'Por fe, Moisés se fue de la tierra de Egipto, sin miedo al enojo del rey; y se mantuvo firme en su propósito, como si viera al Dios invisible.' Hebreos 11:27 DHH94I
Les duplico la
edad a la mayoría de participantes en la expedición, por lo que me alegro de
haberme ejercitado un poco durante las dos semanas anteriores. Mi cuerpo se
siente dispuesto para enfrentar la aventura. El paisaje es impresionante,
majestoso, y el aire limpio insufla mis pulmones dando la sensación de
ligereza. Un resoplido me hace sentir un gran alivio, desenchufando mi mente de
la rutina. Sumado a esto, la falta de señal en los teléfonos móviles nos ayuda
a la desconexión con el mundo cibernético.
Sopeso cada
movimiento y dosifico mis fuerzas para no agotarme prematuramente, mis más de
dieciocho mil días sobre este planeta me dan la experiencia necesaria para
poder mantenerme al ritmo de los jóvenes con su vorágine de entusiasmo. Los recorridos llevan una simbiosis entre lo
placentero y lo escabroso. Los corazones laten más fuerte, la aventura es algo
inherente al alma del hombre y el enfrentar los desafíos siempre provoca que la
adrenalina circule por el cuerpo.
'¡Cuán bueno y
cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! Es como el buen aceite
que, desde la cabeza, va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón,
hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Hermón que va
descendiendo sobre los montes de Sión. Ciertamente allí el Señor envía su
bendición, vida para siempre.' Salmo 133:1-3 NVI
La hora de
acampar a llegado y el clima pone en duda nuestro objetivo de irrumpir en la
intemperie de la montaña para pernoctar en medio de la naturaleza. Los
organizadores se cuestionan si será prudente el hacerlo. Al pedirme mi opinión evalúo
las posibles complicaciones, pero finalmente, doy mi voto a la moción de abrir
nuestras carpas y vivir la experiencia que, para muchos, será la primera.
La sinergia que
se arma, mientras unos a otros se asisten para lograr establecer el campamento,
es hermosa. Soy el mayor de los viajeros y mi tienda de campaña también lo es,
la compartiré con un buen amigo. Algo de orgullo me hincha el pecho mientras mi
edificación se va irguiendo, cual torre de Babel. Para ser sincero no es tan
grande, sí lo es mi arrogancia solapada. Prosigo para apoyar a mi hijo, quien
también es parte de la expedición. Me percato que ya lo tiene resulto todo.
Junto a Dany, mi “room mate” de turno, asistimos a algunos que aún luchan con
sus estructuras de varillas y telas.
'¡Mira, el
invierno se ha ido y con él han cesado y se han ido las lluvias! Ya brotan
flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado! Ya se escucha por
toda nuestra tierra el arrullo de las tórtolas.' Cantares 2:11-12 NVI
Las llamas están
ardiendo y la titilante luz que emiten se refleja en los rostros parpadeantes
de quienes la rodeamos expectantes y alegres. Los sonidos de la guitarra marcan
el ritmo de las graves voces de la tribu que se agolpa alrededor del calor de
la hoguera. Es un tiempo especial, dónde Dios se hace presente en medio de las
bocanadas de aire que salen de los labios del empírico coro de varones. Su
presencia le da sentido a toda la aventura. Él es la razón principal de nuestro
periplo en la naturaleza.
La hora de dormir
ha llegado, nos retiramos a nuestros endebles aposentos. La somnolencia me
domina rápidamente y me quedo ajeno a mi alrededor. De pronto se escuchan
voces, un grupo de camperos irrumpe en nuestra habitación, entre ellos mi hijo
Raí. La lluvia se hizo presente y se ha colado en más de una tienda. Nos
acomodamos dentro y quedamos bastante holgados los 6. La lluvia no se detiene y
comienza a colarse también en nuestro recinto. Nuestra tenacidad será puesta a
prueba.
Después de un
rato, se me mojan los pies, pero junto a Dany, hemos hecho un dique con
nuestros cuerpos, lo cual mantiene secos al resto del equipo, no así mis medias
y la chaqueta con la que me había vestido para que el frío no me sorprendiera.
