El pozo ciego

 «Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.»   Lucas 15:18-19 (RVR 1960)

 

 Extravié una de mis fotografías favoritas en la que aparezco junto a mi madre. Abrazados y sonrientes, daba la apariencia de una relación estupenda. Aunque hacía muchas cosas por ella y he tenido cuidado de su bienestar, fue mi esposa quien me hizo notar, que en múltiples ocasiones le hablaba en tono irónico y con sarcasmo, llegando a burlarme de su persona.

 

Tuve el hermoso privilegio de conducirla en su decisión de recibir a Jesús en su vida una noche lluviosa, cuando claramente el Espíritu Santo me declaró: -¡Este es el día!. De baja estatura y temperamento explosivo, mi madre ha pasado a ser una mujer apacible y llorona. Claro está, tiene sus días complicados, donde sus arraigados comportamientos confabulan contra su buena voluntad de cambiar.

 

Exploré en mi interior y llegué a determinar que aún tenía resentimiento hacía mi madre y que esto había causado mi incapacidad para relacionarme con mis exparejas y de alguna forma afectaba mi matrimonio actual. Tuve que perdonarle y pedirle perdón, pero no fue sino hasta que entendí su historia.

 

Olga Marina Ortiz, nacida en 1945, nunca conoció a su padre y quedó huérfana de madre muy joven, por lo que quedó al cuidado de una tía, que prácticamente la adoptó, pero como su servidumbre. Hincada en maíz, manos quemadas en las brasas, eran algunos de los castigos impuestos. Una de las historias que más me conmovió fue la ocasión donde, para rescatar una pequeña gallina, metieron a mi madre atada de un lazo, para descender en medio de restos fecales.

 

¿Cómo no perdonarle? ¿Cómo retenerla cautiva? Renunciar a mi derecho de venganza y entender las múltiples oportunidades que ella me brindó, si tener educación ni una base familiar sólida. Me es imposible no perdonarla y debo pedirle perdón.

  

ORACIÓN:

Padre, hoy vuelvo a ti, con las manos vacías y consciente de mi necesidad de aprender más de ti. Ayúdenme a no retener el perdón en ninguna circunstancia y a conocer la historia de aquellos que me ofendieron, pues tú también los amas con amor eterno como a mí. No quiero dejar de restaurar el daño que causé, dame las palabras y los tiempos precisos para hacerlo. Quiero tener los brazos abierto para toto aquel que vuelva necesitado de perdón.   Amén.

https://www.youtube.com/watch?v=6xx0d3R2LoU 

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