Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. Juan 3:16-17 NVI
Las gotas de la
pertinaz lluvia se mezclan con el sabor salado de las lágrimas que se cuelan
por las comisuras de la boca. La oscuridad interna es más densa que la
exterior. Aunque busques refugio y escondite en ella, no se puede ocultar del
agudo dolor, que punzante e insistentemente provoca levantar incógnitas al
cielo y quedar a la espera de respuestas a ellas.
A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi
ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. Salmo
121:1-2 NVI
Las preguntas se te vienen a raudales. Conoces las palabras
de aliento que tantas veces salieron de tu boca, pero no hacen sentido en tu
presente. Están revoloteando en la mente, pero no logran descender y anidarse
en el corazón. Hay enfado, desconsuelo, tristeza, ira y violentas ráfagas.
También hay gratitud y amor. Es una mezcla agridulce de emociones,
sentimientos, verdades y pensamientos suicidas.
“Tú dijiste: ‘¡Ay de mí! ¡El Señor añade angustia a mi
dolor! Estoy agotado de tanto gemir, y no encuentro descanso’. Jeremías 45:3
NVI
¿De dónde viene todo esto? ¿Quién orquestó esta marcha
fúnebre? Es una melodía siniestra que amarga la dulzura de la mejor miel. Pero
hay esperanza, hay fe, aún hay amor. La insensatez de mis labios trémulos no
puede apagar el fuego de tu amor. No hay mortal que te pueda imitar. No hay
melodía que provoque el erizar de mi epidermis como lo haces tú.
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la
esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. 1 corintios
13:13 NVI
Entre tanto ruido se alza una voz, se abren espacio unos
brazos; se puede escuchar el eco de su palabra que resuena diciendo -Eres mi herencia
y decendencia, te amo y en ti tengo solaz y contentamiento. Provocas mis risas
y mis lágrimas, mis sueños son para ti, mis planes, benignos y verdes son la historia
preanunciada del alba de nuestra fiesta nupcial.
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me
recibirá en sus brazos. Salmo 27:10
Mi especial tesoro, la niña de mis ojos. Te conozco desde
siempre y nada me es desconocido. Nada desbarata mis planes, nadie los puede
interrumpir, estoy determinado a cumplirlos y aunque pasen cielo y tierra no dejaré
de ejecutarlos. Aún estoy acá. Vales mi sangre, eres mi sangre. Tienes mis
genes y mi forma, la forma del amor.
Aunque en lo íntimo me diste forma, y en lo más secreto
me fui desarrollando, nada de mi cuerpo te fue desconocido. Con tus propios ojos viste mi embrión; todos
los días de mi vida ya estaban en tu libro; antes de que me formaras, los
anotaste, y no faltó uno solo de ellos.
Salmos 139:15-16 NVI
No hay nada que te pueda apartar de mi afecto entrañable. No
hay lugar al que puedas huir en dónde no te pueda encontrar. Te hice a mi
imagen y semejanza. Por ello te hablo de maneras infinitas y eternas, te llevo
en cada latido de mi corazón. No te apresures a juzgar los hechos, dale tiempo
al caudal de tus resentimientos. La perspectiva correcta es el mejor tamiz para
descubrir en intrincado plan para rescatar tu alma.
¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría
huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho
en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del
alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría,
¡me sostendría tu mano derecha! Y, si dijera: «Que me oculten las tinieblas;
que la luz se haga noche en torno mío», ni las tinieblas serían oscuras para
ti, y aun la noche sería clara como el día. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas
que la luz! Salmo 139:7-12 NVI
Aunque hoy todo se ve destruido, todo parece en ruinas y no
se le ve ni pies ni cabeza, recuerda que soy el principio y el final. Mientras me
des espacio en tu vida nada se ha terminado, puedo destruir un templo y
reconstruirlo en tres días, puedo librar de la plaga, sanar al enfermo, dar
vida a los huesos secos y resucitar lo que está muerto. Comencé una buena obra
en ti y la completaré.
Oí una potente voz que provenía del trono y decía:
«¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio
de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.
Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni
lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir». Apocalipsis
21:3-4 NVI
ORACIÓN:
Padre, en medio de la confusión, guerras, muerte, divorcio,
dolor y sufrimiento, es bueno recordar que un día te despojaste de todo por
amor, enviaste a Jesús y cómo no habrás de darnos todas las cosas junto con él.
Nuestra confianza está en ti y fuera de ti no hay esperanza. Mi anhelo es
compartir el regalo de tu presencia con un mundo atribulado. Hazme un instrumento
de tu verdad, paz y amor. Amén.
Ray & Lily
https://www.youtube.com/watch?v=2sKrO69GUV0
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