En busca de la felicidad

Éste es el título de la película protagonizada por Will Smith, quien fue nominado al Oscar por la misma y en la que actúa junto a su pequeño hijo. En ella dan vida a la historia de Chris Gardner, en una adaptación del libro de las memorias de Gardner con el mismo nombre, que fue publicado en el 2006. Es una película inspiradora y desafiante. Pero, me temo que muchos, después de años de haberla visto, aún se encuentran en la lucha por encontrar la felicidad o el éxito y pueden llegar a confundirse por la manera en que se presenta el film.

 

Y es que probablemente uno de los anhelos más altos y profundos del corazón humano sea encontrar la felicidad. Según lo expresa Gregory Dickow, La felicidad “Es la emoción más embriagadora que impulsa cada decisión y búsqueda de la humanidad”

 

Pero ¿por qué razón parece tan escurridiza? ¿por qué parece tan difícil de alcanzar? Recuerdo en mi infancia el haber escuchado, en el pequeño radio rojo de transistores de mi madre, una locución que recitaba “La felicidad es como el agua que se escapa entre los dedos de la mano”. Que poca esperanza me dio, máxime cuando éramos una familia numerosa, once miembros para ser exactos y con bastantes carencias económicas. Luché gran porte de mi vida para encontrarla, pero a más luchaba, más parecía alejarse.

 

Desde siempre la humanidad ha estado buscando felicidad, tratando de comprarla y venderla, o simplemente encontrarla por medio de prácticas de meditación trascendental o la religión misma. Algunos hemos pensado que se encuentra al casarse, viajar o por medio de la diversión en cualquiera de los métodos que podamos imaginar. Pero, la verdad no es difícil de encontrarla.

 

Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. Mateo 6:32-33

 

Una de las cosas más importantes que comprendimos cómo matrimonio fue, que la carga de hacernos feliz el uno al otro era demasiado grande y que podría convertirse en un peso insostenible. Definir que lo fundamental era compartir nuestra felicidad el uno con el otro fue la manera correcta que nos liberó de ese yugo. Pues, entendimos que Dios mismo añadiría la felicidad mientras buscáramos su reino, mientras buscáramos su rostro y mientras aprendiéramos a perdonarnos así cómo él lo hace. Para aprender a vivir cómo perdonados. Romanos 14:22 lo expresa de esta manera “…feliz el hombre que no se condena así mismo”.

 

Saber que somos perdonados y vivir como tal, trae la felicidad y la libertad de querer compartirlo con otros. Compartir tiempo, recursos, habilidades y la vida misma. No hay felicidad más grande que el dar. Dios es sumamente feliz, pues su placer y privilegio es dar. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16). Nos compartió su gozo más grande, su hijo.

 

Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”. Hechos 20:35

 

No aparece en la película, pero fue el Reverendo Cecil Williams quien al observar la dedicación de Gardner a su hijo lo apoyó hospedándolo en el refugio de madres indigentes y es por ello que en la actualidad es uno de los grandes benefactores de la Iglesia Metodista de San Francisco quiénes más le ayudaron cuando lo necesitaron él y su hijo.

 

Nuestro deseo y oración hoy es que te encuentres con la fuente de la felicidad y el amor, con el Dios creador de todas las cosas, quien tiene cuidado de ti, para que su vez te conviertas en un dador de amor y felicidad. Feliz el hombre quien ha puesto en el Señor su confianza… Salmo 40:4

Ray & Lily

 

https://www.youtube.com/watch?v=kPBR3W-dscU 

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