Cosa que si hizo la lluvia. Veo mi reloj y son la 3:00 am, falta bastante
tiempo para la hora de levantarse. Pienso en aquellos que dormitan en las
calles, especialmente viene a mi mente Manuel, quien tiene por residencia una
acera de la zona 5 de la ciudad de Guatemala. Si ya luchar con el frío es
complicado, cómo le hará con el agua.
'Cuando el amo
de José escuchó de labios de su mujer cómo la había tratado el esclavo, se
enfureció y mandó que echaran a José en la cárcel donde estaban los presos del
rey. Pero aun en la cárcel el Señor estaba con él y no dejó de mostrarle su
amor. Hizo que se ganara la confianza del guardia de la cárcel,' Génesis
39:19-21 NVI
Un gran ejemplo
de tenacidad lo constituye la vida de José, que se encuentra narrada en el
libro de Génesis. José fue vendido como esclavo por sus hermanos y pasó años en
prisión injustamente, pero nunca perdió la esperanza en Dios. Al final, Dios lo
elevó al segundo cargo más alto en Egipto y utilizó su sufrimiento para salvar
a su pueblo de la hambruna. Prefigurando a Jesús.
'Fue a
Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su
costumbre. Se levantó para hacer la lectura y le entregaron el libro del
profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde estaba escrito: «El
Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas
noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar
vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del
favor del Señor».' Lucas 4:16-19 NVI
Este Jesús sí que
fue tenaz. Enfrentarse a todo el aparato religioso que dominaba la elite judía
de esa época. Declararse públicamente cómo el mesías esperado, en una sinagoga
de la ciudad donde creció, fue osado. Pocos podían creer que fuera verdad lo
que afirmaba, aunque sus palabras eran hermosas, se sintieron altamente
ofendidos, por lo que intentaron acabar con su vida.
'Al oír esto,
todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron. Se levantaron, lo
expulsaron del pueblo y lo llevaron hasta la cumbre de la colina sobre la que
estaba construido el pueblo, para tirarlo por el precipicio.' Lucas 4:28-29 NVI
También podemos
citar a Moisés quien tuvo que lidiar con un pueblo obstinado y rebelde. En su
itinerario por el desierto, lo israelitas se constituyeron en una compañía
insufrible que hicieron todo tipo de méritos para provocar la desesperación de
el mejor de los líderes. Pero Moisés perseveró hasta el final de su vida, para
cumplir el propósito para el cual fue llamado.
'Al día
siguiente, Moisés dijo a los israelitas: «Ustedes han cometido un gran pecado.
Pero voy a subir ahora para reunirme con el Señor y tal vez logre yo que Dios
perdone su pecado». Volvió entonces Moisés para hablar con el Señor y le dijo:
—¡Qué pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses de oro! Sin
embargo, yo te ruego que perdones su pecado. Pero si no vas a perdonarlos,
¡bórrame del libro que has escrito! ' Éxodo 32:30-32NVI
Igualmente,
Moisés anticipa lo que Cristo haría por nosotros, que no somos muy diferentes
de aquella nación que dio vueltas y vueltas en el desierto. A mi me tomó 37 años rendir mi vida a Jesús y
varios años más doblegar mi voluntad y forma de pensar a su manera. Pero su
espíritu ha sido tenaz en terminar de formar al varón perfecto en mí. Aún
persiste en su obra.
'Pero Dios
demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros. Y ahora que hemos sido justificados por su sangre,
¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!
Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante
la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados,
seremos salvados por su vida! ' Romanos 5:8-10 NVI
ORACIÓN:
Jesús,
perseveraste ante tanta adversidad de pecadores, lograste completar el
propósito cuando a punto de exhalar tu ultimo aliento expresaste “Consumado
es”. En otras palabras, cancelaste la deuda que nos correspondía. Nos regalaste
un perdón que no merecíamos. Tu tenaz amor perfeccionó lo que echamos a perder
y aún persiste y alcanza para todo aquello en que no somos suficientes. Tu
sacrificio basta. Amén.
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