«Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes». Salmos 27:13 (NTV)
Sobreviviente de cuatro campos de concentración nazis
como Auschwitz y Dachau desde 1942 hasta su liberación en Turkheim el 27 de
abril de 1945. Victor Frankl creía que la vida por sí misma posee un
significado, y las personas tienen la capacidad de descubrir un sentido que resulta
único e irrepetible, no importando de las circunstancias en que nos
encontremos. Además, tenemos un nivel de libertad, puesto que podemos decidir
al menos qué actitud adoptamos ante la desgracia o adversidad.
«Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir
en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las
circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra
como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» Filipenses 4:12-13
(NVI)
El contentamiento es una forma de vida que brota
desde el interior y no depende de las circunstancias externas. Son muchos los
casos que podemos citar para ilustrar este concepto. Se me ocurre siempre el
gran evangelista Nick Vujicic a quien le faltan sus 4 extremidades y es autor
del libro “Sé las manos y los pies de Cristo”. También viene a mi mente la
actitud de Kennedy Hansen diagnosticada con la enfermedad de Batten, que además
de rara es letal, pero con sus pequeños logros pudo impactar la vida de muchos.
Y qué decir del guatemalteco Juan Carlos Pérez que, a pesar de ser un atleta
con capacidades especiales, ha subido volcanes para recaudar fondos y poder
regalar zapatos a niños de escasos recursos.
Y que pasa cuando a la convicción le sumamos una
promesa que viene de alguien que tiene el poder de cumplir lo prometido. Es más
fácil creer en la oferta de recibir pan, si quien la hace es el panadero. Ahora
bien, si tengo acceso a alguien infalible, me haría bien el conocer cada
promesa que Él ha hecho sobre mi vida. Sería bueno que me diera a la tarea de
encontrar todo aquello que está disponible para cumplir el propósito de mi
vida.
«Por ejemplo, estaba la promesa que Dios le hizo a
Abraham. Como no existía nadie superior a Dios por quién jurar, Dios juró por
su propio nombre, diciendo: «Ciertamente te bendeciré y multiplicaré tu
descendencia hasta que sea incontable». Entonces Abraham esperó con paciencia y
recibió lo que Dios le había prometido». Hebreos 6:13-15 (NTV)
Como guatemaltecos estamos acostumbrados a ver como
quedan en palabras sin cumplimiento los ofrecimientos hechos por candidatos a
diferentes cargos de gobierno que solo pretendían conseguir nuestro voto en las
urnas electorales. Debemos admitir que también nosotros hemos fallado en
cumplir. Vemos a diario cómo sube la taza de divorcios incumpliendo así los
votos matrimoniales.
Personalmente he fallado en más de una ocasión en ese
sentido. En compromisos pequeños, en citas a las que falté, en regalos que
nunca entregué, matrimonios y familias con las que no cumplí. He contribuido a
que este mundo sea cada vez más escéptico a confiar en las promesas. Se hace
más necesario volver nuestra mirada al hacedor de todas las cosas y buscar en sus
palabras.
«Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de
hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho Él, y no lo hará?, ¿ha hablado, y
no lo cumplirá?» Números 23:19 (LBLA)
Además de fe se requiere paciencia y perseverancia en
una espera activa. Demanda buscar diligentemente al emisor de la promesa y
conocer profundamente su carácter, su poder y veracidad. En otras palabras, es
necesario tener una relación cercana. No es que Dios tenga hijos favoritos, no.
Lo que sí tiene son hijos íntimos con quienes comparte sus secretos y tesoros
más preciados.
«Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las
vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así,
yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!» Habacuc
3:17-18 (NVI)
Queremos hoy traer un poco de esperanza a todos
aquellos que no han logrado ver las promesas cumplidas y que aún en medio de
oposición e infortunio han logrado mantener la actitud correcta. Los que están
gozosos por la salvación y libertad que del cielo se les ha anunciado y en su
corazón acogieron. Aunque la palabra fue dada a un pueblo y momento especifico,
podemos hacer nuestra la promesa que de boca de Dios salió.
«Reflexionen desde hoy en adelante, desde el día
veinticuatro del mes noveno, día en que se colocaron los cimientos de la casa
del Señor. Reflexionen: ¿Queda todavía alguna semilla en el granero? ¿Todavía
no producen nada la vid ni la higuera, ni el granado ni el olivo? ¡Pues a
partir de hoy yo los bendeciré!» Hageo 2:18-19 (NVI)
El mes novene hebreo es Kislev y comprende entre
noviembre y diciembre de nuestro calendario gregoriano. Colocar cimientos es importante, nosotros
somos su casa y Jesús la piedra angular, él es, además, nuestra mayor bendición
y junto con él nos dará todas las cosas. Me conviene edificar sobre sus promesas,
principios y mandamientos todo lo que está por venir.
«¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra
parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas?» Romanos 8:31-32(NVI)
ORACION:
Padre, gracias por tus promesas, no hubiera llegado a
ninguna parte sin ellas, han dado alivio, conforte y esperanza en el camino de
vuelta a ti. Sé que un día te veré cara a cara, pero mientras ese momento
llega, puedo confiar que en esta vida vere tu gloria y tu favor. Cuando las
fuerzas me faltan puedo venir a ti confiadamente, y tener socorro en el momento
oportuno, es decir, cada vez que necesite de ti. Tu no estas limitado a espacio
o tiempo y poseo acceso directo a ti, por medio de Jesús. Amén.
Ray & Lily
https://www.youtube.com/watch?v=GrBLSBdL8J0
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