«El Señor es bueno con los que dependen de él, con aquellos que lo buscan. Por eso es bueno esperar en silencio la salvación que proviene del Señor.» Lamentaciones 3:25-26 (NTV)
En repetidas ocasiones se han acercado a nosotros, cómo
matrimonio, personas que piden oración por un proyecto o plan. Es algo que
gustosamente hacemos, buscar el respaldo bíblico y orar con fe. Pero cuando se
trata de migrar ilegalmente a los Estados Unidos de América, me siento incómodo,
no puedo concebir que Dios pueda bendecir algo hecho en la clandestinidad.
Trato de desalentarlos con historias cómo la de Noemí en libro de Ruth o las
experiencias personales que he vivido. Cuando ya la decisión fue tomada y no
hay vuelta atrás, trato de que nuestra oración sea más por protección y
oportunidades de conocer a Dios más íntimamente.
'El hombre se llamaba Elimélec, su esposa se llamaba
Noemí y sus dos hijos, Majlón y Quilión; todos ellos eran efrateos, de Belén de
Judá. Cuando llegaron a la tierra de Moab, se quedaron a vivir allí. Pero murió
Elimélec, esposo de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos.' Rut 1:2-3
Las vicisitudes y condiciones extremas por las que debe
pasar alguien que intenta atravesar la frontera que divide a México del sueño
americano, han sido motivo de reportajes y documentales. Hay historias de
historias, muchos logran sortear las dificultades, para otros la cuestión se
torna muy fácil; también hay lo quienes sufrieron daños irreparables y hasta la
muerte. Muchas son dignas de plasmarse en una novela, pero nunca me tocó vivirlo
tan de cerca como en este caso.
'Pero murió Elimélec, esposo de Noemí, y ella se quedó
sola con sus dos hijos. Estos se casaron con mujeres moabitas, una llamada Orfa
y la otra, Rut. Después de haber vivido allí unos diez años, murieron también
Majlón y Quilión, y Noemí se quedó viuda y sin hijos. ' Rut 1:3-5
De edad media, creyente y practicante de la fe, pero hundida
en innumerables situaciones económicas y familiares, tomó la decisión de partir
hacia el norte, desde su natal Guatemala. Buscaba una oportunidad que no pudo obtener
legalmente con una visa. El potencial económico de los norteamericanos se
apetecía cómo una manera más rápida de salir a flote en el mar de sus
preocupaciones. La travesía por el país azteca no fue complicada y auguraba una
transición rápida hasta el otro lado.
Cuatro días sola en el desierto, donde fue dejada por no
mantener el paso, una dependencia absoluta de Dios, sin provisiones ni abrigo.
Mientras familiares y amigos orábamos por su pronta aparición. El repentino
encuentro con un maletín que contenía chaqueta y pantalón, una botella de agua
extraviada por alguien, una frazada que dejan algunos buenos samaritanos para
los perdidos en el camino y sobre todo un Dios que se regocija en salvar.
'»Lo que antes sabía de ti era lo que me habían contado,
pero ahora mis ojos te han visto, y he llegado a conocerte. ' Job 42:5
Literalmente se encontró con Dios en el desierto, su vida
nuca más será igual. Le hizo la promesa de volver y no alentar a nadie más para
hacer la travesía. Aún hoy (25 de noviembre 2021), al momento de escribir esta
historia, se encuentra en una cueva (parecida a la de Adulán), sanando sus pies
que perdieron hasta las uñas. