Hijos

“Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos.

De cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje.”

 

Este es un fragmento atribuido a José Saramago, Premio Novel de la literatura en 1998. Pero en definitiva es una de las definiciones que más me ha gustado y confrontado sobre el ejercicio de ser padre.

 

Febrero es de locos, decían mis padres. Y a mí me toco ver nacer a dos de mis hijos en ese mes. La locura, no pienso que, tenga que ver con el calendario de su onomástico, más bien es una herencia genética d su progenitor. Cómo ellos mismo me lo han expresado “Antes estabas loco, ahora un poco más”

 

Hay tantas historias y aventuras que hemos pasado juntos. Hay tantas otras que vivimos solos. El temor a la paternidad me abrumó de tal manera, pues aún terminada de asimilar la separación familiar y el abandono posterior de mi padre, con quien me había quedado. Cuando, antes de cumplir la mayoría de edad, tuve la noticia de que sería padre.

 

Los miedos se fueron disipando rápidamente, luego de conocer a Sindy Paola (mi primogénita). Desde bebe ha sido encantadora y sonriente. Era una cosa tan pequeña (y aún lo es) pero llena de gracia y favor. Era imposible, no amarle. Fueron muchas las ocasiones que bailé con ella, siendo bebé. Pintar era uno de sus pasatiempos favoritos y que seguramente marcó la decisión de convertirse en diseñadora gráfica.   

 

Emanuel es el tercero y único varón. Su nacimiento vino en medio de la inminente separación con su madre. Mi cabeza y corazón estaba viajando por otros rumbos. También fue un tiempo traumático, cómo lo fue el día de su nacimiento. Siendo honestos, y lo digo con libertad porque es algo que ya hemos platicado y sanado, no deseaba su nacimiento. Fue increíble el vuelco, que Dios dio a mi corazón con él. También es increíble que haya sido el más cercano a mi persona en los tiempos mi conversión a Jesús. Me acompaño a todas partes. Hicimos horas en autobús viajando, cada sábado, solo para llegar a ministrar a un grupo de niños.

 

Recuerdo una ocasión en que planeamos un pícnic, después de ir el domingo temprano a la iglesia. Ese día no había refacción para los niños del servicio dominical. Y fue cuando se le ocurrió dar, todo lo que teníamos de almuerzo, para cubrir esa necesidad. Así he aprendido a conocer uno de los corazones más generosos. No es casualidad que su segundo nombre sea Emanuel, que significa Dios con nosotros.

 

No están libres de defectos. Claro que los tienen y he aprendido amarlos con ellos. Como ellos lo han hecho también. Como Dios lo ha hecho conmigo.

 

A esa hora, Jesús gritó con mucha fuerza: «¡Elí, Elí!, ¿lemá sabactani? Eso quiere decir: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Mateo 27:46 TLA

 

También sufrieron mi abandono. Justo cuando nació Raí Emanuel. Sobrevivieron a ello, con heridas y dudas. Pero es increíble ver como se han convertido en hijos independientes y productivos. Que sirven a sus familias y han extendido su amor al prójimo, dando de su tiempo y talento para servir a otros.

 

Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos. Salmo 27:10

 

Es motivo de gran esperanza saber que, aunque por un breve lapso les causé tal angustia, nunca estuvieron solos. Siempre El Señor ha estado con ellos. Y será Él, quien finalmente, restaurará todo dolor y toda lágrima en sus vidas. Es maravilloso saber que tenemos un buen Padre. Quien levantó mi cabeza, quien libró mi vida del lodo cenagoso, el que unge mi cabeza con aceite y hace mi copa rebozar.

 

El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar. Isaías 54:13

 

Cuantas grandes promesas se encuentran en su palabra. Isaías 54 es una a la cual me he aferrado con todas mis fuerzas. Y he de decir, que he visto cumplirse, poco a poco en sus vidas. Al final de cuentas, cómo llegué a entender hace algún tiempo, mientras reflexionaba sobre la paternidad, “solo soy un simulacro de padre”, su verdadero Papá es Él, mi trabajo ha sido solo modelarles su carácter. He fracasado muchas veces en ese intento. Pero su amor vencerá. Cómo lo hizo con Jesús. Quien también se sintió abandonado, e incluso murió. Pero al final el Padre lo resucitó.

 

Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio. Eclesiastés 12:7

 

El texto citato al principio, termina de esta forma:

Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado.

¿Perder? ¿Como? ¿No es nuestro?

Fue apenas un préstamo… EL MAS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRESTAMO ya que son nuestros solo mientras no pueden valerse por si mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias.

Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos.

 

Y, si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Romanos 8:11

 

Ray & Lily

 

https://www.youtube.com/watch?v=aG1TosponM0

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