Lion, Un camino a casa (hijos, 2ª. Parte)

 Así se titula la película, basada en el libro autobiográfico de Saroo Brierley, un hombre de negocios australiano, de ascendencia hindú, que a sus 5 años se extravía y queda separado de su familia. Las autoridades indias no tuvieron éxito localizando a su madre biológica por lo que termina siendo adoptado por una pareja de australianos. Después de 25 años vuelve a la India y se reúne con su familia biológica.

 

Es una historia hermosa y emocionante.  Mi escena favorita en la película, es cuando en medio de una discusión con su madre adoptiva, Sue Brierley (interpretada por Nicole Kidman), Saro le recrimina diciendo que él no es culpable de que no pudieran tener hijos, a lo que ella responde que junto a su esposo resolvieron no tener hijos y decidieron en adoptar.

 

Pame y Paulis.

Mi segunda hija, Pamela, es una mezcla ecléctica de temperamentos, podría decir que la he visto fluir desde lo melancólico, pasando por lo colérico, dando atisbos de lo flemático y llegando al eufórico sanguíneo.  Sus palabras tienen el peso de afirmar y aunque sus pensamientos son intrincados, tal cual los míos, su compañía es tan dulce como la miel, o debo decir cómo la panela (dulce típico de la gastronomía usado para hacer conservas). Descubrirla y conocerla es toda una aventura. Pame (cómo me gusta llamarle) se ha sumergido en el mundo de la arqueología y es muy dedicada y comprometida con ello. Algunas veces me pregunto, ¿no será el libro del arqueólogo Sylvanus Morley, el responsable de escoger su carrera? Se los regalé en su infancia.

 

Paula es la más pequeña de mis hijos biológicos. Conviví con ella hasta sus 7 años (ahora tiene 18). Tengo episodios muy claros de su carácter. Siempre alegre, jovial. En una ocasión, mientras comprábamos un pastel, otro de los comensales se me acercó para decirme. – Que niña tan contenta. Cantábamos juntos en todo lugar, no importando el público. Además, hacía sus obras picassianas por todas partes. Es decir, rayaba todo lo que encontraba a su paso y desde niña soñó con hacer películas. No me extraña ver la cantidad de videos que sube a su canal de Youtube.

 

Con ambas me relaciono poco. Pero con Alexandré (segundo nombre de Pamela) nuestros encuentros son cómo si nunca nos hubiéramos separado. Con Paula es distinto, más que la distancia física que pone el océano, entre las ciudades de Guatemala y Esmirna, en Turquía, hay una emocional, que la ha convertido en alguien más introvertida.

 

Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres, y así no vendré a herir la tierra con destrucción total. Malaquías 4:6

 

Aunque engendrarles y los documentos en RENAP (Registro Nacional de las Personas) me confiere el título de padre. Aún así he debido tomar la decisión de serlo. Pues, cómo se dice comúnmente “Padre no es el que engendra, sino el que cría, ama, provee, apoya y es ejemplo en todo tiempo”.

 

Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichosos los que llenan su aljaba con esta clase de flechas. No serán avergonzados por sus enemigos cuando litiguen con ellos en los tribunales. Salmo 127:3-5

 

Saris y Abbie

Antes de conocernos con mi esposa, conocí a sus dos hijas. Tenían 10 y 7 años respectivamente. Fui su maestro de escuela dominical en la iglesia. La primera es sanguínea en todo su esplendor. Extrovertida, amigable, emprendedora. Además, super atlética, atrevida, hasta osada en muchas ocasiones. Esto le ha traído muchos logros, pero cómo es lógico, muchas equivocaciones y frustraciones. Cuando así lo decide, llega a tener una vida espiritual muy intensa. Fluida al hablar, nuestras conversaciones pueden fácilmente convertirse en sus monólogos. Con una sensibilidad por aquellos que son más indefensos: los adultos mayores y los que sufren enfermedad. Saraí tiene grandes promesas y un futuro prometedor. Uno de sus sueños es tener un asilo para personas de la tercera edad.

 

Menos colorida, pero más centrada es Abigail. Me es difícil entender las muestras de afecto y el cariño especial que de ella he recibido. Cuando la conocí, me veía con sus ojos asombrada y con admiración. Quería ir a todas partes conmigo. Sueña con ser actriz y hace unos días estuvimos investigando sobre academias en Brodway y los Ángeles. Apunta lejos y en su aparente timidez, guarda un corazón maternal como pocos he conocido. Los niños pequeños la atraen y son atraídos por ellas. Tiene un don especial y una carga en su alma por el cuidado de los mismos.

 

Son inseparables. Distintas y opuestas en muchos sentidos. Pero responsables la una de la otra. Aunque tiene una diferencia de edad de 3 años, en sus almas son como gemelas. De ahí que dos de sus películas favoritas son “Juego de gemelas” y “Chesnut, el héroe de Central Park”.

 

Aunque tiene su padre biológico, me siento también con el privilegio de haber fungido como tal. Lo fui mientras vivimos juntos, antes de que se mudaran a Filadelfia hace ya más de un año, para vivir con su progenitor.

 

Así que emprendió el viaje y se fue a su padre. Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. Lucas 15:20

 

Todos estamos en el camino a casa. Anhelamos volver a un lugar de donde salimos. Deseamos reconciliar las relaciones con nuestro hogar. Y así cómo en la vida de Saroo, un día volveremos para encontrarnos con nuestro verdadero Padre, el cual nos adoptó, no porque necesitara hijos, sino por decisión propia en amor.

 

Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, Efesios 1:4-5

 

Aún espero la reconciliación y restauración total con Sindy, Pame, Raí, Paulis, Saris y Abbie. Aún estoy en el viaje de regreso a mi padre, que me escogió y amó. Es mi deseo que todos mis chicos encuentren ese camino de vuelta a casa. Es mi oración que todos lo encontremos o, mejor dicho, seamos encontrados por Él.

 

 —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Juan 14:6

 

Ray & Lily

 

https://www.youtube.com/watch?v=pl6qyvZMp_A

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