'¿Qué he ganado si, solo por motivos humanos, en Éfeso luché contra las fieras? Si los muertos no resucitan, «¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!».' 1 Corintios 15:32 NVI
Las bocinas de
los autos se suman secuencialmente, haciendo el efecto de un canon musical infinito,
algunos conductores con caras largas sostienen sus cabezas con la mano en la
quijada. Miradas perdidas, otras desesperadas ven pasar el tiempo en la
interminable fila de autos agolpados en el segmento dañado de la carretera que
se encuentra parcialmente habilitada. Todos llevamos una prisa intrínseca en
nuestro acelerado ritmo de vida. Algunos tratan de hacer maniobras que les
ayuden a sortear el atolladero, muchas rayan en la imprudencia, como los que se
desplazan en la pequeña franja de la carretera y la cuneta que flanquea la
finta asfáltica.
El aire acondicionado
no funciona muy bien y nos vemos obligados a bajar los vidrios de las ventanas,
se cuela el ruido, los lamentos y suspiros desde los otros automotores, además
de una brisa tibia y olor a cañaveral. Comienzo a percibir una pequeña falla
mecánica en el embrague, se ha calentado un poco, pierde presión y tracción.
Algunos de mis pasajeros duermen, otros cabecean, mientras el sistema de
navegación recalcula el tiempo total del viaje y el que permaneceremos haciendo
fila; le es imposible dar un dato exacto y el pronóstico varía en cada ocasión
que lo consulto.
Me quito las
sandalias pues la desagradable sensación de sudor en los pies me hace escoger
la descalcez para conducir, mientras mi mente medita en los posibles panoramas
que me esperan al salir del embotellamiento. El Espíritu me recuerda una frase
que acuñé en los tiempos en que administré un restaurante, aquellas noches
llenas de trajín donde las demandas de los comensales hambrientos y molestos
chocaban con la pasividad de una cocina gourmet que se tomaba su tiempo, aquellas
épocas se parecían en mucho a este momento.
'—No te
acerques más —le dijo Dios—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra
santa. Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios. '
Éxodo 3:5-6 NVI
En aquellos
tiempos, cuando el caos y la presión amenazaban con sabotear mi paz interior,
recurría a mi pequeño lugar secreto y mientras engullía un pedazo de pan
recitaba para mis adentros “Esto tiene que acabar, no durará para siempre” y
añadía “En algún momento todos se marcharán a sus casas y la paz y quietud
dominarán el espacio del establecimiento.
Me muerdo los pequeños pedazos de piel que bordean los dedos de mis
manos y luego, pronunciando el labio inferior hacia el frente, me repito “Esto
tiene que acabar, no puede durar para siempre.”
'Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora
padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo
sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que
lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.' 2 Corintios
4:17-18 NVI
Son innumerables las ocasiones en que me exaspero a causa de
lo que, desde mi perspectiva, aparenta ser una indolente forma de proceder de
Dios. Me parece que se tarda o que no tiene consideración de la angustia que padecemos
cuando no le vemos actuar o salir a pelear en nuestras batallas. El tiempo
apremia y nos sentimos atrapados entre el ejército de faraón y el Mar Rojo. Pero él no se inquieta por nada, no le mueven
nuestras prestezas, ni se siente presionado por agendas y fechas límite.
'¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me
mostrará el camino a Edom? ¿No eres tú, oh Dios, quien nos ha rechazado? ¡Ya no
sales, oh Dios, con nuestros ejércitos! ' Salmo 60:9-10 NVI
Siempre estoy deseoso de la empatía del Omnipotente, que
comprenda nuestra humanidad, debilidad y necesidad. Mis oraciones se vuelven en
quejumbrosas peroratas, como polluelos hambrientos que se abalanzan hacia el
pico de una madre que llega al nido. Mi impaciencia y sentido de urgencia
chocan con la eternidad, no empatan con la perspectiva de un Dios eterno que me
induce a esperar en su tiempo perfecto.
'Dios hizo todo hermoso en su tiempo, luego puso en la
mente humana la noción de eternidad, aun cuando el hombre no alcanza a
comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. ' Eclesiastés 3:11 NVI
La eternidad es un concepto que no alcanzo a comprender, es por
lo que me siento perseguido e incapaz de cumplir con todas las obligaciones que
me he impuesto, tanto ha llegado a permear la prisa en mi ser, que me descubro
subiéndole la velocidad a videos y lectura de audiolibros, que decir de los
audios que llegan a mi dispositivo, oraciones o peticiones de estas que oigo
(sin escuchar) por tratar de cumplir con todo. Plegarias mecánicas y
automatizadas para salir del paso y llenar el requisito. Y aún así tengo la
ilusa esperanza de escuchar a Dios, al paciente y calmoso creador del universo.
