'El enojo es cruel, la ira es destructiva, y la envidia es incontrolable.' Proverbios 27:4 TLA
Hace un tiempo me
encontré husmeando en las redes sociales debido a que mi teléfono inteligente
hace notificaciones cada vez que alguno de mis contactos publica algo. No me es
habitual ésta práctica, pero de cuando en cuando caigo en la trampa de la
curiosidad. La comezón de conocer algo de la vida de mis relaciones virtuales,
me hace ir de un perfil a otro, sin siquiera darme cuenta. Es así cómo me he encontrado compañeros de la
escuela primaria que ahora viven en otros lares, logros académicos en personas
que no eran de mi agrado, casas nuevas, autos, vacaciones y viajes a lugares
exóticos; incluso logros ministeriales y programas de ayuda. Termino por cerrar
la aplicación y decirme para mis adentros que tengo cosas mejores que hacer.
'El corazón
tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia carcome los huesos.' Proverbios
14:30 NVI
No lo noté al
principio, pero de a pocos el sentimiento se fue acrecentando. Frases como “Pobrecitos
tienen que andar publicando todo para que el mundo lo sepa”, “Es pura fachada,
si realmente conocieran sus vidas no parecerían tan buenas”, “Seguramente pusieron
filtro a la cámara o la fotografía está retocada en Photoshop “. Aunque nunca los
expresé a nadie, los comentarios de mi monólogo interior tenían un toque de
desdén y menosprecio.
Según un estudio
hecho en conjunto por dos universidades en Alemania, las redes sociales causan
que se despierten sentimientos de envidia, al hacer un tour por los diferentes
eventos que publican sus amistades. Se estima que una de cada tres personas se
sintió peor e insatisfechos con sus respectivas vidas después de acceder a
Facebook, y el asunto se agudizaba entre los mayores de 30 años.
'No dejemos
que la vanidad nos lleve a provocarnos y a envidiarnos unos a otros.' Gálatas
5:26
Cuando me siento
envidioso sé que no me corresponde tener aquello o, en realidad, no me interesa
tenerlo, pero cómo niños que arrebatan un juguete a otro por el solo hecho de
privarlos de la diversión, aunque se posea ya algo mejor. Dorothy Sayers lo
expresa de esta manera: “La envidia es el gran nivelador: si no puede nivelar
las cosas arriba, las nivela hacia abajo… en lugar de tener a alguien más feliz
que sí mismos, nos verá a todos miserables juntos.”
Cuando pienso el
amor tan grande del cual he sido objeto por parte de Dios, se me hace ridículo
que me encuentre manoseando sobre mis carencias y compararlos con la vida de
otros y hacer comentarios que nivelan hacia arriba o hacia abajo con tal de demostrar
que tengo una vida buena, exitosa o relevante. Está emoción pecaminosa es más
común de lo que pensamos, como lo expresa un viejo adagio “Sin la envidia fuera
tiña, todos estaríamos teñidos”.
'Las obras de
la carne se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría
y hechicería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades,
desacuerdos, sectarismos y envidia; borracheras, orgías y otras cosas
parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.' Gálatas 5:19-21 NVI
Y es que no tengo
que esforzarme para dar los frutos de la carne me salen natural y si no me apercibo
me iré acomodando a las conductas nocivas, cómo se dice popularmente, la
costumbre es más fuerte que el amor, aunque esta afirmación no es totalmente
cierta, es verdad que el hábito tiene una fuerza difícil de vencer. La envidia
es tan nociva que luchará para surgir, aún en contra de nuestros familiares y
amigos cercanos.
Debo confesar,
con vergüenza, que he llegado a sentir envidia de mi esposa, quien tiene la
oportunidad de convivir con sus dos hijas, mientras yo carezco de una relación
profunda con una de las mías. Esto a querido eclipsar la gratitud por tener
relaciones sanas y significativas con mis hijos mayores, tener el beneficio de
su afecto, incluso el de las dos chicas de mi amada. No es de extrañar que Pablo
la enliste en Gálatas 5, entre otro tipo de pecados que nos parecerían más
escandalosos.
'El amor es
paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso.' 1
Corintios 13:4 NVI
¿Cómo librarme de
este mal que me acecha en cada esquina? La verdad es que la única forma de sacudirme
de esta nefasta práctica es el amor. Y es que no hay nada más fuerte que la
decisión de amar. Y realmente es el amor el nivelador, hacia arriba, que importa.
Jesús se mantuvo libre de la envidia gracias a su amor, tanto amó que vino en
forma de hombre y pagó el precio ¡Y qué precio! El más alto. Es por lo que el apóstol
Pedro en sus cartas nos llama carísimos. Más sorprendente aún es que el importe
alcanza para todos. Sí, para todos sin excepción. Por cada ser humano se pagó
el mismo precio, la sangre de Jesús.
'CARÍSIMOS, yo
os escribo ahora esta segunda carta, por las cuales ambas despierto con
exhortación vuestro limpio entendimiento; ' 2 Pedro 3:1 RVR09
Cómo la mordida
del dragón de Komodo está capaz de provocar la muerte por lo tóxico de su saliva,
así la envidia puede llegar a intoxicarme de manera letal. Si me revisto de
amor, si me tiño de la sangre carmesí que marcó un nuevo pacto, puedo vencer,
no solo a la envidia, sino todo mal que intente desgarrar mi corazón e
infectarlo para provocar su muerte.
'Por lo tanto,
como pueblo escogido de Dios, santo y amado, revístanse de afecto entrañable y
de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, Por encima de todo, vístanse de
amor, que es el vínculo perfecto.' Colosenses 3:12,14
ORACIÓN:
Padre, hoy bendigo las vidas de todos aquellos que conozco,
decido alegrarme con los triunfos, logros y cada cosa buena que pase en su
caminar por este mundo. Me arrepiento de la envidia y te pido me libres de su lastre,
también de su efecto intoxicante. Recibo tu amor, para poder extenderlo a los
demás siendo más cómo tu Jesús, que fuiste capaz de declarar que cosas mayores
a las que tu conseguiste haríamos nosotros, mostrando así tu generosidad y humildad.
Quiero ser uno contigo Señor. Amén.
Ray & Lily
https://www.youtube.com/watch?v=gPUK683fvHc
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