'Vale más el fin de algo que su principio. Vale más la paciencia que la arrogancia. ' Eclesiastés 7:8 NVI
Una pausa inesperada de una hora me da la oportunidad de
dirigirme a la agencia bancaria, faltan solo unos minutos para que abran y
armado de mi bicicleta puedo llegar a tiempo. Dejo mi vehículo recostado en un
poste frete a la sucursal y me percato de que ya hay dos hombres esperando, se
me hace poco. Los 30 minutos que me separan de la próxima cita son más que
suficientes. Mientras escucho mi audiolibro en la cola, veo mi reloj y noto que
se están retrasando en la apertura. Sonrío y me relajo.
Ya dentro de las instalaciones llaman al primer turno, aguzo
la mirada y constato que lleva un depósito voluminoso de monedas. En otra caja
dos empleados platican y sonríen, pero no habilitan otra estación. Trago saliva
y el sonido del plástico rompiéndose para extraer las monedas parece tener un
megáfono. Una tras otra abre las pequeñas bolsas de nylon. El ruido del metal
sobre el escritorio llena el ambiente, o así me lo parece, mientras veo de
nuevo mi dispositivo en la muñeca de mi mano. Ya han pasado 10 minutos y el
cajero sigue arrastrando las monedas para contarlas, mientras murmulla como
haciendo los coros a la monótona melodía del deslizamiento de dinero en la
superficie de granito.
'Los israelitas salieron del monte Hor por la ruta del
mar Rojo, bordeando el territorio de Edom. En el camino se impacientaron y comenzaron
a hablar contra Dios y contra Moisés: —¿Para qué nos trajeron ustedes de Egipto
a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta
pésima comida! ' Números 21:4-5 NVI
Aunque no lo exteriorizo, una lucha interna de argumentos se
disputa la razón dentro de mí, pareciera el congreso de la república debatiendo
sobre una nueva ley de impuestos. Me pregunto el porque el gerente de la
institución bancaria no habilita otra estación, también pienso en los dos empleados
que siguen sonriendo y platicando sin hacer nada al respecto, ya hay más usuarios
detrás de mi y falta el que tengo delante. A este punto he llegado a cuestionar
porque no me hicieron el pago por medio de una transferencia electrónica. Me
cuestiono a mí mismo el no hacer el endoso para depositarlo en mi banco. La
arrogancia se ha posicionado en el trono de mis emociones, me siento cómo
Israel en el desierto.
9:15 horas, este cuarto de hora me ha parecido eterno y
comienzo a sentir la tención en mis cervicales mientras calculo el tiempo que
me tomará regresar a mi trabajo. Unos instantes después escucho al cajero
preguntar: —¿algo más en que le pueda servir?— La respuesta, aunque fue
en segundos, me pareció una eternidad y
al escuchar —No gracias— solté una
bocanada de aire, mientras el empleado llamaba al siguiente.
'Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio
viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba
la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. Entonces dijo
Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me
enojo, hasta la muerte. ' Jonás 4:8-9 RVR 1960
Una persona más, me dije para mis adentros, mientras sonreía
y estiraba mi cuerpo. Fisgoneando un poco alcancé a ver el cheque que portaba y
calculé los minutos que podría tardar la transacción. A este punto ya tengo la
mirada fija en la caja número uno, que es la única que sigue funcionando mientras
la aguja del reloj se mueve a las 9:17. Comienzo a entender como se sintió
Jonás contra Dios.
El operativo deja su lugar y se dirige, con el cheque en
mano, hacia el interior, probablemente a constatar la firma o llamar al emisor.
Ya mi cuerpo comienza a expresar mi descontento y me mojo el labio inferior con
la lengua, apoyando la palma de la mano en la barbilla. Finalmente vuelve y
hace efectivo el pago y cuando me dispongo a dar un paso al frente, oh
sorpresa, saca de su bolsillo otros documentos. Involuntariamente mi cuello
gira para volver a ver la fila que ha crecido detrás de mí.
