Hoy se casa una gran amiga. Todo está preparado. Hay un lugar especialmente acondicionado, la lista de invitados al banquete no es muy larga, debido a las restricciones provocadas por la pandemia que, a punto de cumplir un año de entrar, aún pone resistencia para detenerse. Pero no pudo detener el gran día de Adolfo y Marta.
Son solo unas
pinceladas las que conozco de la historia de amor de los novios de esta mañana.
Son hermosos los detalles. Siete años de espera para el cumplimiento de la
promesa. Tuvimos el privilegio de estar en la pedida oficial de mano. Un acto
muy solemne donde, no solo dos personas se comprometían, se comprometían dos
familias, dos comunidades, para respaldar y apoyar la decisión de darle forma a
una nueva familia.
Siempre nos emociona
participar de estos eventos. Mi corazón late de prisa y puedo escuchar en mi
mente la melodía que dice “Ven, ven, ven, amado. Ven, ven, ven, amado. Celebremos
nuestro amor”. Hay algo misterioso y un secreto profundo en las ceremonias de
los matrimonios, como lo describe el apóstol Pablo en su carta a lo efesios “…y
se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo». Esto es un
misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia (5:32).
Seguramente lloraré.
Dos de muestras hijas estarán presentes, también nuestro hijo varón. Solo puedo
imaginar el gran día de ellos. Probablemente, cómo yo en mi infancia, han hecho
acuerdos de nunca casarse. No los culpo, pues aún llevan cicatrices en sus
vidas. La mayoría causadas por mi persona, su progenitor. Las otras tres de
nuestras chicas, están lejos. Dos en Filadelfia, EE.UU. y otra en Izmir, Turquía.
Su historia no es diferente. Sus corazones aún sangran.
¿Cómo fue posible
cambiar nuestra historia?
Cuando tus fortalezas
mentales, no son capaces de sostener las convicciones edificadas sobre la base
del dolor y mentiras del enemigo. No queda otro lugar a donde recurrir. La
verdad.
y conocerán la
verdad, y la verdad los hará libres. Juan 8:32
La respuesta a la
célebre pregunta de Pilatos a Jesús “¿qué es la verdad?” encierra las claves de
la vida e incluso de la muerte. El
subjetivismo ha traído a la bancarrota la verdad. Cada cual vive su propia
verdad. Y es que la verdad no es un concepto, es una persona. Pilatos tuvo la
verdad frente a el y no la reconoció. Sólo
Él, quien es la verdad, nos puede
liberar. —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le
contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Juan 14:6
Ser encontrados por Jesús
cambión el rumbo de nuestras vidas, que estaban rotas y nos dio una nueva
oportunidad. Literalmente nos hizo nuevos. Nos restauró y cambió nuestro
destino de muerte, por uno de vida. Al chocarnos con la verdad, destruyó todo
nuestro pasado y nos trajo nuevos argumentos y convicciones, basados en el
creador del universo. Nos hizo nuevas criaturas.
Ahora que estamos
unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra
antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo
esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo,
hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el
mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace
las paces con todos.
2corintios 5:16-18
Nuestra boda fue una
gran fiesta. No para nosotros, más bien para aquel que olvidando nuestro
pasado, nos dio una nueva oportunidad y nos presenta sin mancha, ni arruga,
irreprensibles delante de Él. Por el sacrificio que él mismo hizo. Nos cambió
el corazón de piedra y nos dio uno de carne.
Yo les daré un
corazón íntegro, y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el
corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón de carne, para
que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán
mi pueblo, y yo seré su Dios. Ezequiel
11:19-20
Hoy de nuevo recordaré
los votos que hicimos ese día, nuestro gran día. Ellos terminaban con la misma
promesa que El Señor nos hace a cada uno de nosotros y que encontramos en Oseas
2: 19-20 “Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho
y la justicia, el amor y la compasión. Te daré como dote mi fidelidad, y
entonces conocerás al Señor.” Nuestro
gran día solo es el reflejo del verdadero y gran día. Las bodas del cordero. El
día que Cristo se una a su amada.
La iglesia es su amada
y se compone de todos los que están en camino a ser completamente libres de
todo pecado, como Jesús lo es. Son los que han comenzado por el camino que los
llevará a la naturaleza divina. Algunos pueden haber llegado más lejos en el
camino que otros. Algunos quizás acaban de comenzar. Sin embargo, todos los que
van por este camino son un miembro del cuerpo de Cristo. Se están preparando
para ser la esposa de Cristo. Se están alistando.
¿Lo estás haciendo tu?
¡Alegrémonos y
regocijémonos y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero.
Su novia se ha preparado, y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y
resplandeciente». (El lino fino representa las acciones justas de los santos).
El ángel me dijo: «Escribe: “¡Dichosos los que han sido convidados a la cena de
las bodas del Cordero!”» Y añadió: «Estas son las palabras verdaderas de Dios». Apocalipsis 19:7-9
Ray & Lily
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