«Y Acán respondió a Josué, y dijo: En verdad he pecado contra el SEÑOR, Dios de Israel, y esto es lo que he hecho:… Los deseaba tanto que los tomé..» Josué 7:20 (LBLA)
Eran momentos gloriosos mientras cantaba y bailaba en su
casa. Las oportunidades de predicar se habían multiplicado. Sentía que podía
tocar el cielo con las manos. Me parecía que tenía alas cómo un ángel.
La tentación de no caer en una relación ilícita o el solo
pensar en salir con alguien no creyente era inconcebible. Compartía mucho
tiempo con mi ahora esposa, Ileana. Teníamos tanto en común: pasión por la
obra, trabajo social, tiempos de oración juntos. Nunca lo vi venir, el ataque
del mal vino en el territorio dónde menos lo esperaba.
Sucumbí ante la tentación y el pecado. Descuidé mantenerme
alerta y pensando estar firme caí. La culpa y la vergüenza se abalanzaron sobre
mí y fui presa del dolor. ¡Oh cuánto dolor!
Tenía la estrategia, sabía las cosas a evitar, conocía los
riesgos y las consecuencias. ¿Cómo me pudo pasar? Mi peor error fue pensar que
era invencible y comencé a caminar en mis propias fuerzas, mi mente religiosa,
descuidó las medidas y dejé de hacer mi parte. ¿Y ahora qué?
'Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren
unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y
eficaz. ' Santiago 5:16
Buscamos ayuda y consejo, pero en el fondo no estaba
totalmente arrepentido. Venía a mi mente una cantidad de justificaciones e
incluso a los culpables para tan letal golpe. Me tomó un tiempo tomar la
decisión de confesar abiertamente mi falta. Vencer la vergüenza pasando
vergüenza.
Retomar la lista de mis debilidades y aquellas áreas en la
que me había mostrado vulnerable, fue una tarea difícil. Más aún lo fue
presentarnos ante nuestros líderes y confesar el pecado, sabiendo que esto nos
apartaría del servicio durante un buen tiempo. Admitir la responsabilidad y no
evadirla fue un gran paso para la restauración. Pedir perdón a todos los que
ofendimos, es aún más complejo.
Aunque fue difícil dar el paso, me puso de nuevo en la senda.
Los procesos para un creyente son permanentes, continuos. Pensar que ya lo
alcanzamos todo es la ruta a la debacle. Permanecer firme ante la adversidad
con nuestros valores no negociables; no legalismos de leyes rituales, más bien
firmeza de carácter.
'»Yo, el Señor , no cambio. Por eso ustedes,
descendientes de Jacob, no han sido exterminados. Desde la época de sus
antepasados se han apartado de mis preceptos y no los han guardado. Vuélvanse a
mí, y yo me volveré a ustedes —dice el Señor Todopoderoso—. »Pero ustedes
replican: “¿En qué sentido tenemos que volvernos?” ' Malaquías 3:6-7
Los principios en la palabra de Dios son infalibles, si se
viven. A lo largo de las escrituras vemos cómo Dios muestra personajes que se equivocan,
fallan, caen, muchos de ellos enlistados cómo héroes de la fe. Nuestra necesidad
de Dios está explicita e implícita en todas esas historias y es que mientras
vivamos en este cuerpo somos proclives al pecado.
'No hay en la tierra nadie tan justo que haga el bien y
nunca peque. ' Eclesiastés 7:20
Es una dolorosa verdad que me hace reconocer mi incapacidad
de ser justificado por mi mismo o mis obras. Es acá dónde la gracia de Dios toma
un papel preponderante y acceder a ella tiene una sola ruta y nombre “Jesús”. Su sacrificio en la cruz, resurrección y ascensión
son el fundamento que nos devuelve a Dios como nuestro padre.
'Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo
el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo. ' 1 Juan 2:1-2
'que no fue sacerdote según una ley que toma en cuenta
elementos puramente humanos, sino según el poder de una vida indestructible. ' Hebreos
7:16
Que alivio saber que hay un hombre que pudo vivir una vida
indestructible por el pecado y ganó el derecho de pagar por nuestras maldades;
el hijo mismo de Dios tomó mi lugar y ahora se para en la brecha de mi maldad
para limpiarme por sus méritos, imputándome gratuitamente su justicia, por medio
del arrepentimiento y la confesión, lo cual debe llevar a dejar de practicar el
pecado.
'Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo
confiesa y lo deja halla perdón. ' Proverbios 28:13
ORACIÓN:
Señor, no tengo excusa por mis faltas, aún me equivoco y
hago lo malo ante tus ojos, permite que lo reconozca inmediatamente y busque el
camino de vuelta a ti. Tu eres grande en misericordia y estás comprometido
conmigo en este proceso de cambio. No quiero ignorar tu santidad y lo grave que
es ofenderte, pero te doy infinitas gracias por todo el perdón que me has
extendido. Necesito tu mano, soy una persona falible y reconozco mi dependencia
de ti para generar los cambios. Amén.
Ray & Lily
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