Desde muy temprano comenzaron los preparativos. Me sorprendió la cantidad de personas involucradas, en su mayoría mujeres. Ya hay un fuego ardiendo que emana ese olor tan particular a leña quemándose; pronto se impregnará en las vestiduras e incluso la piel de todos los que se encuentren a su alcancé. Es este uno de los perfumes que caracteriza a los pobladores de muchos de los pueblos guatemaltecos. Ellos ya no lo perciben, puesto que nuestro cerebro bloquea los olores a los que hemos estado sobreexpuesto durante un lapso largo de tiempo.
Increíblemente cada persona en el mundo tiene un olor
particular, único, cómo nuestra huella dactilar, pero normalmente no somos
capaces de percibirlo, ya que con el tiempo el cerebro comienza a filtrar, cómo
información inútil los olores recolectados por la nariz. Los receptores
encargados de esa tarea, son casi apagados después de ser sobre estimulados por
un tiempo.
¡No hay nada más bello ni más agradable que ver a los
hermanos vivir juntos y en armonía! Es tan agradable ver esto como oler el buen
perfume de los sacerdotes, perfume que corre de la cabeza a los pies. Salmos
133:1-2
La mezcla, casi liquida al principio, ya está sobre el fuego;
dos personas con paletas enormes de madera no dejan de moverla. De tiempo en
tiempo toman relevos y continúan con el cadente y acompasado menear, hasta que
van consiguiendo la espesura necesaria y llegar a convertirla en la masa de
maíz base, para le elaboración de los tamales.
Otro grupo de mujeres ya tiene lista las mesas llenas de
hojas de plátano para envolverlos. La salsa (recado) y los pequeños trozos de
carnes que fueron preparados desde el día anterior. Los hombres, poco activos,
se encargan de las tareas más rústicas: cortar leña, cargar con los grandes
recipientes y movilizar las cosas pesadas.
La línea de producción está bien orquestada. Unas colocan
las hojas, otras la masa y la salsa y finalmente los amarran. Se colocan en un
gran recipiente, donde minutos más tarde terminarán de cocinarse.
Porque, así como en un cuerpo hay muchos miembros, y no
todos los miembros tienen la misma función, así también nosotros, aunque somos
muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a los
demás. Romanos 12:4-5
M pareció un espectáculo hermoso. Maxime, al enterarme que
las personas llegaban por el puro afecto y solidaridad. Había cierta emisión en
mi corazón. Tan agradable fue verlos que el perfume que resultaba tenía un
efecto hipnótico que me llevo a ser parte del proceso.
Cosas buenas suceden
cuanto estamos, no solo juntos, sino en armonía. Caso contrarío pasa cuando estamos
en desacuerdo y no trabajamos en equipo para un fin. Es realmente desagradable,
cuando nos enfocamos en las diferencias y no lo que tenemos en común, división y
destrucción viene a nuestras vidas, familias y comunidades.
Más vale comer pan duro y vivir en paz que tener muchas
fiestas y vivir peleando. Proverbios 17:1
Ponernos de acuerdo no es fácil. Es necesario que las partes
involucradas mueran un poco a su manera de ver y hacer las cosas para poder
avanzar. Desde mi perspectiva la fidelidad no consiste en estar de acuerdo en
todo. La fidelidad más bien tiene que ver con el hecho de permanecer y avanzar
juntos, sacrificando nuestro ego, por un bien común y mayor.
Una de las narraciones bíblicas más emocionantes la
encontramos en el libro de los hechos en sus primeros capítulos. Cuando un
grupo de ciento veinte personas se tomaron la tarea de esperar, orando activamente, la
promesa que Jesús les había anunciado. No sabían exactamente lo que vendría,
pero confiaban en aquel que había hecho la promesa.
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento
recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les
aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 2:1-4
Lo que pasó después de ese día es una revolución de proporciones
inimaginables, para aquellos que estaba juntos y en armonía aquel día. Esos
pocos que lograron ponerse de acuerdo, cambiaron el mundo para siempre.
Y la multitud de los que habían creído era de un corazón
y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que
tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban
testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre
todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los
que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,
Hechos 4:32-34
El desafío comienza en nuestra casa; ponernos de acuerdo y
vivir en armonía provoca una satisfacción tan grande en nuestro Padre, que lo
invita a derramar de su poder sobre nosotros. Autoridad que nos permitirá
cambiar nuestro rumbo y el del mundo.
Ruta al Salvador
Todo comenzó con la idea de una aventura en nuestra
motocicleta para celebrar nuestro aniversario de bodas. No queríamos que fuera
algo muy planeado, deseábamos ser sorprendidos y lo fuimos. Luego de considerar
algunas rutas decidimos montarnos en nuestro vehículo de dos ruedas, no sin
antes pedirle al padre ser conducidos por el Espíritu Santo. Fue él quien nos
llevó a la carretera a El Salvador, donde nos llovió durante tres kilómetros;
luego el viento y el sol nos secaron durante 70 más, hasta llegar a Quezada en
Jutiapa.
No tuvimos cama cómoda, tampoco piscina, baño de vapor,
masaje ni SPA, pero tuvimos la oportunidad de contemplar la armoniosa elaboración
de tamales. También hubo oportunidad de darle consuelo y esperanza a una
angustiada madre que se recupera del suicidio de su hijo de 21 años. Expusimos
durante unos minutos del amor de Dios a un pequeño grupo de personas. Y
finalmente, responder las preguntas de un joven que desea entender como seguir
la ruta de Jesús, el Salvador del mundo.
Por eso oramos siempre por ustedes. Le pedimos a nuestro
Dios que los haga merecedores de haber sido elegidos para formar parte de su
pueblo. También le pedimos que, con su poder, cumpla todo lo bueno que ustedes
desean, y complete lo que ustedes han empezado a hacer gracias a su confianza
en él. 2 Tesalonicenses 1:11
Nuestra oración hoy es que seamos dignos del llamado que nos
hizo, que nuestra unidad sea un aroma grato que suba hasta el cielo y que desde
ahí descienda el poder para realizar todos los buenos deseos y sueños que
nacieron en el corazón de nuestro Dios.
Ray & Lily
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