'No comí ningún manjar delicado, ni carne, ni tomé vino, ni me apliqué ningún perfume, hasta que se cumplieron las tres semanas.' Daniel 10:3 RVC
Inclementes los
alaridos de mi estupor, voy derramando gotas de vida que hacen reverdecer el
césped de mis madrugadas. Inhalo el aroma de los muérdagos recuerdos, que cual
parásitos se aferran al tronco de mis melancolías.
Mi piel ha
perdido la humedad de las pasiones juveniles y ahora cruje cual hoja de árbol en
los albores de octubre. Musito una vieja cancioncita de infancia mientras
vuelvo a soñar que disturbo al gigante de la desesperanza. El futuro ha
llegado, me alcanzaron los tiempos remotos y me sacudo el polvo de tu ausencia.
'levanté la
mirada y vi a un hombre vestido de lino, ceñido con un cinturón de oro de Ufaz.'
Daniel 10:5 RVC
Hoy como novia
sostengo el buqué de tus promesas, vestida de blanco y con labios trepidantes
en su boda, así aguardo tus votos de un pacto que hace bucle a la melodía de un
eco sin final. Un vino nuevo trae gozo y hace deslizar el astringente gusto del
pasado indecoroso. Cuan dulce y delicado es tu paso al andar, levitando y
meditando en tus dichos que taladran mi esternón
El rocío sanador
que se impregna en mi conciencia va ablandando y saturando de una paz
descomunal. No hay palabras que lo expliquen, no hay soneto entretejido por los
seres celestiales que te pueda relatar. Eres la más fina joya que el orfebre
concibió. Ojos llenos de tu incandescente amor, fuego y celo que derriten hasta
el tuétano del más rígido fracaso.
'Su cuerpo era
semejante al berilo, su rostro resplandecía como un relámpago, y sus ojos
parecían antorchas encendidas. Sus brazos y sus pies tenían el color de bronce
bruñido, y sus palabras resonaban como el murmullo de una gran multitud. ' Daniel
10:6 RVC
Caminando por la
tarde con el viento a mi favor, escuchando el murmullo apacible de tu perdurable
voz. Eres fuerte, eres bello, el más hermoso eres tú. Infalible es tu disparo
cuando te vuelves cazador, no de presas más bien buscas un jadeante corazón,
que cansado del camino cae rendido por temor. Centelleante apareces y nos dopas
con perdón, para luego inyectarnos pura gracia y redención.
Cauteloso y
juguetón te me escondes en el bosque de mis anhelos, yo te busco y te dejas
encontrar. Me rodeas con tus brazos de amistad, me aprietas contra el pecho que
lleva cicatrizada tu humildad. Obediente poderoso es el reto, en tu paso por la
tierra viniste a modelar, una vida consagrada que la gloria vio al final. Mi
pecho se desborda y a golpes fuertes va contando la historia de favor
inmerecido del cual soy receptor.
'Sin embargo,
pude oír el sonido de sus palabras, y al oírlas caí de cara al suelo y me quedé
profundamente dormido. ' Daniel 10:9 RVC
Estimado y
especial me has llamado, tus secretos revelaste y me hiciste desmayar. Tu
presencia me conmueve hasta el punto del colapso intelectual. Ni los leones o
el fuego me causaron tal impresión, es tu sola persona la que hace mi corazón
desnudar. Nada oculto, todo rindo ante colosal majestad. Me repongo y balbuceo
los logos de tu nombre, el más grande otorgado a la raza, a la humanidad.
'Y me dijo:
«Tú, Daniel, eres muy amado. Ponte de pie y presta atención a lo que voy a
decirte, porque he sido enviado a ti.» Mientras aquel hombre me decía esto, yo
me puse en pie, aunque tembloroso.' Daniel 10:11 RVC
Somos felices sentados
en la grama a la sombra del gran árbol blanco que dibuja siluetas en nuestros cráneos.
Disfrutamos el tenernos y andamos por el mundo fecundándolo con tu gen. Aunque
se me arrebató la virilidad, engendro vida y tu visión, pregonando en todas
partes con congruencia tu verdad. Traes gozo aderezado con tu gracia y
misericordia que se recicla cada nuevo amanecer. No puedo dejar de cantar la
melodía de tus brazos extendidos por amor y la sinfonía de tu espíritu que a la
vida te devolvió, ese mismo que en lo profundo de mi ser consiguió su morada.
'Entonces
aquel hombre me dijo: «No tengas miedo, Daniel, porque tus palabras fueron
oídas desde el primer día en que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte
en la presencia de tu Dios. Precisamente por causa de tus palabras he venido.' Daniel
10:12 RVC
ORACIÓN:
Señor, que
privilegio es conocerte y servirte, no podemos imaginar otro Dios fuera de ti.
Nuestro anhelo es ver tu voluntad en la tierra, así como en el cielo, disponemos
nuestras vidas para ese propósito y rendimos nuestro ser ante ti. Te entregamos todo lo que somos y rendimos lo
que hemos logrado a tus pies, porque tuya Señor, es la honra, el poder y la
gloria. Amén.
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