La carencia de agua potable es un problema mundial. Muchos hemos tenido la dicha de abrir el grifo y disfrutar del torrente. Sin preguntarnos más ni plantearnos por qué. Para beber, para ducharnos, para regar las plantas, para lavar la ropa, el auto, para llenar piscinas. La escasez afecta a más del 40% de la población mundial.
Nuestra colonia ha carecido del vital líquido desde ya hace varios meses.
Gran parte de la pandemia de Covid-19, cientos de miles de personas hemos debido
adaptarnos para dosificar el tan importante elemento. Camiones cisterna recorren las
calles accionando su claxon, desde muy tempranas horas. Para muchos se han
llegado a convertir en su alarma despertadora. En ocasiones hemos saltado de la
cama, para salir corriendo y poder adquirir lo necesarios para un par de días.
Afortunadamente la casa de mis suegros no ha sido tan afectada. En
repetidas ocasiones hemos acudido a su incondicional apoyo para hacer uso de la
lavadora de ropa y aprovechar el tiempo para conversar un poco. Ya son varias
horas de historias, en sus tiempos de militar, que mi suegro ha dejado en mi
memoria. Además de disfrutar de los exquisitos alimentos que la habilidosa
madre de mi esposa prepara.
Compartan su comida con los hambrientos y den refugio a los que no
tienen hogar; denles ropa a quienes la necesiten y no se escondan de parientes
que precisen su ayuda. Isaías
58:7
Esta semana, en una de esas esperas, además de su generosidad
acostumbrada, nos invitaron a ver un film árabe titulado “Cafarnaúm”. Escrita y
dirigida en el 2018 por la actriz y directora libanesa Nadine Labaki.
La película narra la historia de Zain, un niño de 12 años de los barrios
marginales de Beirut, cumple una condena de cinco años en prisión por apuñalar
a un hombre. Ni Zain ni sus padres saben su fecha exacta de nacimiento, ya que
nunca recibieron un certificado de nacimiento oficial. Zain es llevado ante un
tribunal, después de haber decidido demandar a sus progenitores. A la pregunta
del juez, de por qué quiere demandar a sus padres, Zain responde “porque yo
nací”. Hay además otra historia paralela de una joven etíope llamada Rahil,
quien es procesada junto a otro grupo de trabajadores inmigrantes ilegales en
ese país.
Nuestra sobremesa, con un tono de indignación generalizada, giró en
torno a la cultura y razones por las cuales sucedía algo así en esos lugares.
No pudimos evitar concluir que no es un problema del lejano oriente. Este tipo
de situaciones están más cerca de lo que pensamos, así cómo la dificultad del
agua, que también se hace palpable en la obra cinematográfica.
Es impactante el relato, que se dirige abiertamente a los sentimientos y
a la sensibilidad de cualquiera que se ponga ante sus imágenes, pero a mi parecer,
sólo expone el problema y no brinda un poco de luz. Creo que cómo artistas y
ciudadanos de este mundo, no solo debemos evidenciar los problemas, es menester
presentar soluciones y traer esperanza a este mundo que tanto la necesita.
¡No! Esta es la clase de ayuno que quiero: pongan en libertad a los que
están encarcelados injustamente; alivien la carga de los que trabajan para
ustedes. Dejen en libertad a los oprimidos y suelten las cadenas que atan a la
gente. Isaías 58:6
Dios nos dio la responsabilidad de sojuzgar la tierra, es decir, subyugar,
someter juzgar, hacer justicia, gobernar. Cuando Dios le dijo al hombre fructificad
y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, no era el plan que nadie
maltratara a nadie, el mandato es que la tierra fuese tratada con amor no con
injusticia. Porque el reino de Dios es amor, así como lo es su carácter.
Entonces su salvación llegará como el amanecer, y sus heridas sanarán
con rapidez; su justicia los guiará hacia adelante y atrás los protegerá la
gloria del Señor. Entonces cuando ustedes llamen, el Señor les responderá. “Sí,
aquí estoy”, les contestará enseguida. Levanten el pesado yugo de la opresión;
dejen de señalar con el dedo y de esparcir rumores maliciosos. Alimenten a los
hambrientos y ayuden a los que están en apuros. Entonces su luz resplandecerá
desde la oscuridad, y la oscuridad que los rodea será tan radiante como el mediodía.
El Señor los guiará continuamente, les dará agua cuando tengan sed y restaurará
sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se
seca. Algunos de ustedes reconstruirán las ruinas desoladas de sus ciudades.
Entonces serán conocidos como reconstructores de muros y restauradores de
casas. Isaías 58:8-12
Dios no a cambiado de parecer, aún el compromiso es nuestro, somos nosotros
los llamados a reparar el daño, corregir las sendas y llevar el agua a todo
aquel que la necesite. Sobre todo, aquellos que, como la samaritana que narra
Juan en el capítulo 4, nos hemos encontrado con Jesús. Tenemos el compromiso de
llevar el agua viva que Él nos dio a beber.
pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa
agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les
da vida eterna. —Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así
nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua. Juan 4:14-15
Hoy nos encontramos desafiados, cuando vemos alrededor y cómo dice la
popular canción del grupo Maná “Solo huele a tristeza, huele a soledad, en mis
ojos perdidos solo hay humedad, siento un grande vacío en mi corazón, siento
escalofríos de ansiedad”. En Jesús tenemos una fuente de vida y la gracia que
nos capacita para cumplir el propósito de Dios en este mundo. Aún huele a
esperanza.
Ray & Lily
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