Viene a mi mente la frase que yo mismo acuñé hace un par de
semanas mientras dirigía un discipulado la noche de un lunes, “El impaciente piensa
que el universo conspira contra él”. Esa mañana mis palabras se volvían en mi
contra y remembré el viejo adagio de mi padre “El que al cielo escupe a la cara
le cae”. Ya pasan de las 9:20 y por fin es mi turno, llevo documento de
identificación, cheque endosado, para agilizar el trámite, aún debo contestar
la pregunta necia —¿en qué le puedo servir?— Cuando a mi me
parece obvia la respuesta.
'Todo tiene su momento oportuno; hay tiempo para todo lo
que se hace bajo el cielo: ' Eclesiastés 3:1 NVI
Los otros dos empleados siguen hablando y sonriendo. Me
preguntan en que denominación quiero el efectivo y a mi respuesta de “no
importa” comienza el conteo que repite dos veces más para verificar. Dos
minutos duró la operación y aún tengo 5 para volver, el viaje durará solo 3,
por lo que aún hay tiempo de sobra. Pasada la tensión, autoinfligida, disfruto
del cadente pedaleo y tarareó una melodía.
MI IM-PACIENTE-MENTE
Tengo la fama de ser paciente, en más de una ocasión me lo
han expresado mis familiares y amigos, yo mismo me he considerado dueño de esa
virtud. Mas en los últimos tiempos he sido un poco introspectivo en cuanto a mi
manera de enfrentar las situaciones. Creo que en la mayoría de las ocasiones soy
evasor de las circunstancias que ponen a prueba mi tolerancia. Por ejemplo: Salgo
a trabajar muy temprano en la mañana y salgo pasado el mediodía, horarios que
el tránsito vehicular no es tan denso, por lo cual tengo pocas probabilidades de
poner a prueba la paciencia de la que hago alarde (en mi mente).
'¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de
Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere
llevarte al arrepentimiento? ' Romanos 2:4 NVI
Las últimas semanas la ciudad de Guatemala a colapsado en muchas
vías, lo que ha provocado caos desde muy temprano y durante todo el día y la contienda
mental se me ha armado al enfrentarme a conductores imprudentes y desesperados
por la pasividad con que todo se mueve. Al incidente del banco le siguió otro
en autobancos en los que cerraron minutos antes del horario indicado, o la impericia
de los usuarios que me anteceden. Aunque
no lo exteriorizo, siendo honesto, hay un campo de batalla en mi mente porque
pienso que tengo las respuestas y la forma correcta de hacer todo.
'Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé
entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una
voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.' Romanos 15:5-6
RVR 1960
Pensar que soy un experto en todos los temas es una muestra
de la falta de solidaridad. No considerar las situaciones de los demás, es una
actitud de desprecio con la que ofendo a otras personas (aunque no lo diga).
Karen Horney, en su teoría sobre la neurosis define la arrogancia como producto
de una valoración excesiva sobre uno mismo (ego). Nunca imaginé tener eso dentro de mí.
'El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es
envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta,
no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad,
sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta. ' 1 Corintios 13:4-7 NVI
Para concluir, me está faltando amor y debo recurrir a la
fuente. Cuando Dios crece en mí, desarrollo todos sus atributos, incluyendo el
dominio propio, que comienza controlando mi mente, siendo más compasivo, empático
y viviendo, cómo lo hizo Jesús, en este mundo pecador tal y como es y no como
me gustaría que fuera. El Espíritu Santo sigue perfeccionando la obra que
comenzó.
'Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas
tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que
os falte cosa alguna.' Santiago 1:2-4 RVR 1960
ORACIÓN:
Señor, ignorar que tuviste paciencia conmigo es mi primer
error al enfrentarme a situaciones que ponen a prueba este don. Al recordadme
que fui objeto de tu amor, misericordia y paciencia. Aún sigues extendiendo tu
bondadosa mano sobre mi vida y cómo imitador tuyo debo extenderme a los demás.
No dejes que la impaciencia me domine, antes bien lléname de tu amor y gracia
para ofrecerlas a un mundo necesitado de ti. Amén.
Ray & Lily
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