Oscureció más temprano que lo usual, al menos así lo percibimos. No deseábamos conducir por la noche y apenas son las 5:50 de la tarde y el manto nocturno ha caído mermando la visibilidad. Pero hay un brillo inusual. Al tomar la vía principal, todo queda obnubilado por una presencia majestuosa. Casi me siento elevar con dirección a ella. Como en la escena de la película clásica de Steven Spielberg “ET”. Pero, está vez no es una bicicleta, sino nuestra motocicleta.
Pocas veces se le
ve tan enorme, parecía que se abalanzaba sobre nosotros. La enorme luna llena.
Y pensar que comparada con la vía láctea en la que se encuentra nuestro sistema
solar, es tan solo una pequeña fracción el universo. Aún me sigo asombrando al
observarla. Tiene algo de mágico y un atractivo que puede hacer suspirar al más
duro corazón. Brilla tanto que es imposible pensar que esa luz no sea propia,
es tan solo un reflejo de la radiante naturaleza de nuestra estrella llamada
Sol.
Cuando nuestros
hijos aún estaban chicos, teníamos un juego con la luna. Nos servía de
mensajera e intermediaria, para preguntarle cómo estábamos. Era un recordatorio
del amor que nos teníamos. Muchas veces me encontré charlando con ella acerca
de ese amor. Y no me parece extraño que Paco Pérez le haya dedicado una de las
canciones guatemaltecas, más famosas de todos los tiempos. En su caso, a la
Luna de Xelajú. O al menos a la imagen que se aprecia de ella en esa hermosa ciudad
del occidente.
Pero no siempre,
se le ve igual. Son solo algunas épocas del año en que se le puede ver de esa
manera. Debido a la distancia, ángulo y otros factores que influyen. Es más,
tiene distintas etapas. En algunas de ellas está creciendo, en otras menguando
y en la llamada luna nueva, no se le ve.
Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo
alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para
cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre
a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para
que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en
el cielo. Mateo 5:14-16
De igual manera
nosotros no brillamos con luz propia. Aunque somos la luz del mundo, dependemos
de la luminaria de nuestro Padre. Y pasa que muchas veces estamos en etapas,
dónde por el ángulo y distancia que nos encontramos de su radiante presencia,
no logramos reflejar totalmente su carácter y amor. Y en el peor de los casos,
hemos perdido el brillo por completo.
—¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió
Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo. Pero
el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz. Juan 11:9-10
No es de extrañar
que nuestro mundo vaya tomando tantos rumbos, distantes a los principios y
valores morales básicos y naturales. El respeto por la vida puede excusarse en
la mal llamada “libertad de elección”. Nuestros propios hijos apelan a su
derecho a la privacidad para no tener que rendir cuentas de sus hábitos en
redes sociales. ¿No será que estamos dejando de brillar? ¿O acaso hemos puestos
nuestra luz escondida en un closet?
La verdad es que
nuestro mundo está erosionado y a falta de luz, muchos tropiezan y caen en la
profunda oscuridad. Procrastinamos los asuntos peliagudos esperando se
resuelvan solos. La postergación alimenta la erosión.
Terminamos un año
diferente en gran manera. Con desafíos a los cuales no nos habíamos enfrentado
antes. Lo peor que no puede ocurrir es haber pasado de noche y no aprender las
lecciones para la nueva oportunidad que se encuentra a las puertas. Nosotros
personalmente debemos evaluar y actuar, sin esperar más, acerca de nuestra
relaciones, prioridades y responsabilidades cómo esposos, padres, hermanos,
ciudadanos y sobre todo cómo hijos de Dios.
Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les
dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino
que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12
Me siento tan
especialmente dichoso de no tener que hablar más con la luna. Tengo acceso al
cielo por medio de Jesús. Tengo redes ilimitadas para conectarme con él y tener
consejo y socorro en el momento oportuno. Tengo su palabra que es lámpara a mis
pies y lumbrera a mi camino (Salmo 119: 105, énfasis añadido). La pregunta que
me desafía es: ¿en que posición voy a estar y que a que distancia? Para
reflejar la luz de Cristo.
porque la luz es lo que hace que todo sea visible.
Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo». Efesios
5:14
Nuestra oración
para este año nuevo, es que El Señor abra para ti los cielos y su generoso
tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para
bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú les prestarás a muchas naciones, pero
no tomarás prestado de nadie. Que seas bendito dondequiera que vayas, tu
familia, tus hijos y los hijos de tus hijos.
¡Feliz y próspero
año nuevo les deseamos sus amigos!
Ray & Lily
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