'Él conoce de qué hemos sido formados; recuerda que somos
polvo. El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo:
cuando el viento pasa desaparece sin dejar rastro alguno. ' Salmo 103:14-16 NVI
Lo que juzgo como exasperante tardanza no es otra cosa sino
amor eterno, mientras yo le exijo que se ponga en mis zapatos y se compadezca
de mi condición, él me invita a ver las cosas desde su perspectiva. Esa
invitación permanente a ver las cosas desde su punto de vista está accesible a
nosotros cuando, en medio de cualquier situación, conectamos con ese tiempo
perfecto de Dios (Kairos). Todo palidece a la luz de la eternidad, nada
llevaremos para allá, excepto el carácter, mismo que se forma en cada una de
las circunstancias que enfrentamos.
'A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir
mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor , que hizo el cielo y la tierra.' Salmo
121:1-2 NVI
Particularmente tengo muchas cosas que se han tardado más de
lo que me gusta esperar, el reencuentro con mi hija menor, el sueño de ver a mi
familia restaurada en el amor de Cristo, sin más resentimientos ni falta de
perdón; el sueño de ver mi colonia salir de la lista de zonas rojas; ver
emerger a mi país del tercermundismo, la pobreza, corrupción y desigualdad de
oportunidades; el día de la boda de cada uno de nuestros hijos (aunque ya
tuvimos el privilegio de ver a una casarse); y la lista puede ser interminable.
Y qué decir del día del regreso del Señor, a todos nos parece cómo si no
quisiera volver.
'Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un
día es como mil años y mil años, como un día. El Señor no tarda en cumplir su
promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con
ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.’ 2
Pedro 3:8-9 NVI
¿Y ahora qué?
Finalmente, después de más de dos horas, salimos de la fila
y la autopista se ve grandiosa, ahora es el auto el que no responde, la
temperatura lo afectó y la recomendación es detenerse y esperar para que enfríe.
Fue necesaria una logística extra para acomodar a todos los pasajeros en otros
vehículos que llegaron para auxiliarnos. Quedamos solos con mi amada y todo el
equipaje que intercambiamos por los familiares que se acomodaron en sendos
autos.
'Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas
para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su
propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a
ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos.' Romanos 8:28-29 NVI
Nos miramos, tomamos nuestras manos y damos gracias a Dios
por el hermoso paseo que tuvimos ese fin de semana, celebrando junto a familia
y amigos, disfrutando del exuberante oleaje del pacífico guatemalteco.
Evaluamos las posibles soluciones y los costes, aún así tenemos paz y sabemos
que este incidente, finalmente terminará, no será para siempre. Sabemos que
todo coopera en nuestro proceso de transformación a la imagen de Cristo. Resolvimos
avanzar un par de kilómetros y esperar en una estación de combustible, con
iluminación y un poco de más seguridad.
'También por medio de él, y mediante la fe, tenemos
acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos
en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no solo en esto, sino también
en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce
perseverancia;' Romanos 5:2-3 NVI
Las ventanas siguen abiertas y el viento sopla a raudales,
la camioneta familiar se desplaza sin complicaciones y con un cruce de miradas decidimos
continuar hasta casa, todo está en orden y mientras cantamos algunos himnos
percibimos que no viajamos solos, el eterno Dios va con nosotros, también canta
y se alegra con nosotros, un pequeño adelanto de la eternidad.
'Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos
hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos
venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre
nosotros en Cristo Jesús.' Efesios 2:6-7 NVI
ORACIÓN:
Padre, ¡Cuánto me complico tratando de resolver y controlar
las circunstancias!, soy corto de vista y vivo cómo si todo tuviera fecha de
caducidad, pero pusiste eternidad en mí y compraste vida eterna para todo aquel
que se acerca a ti. Tú no nos rechazas, todo lo contrario, nos invitas a
contemplar la existencia desde tu perspectiva eterna. Abre nuestro corazón para
que podamos acceder a tu dimensión. Amén.
Ray & Lily
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