'El Señor se apareció a Abraham junto al bosque de encinas de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña a la hora más calurosa del día. Abraham alzó la vista y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la tienda a saludarlos. Postrándose en tierra, ' Génesis 18:1-2 NVI
La cabeza sobrepoblada de canas, carraspeando siempre antes
de hablar, todos sus tics y manías están más que acentuados y su esposa parece
más su hermana que nunca. En dos ocasiones mintió sobre su cónyuge para salvar
su vida, eso lo metió en algunos problemas y en ocasiones se pregunta si acaso
esos pecadillos no serán los causantes de que su promesa no se cumpla.
Cansado en su cuerpo, ya su virilidad ha mermado y el
vientre de su consorte está ya seco. Sentado a la puerta de su carpa, a una
edad que es sinónimo de sabiduría, parece tener más preguntas que respuestas. En
su parentela, no hay antecedentes de alguien que haya escuchado esa vos con
anterioridad. Hay momentos en los que piensa que el calor abrazador de desierto
afectó sus neuronas, o será acaso la demencia senil que ha comenzado a hacer
morada en su mente.
Han pasado 24 años desde que recibió la promesa y al ver las
siluetas de aquellos 3 hombres, debe frotarse los ojos para asegurarse de que
no es un espejismo. A pesar de sus pocas fuerzas emprende la carrera, con todo
y la molestia que le causa le elongación y contracción de sus veteranos
músculos. Su corazón pulsa con fuerza, no solo por la violenta corrida sino
porque reconoce la identidad de aquellos hombres.
'—Dentro de un año volveré a visitarte —dijo uno de
ellos—, y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo. Sara estaba escuchando a
la entrada de la tienda de campaña, a espaldas del que hablaba. Abraham y Sara
eran ya bastante ancianos. Sara ya había dejado de menstruar. ' Génesis
18:10-11 NVI
Trece años atrás en un intento de ayudar a Dios, puestos de
acuerdo Sara y Abraham, fraguaron el plan para tener al hijo de la promesa por
medio de Agar. No puedo culparlos pues ellos envejecían y sus cuerpos languidecían,
haciendo imposible la concepción de un infante. Los entiendo porque en ocasiones
la tardanza ha entrado en conflicto con la impaciencia, convenciéndome de tomar
acción para ver concretado aquello que esperaba.
Cuando mi esperanza ha estado sustentada en la promesa, más
que en aquel que prometió, mi corazón tiene la motivación incorrecta y eso hace
que el aguardar se convierta en un tormento que nos empuja a tomar malas decisiones.
Cuando la promesa nos provoca acercarnos al dador, se convierte en un deleite
que acrecienta nuestra fe y comunión, convirtiéndonos en hijos íntimos,
conocedores del carácter y amor de Dios, aun nivel más profundo que disuelve
cualquier duda o fluctuación que nos impida recibir lo que esperamos.
'La esperanza que se demora aflige al corazón; el deseo
cumplido es un árbol de vida.' Proverbios 13:12 NVI
Fue en el año 2009, un martes 14 de julio por la noche, después
de una exquisita cena y el correspondiente café, puse fin a mi rebeldía y deseo
de forjarme mi propio destino. Todos los intentos fallidos de hacer las cosas a
mi modo me llevaron a la crisis existencial más grande de mi vida. Había fallado
como hijo, hermano, esposo y padre. Necesitaba respuestas a las interrogantes básicas,
en medio de la vorágine emocional que afectaba mi intelecto. Fue en esos
tiempos que comencé a recibir las promesas. No había antecedentes familiares de
esa comunicación, aun así, emprendí la caminata que me llevaría a conocer al
único y verdadero Dios.
'Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque
fiel es el que hizo la promesa.' Hebreos 10:23 NVI
CONTINUARÁ…
ORACIÓN:
Padre, que impresionante ejemplo el de Abraham en su espera
y que vulnerabilidad la tuya en mostrar sus errores sin ningún empacho. Esas
historias nos llenan de esperanza, gracias por dejarlas plasmadas en tus
escrituras. Cuando nuestra fe flaquea podemos acercarnos confiados a ti y a tu
palabra, para encontrar socorro y ayuda oportuna. Enséñanos a confiar, conocer
tus promesas y esperar en ti. Amén.
Ray & Lily
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