tenemos una amiga en El Calafate, el Señor es
especialista en ese tipo de amor tan descontrolado, capaz de dejar a 99 ovejas
e ir por una sola que necesita ser vendada y cargada en sus hombros. Su amor es
tan indescriptible por cada individuo en particular que hace que Felipe se
mueva desde Samaria, donde se estaba convirtiendo toda la ciudad, y lo lleva a
conocer a un eunuco que viajaba por el desierto, necesitado de comprender el
mensaje de la palabra y encontrarse con Dios.
En cuanto a Felipe, un ángel del Señor le dijo: «Ve al
sur por el camino del desierto que va de Jerusalén a Gaza». Entonces él emprendió
su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad
bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén
a adorar y ahora venía de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el
libro del profeta Isaías. Hechos 8:26-28 NTV
ORACIÓN:
Padre, hay emoción en mi corazón al ver tu amor en acción,
permíteme estar atento a tus indicaciones y saber a dónde ir, dame la empatía
para conectar con aquellos que necesiten ánimo, un abrazo y salvación. Quiero
ser tus brazos extendidos a una humanidad huérfana que necesita ser adoptada
por ti, condúceme a todos aquellos que, como Gabriela, necesita una palabra y
un abrazo que haga tangible tu amor. Amén.
Ray & Lily
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