FIEBRE Y TOS


Desde la media noche del domingo y hasta la mañana de lunes recién pasado, un malestar horrible me atacó. Si le sumamos la fiebre, dolor de cabeza y tos, la preocupación tocaba a la puerta de mis pensamientos. Comenzaron las preguntas de rutina; ¿Dónde me contagié? ¿Con quienes más tuve contacto? ¿Mi esposa también está contagiada?
 En la oscuridad de nuestra habitación solo pude girar sobre mi adolorida espalda y un pequeño atisbo de luz me permitió ver la frente de mi esposa dormida. Mientras la contemplaba comencé a sentirme fortalecido al enumerar cuantas cosas buenas Dios me a permitido: Esposa, hijos, familia, amigos estupendos y por sobre todas las cosas la promesa de la vida eterna, que vino atada a la decisión de responder que sí al encuentro con Jesús.

*DESICIONES*
A lo largo del día, las personas tomamos una media de 35.000 decisiones y tan sólo somos completamente conscientes de una pequeña parte de ellas. Concretamente, nuestro cerebro toma el 99,74% de las decisiones de manera automática, es decir, sin que realmente seamos conscientes de ellas. Tomamos decisiones: qué ponernos, qué comer y qué hacer. Hay decisiones pequeñas y grandes. Tal vez, las decisiones más importantes en la vida para la mayoría de las personas son acerca de las relaciones, el matrimonio (si casarse y con quién casarse) y el trabajo. Pero estas decisiones son insignificantes al lado de la gran decisión. La gran decisión es cómo responder a Dios.

*«¡Multitud tras multitud en el valle de la Decisión! ¡Cercano está el día del Señor en el valle de la Decisión!» (Joel 3:14).*

Muchas personas oyen el evangelio. Cuando escuchas el evangelio tienes que tomar la decisión más importante de tu vida. ¿Respondes con fe y crees? ¿O respondes endureciendo tu corazón y desobedeciendo?
¿Estás experimentando el «reposo de Dios» en tu vida? ¿O estás desgastado, tratando de controlar todo y a todos a tu alrededor? Tal vez es hora de renunciar a ser el gerente general del universo y empezar a creer en las promesas de Dios y confiar en Dios para hacer lo que solo Él puede hacer.
Como Joyce Meyer escribe: «El gozo es el fruto del Espíritu Santo. Sin embargo, solo se libera al tomar la decisión de no permitir que las circunstancias adversas rijan tus actitudes emocionales y mentales. Por medio del gozo, puedes fortalecerte para hacer cosas que de otra manera serían imposibles».

Un estornudo me sacó de mis cavilaciones y la cantidad de mucosidad, cómo nunca antes en la vida, me dio más tranquilidad. La respuesta del Señor no se hizo esperar -No es Covid 19, es una crisis de sinusitis. Y vino cuanto ya me estaba haciendo a la idea de estar con Él, cumplir el sueño de estar juntos.

*«¿A quién tengo en el cielo sino a ti?    Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. » (Salmos 73:25)*

Hoy deseamos que tomes la buena decisión de confiar en las promesas de Dios y experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento, que por ninguna causa dejes de entra en su reposo.

Ray & Lily


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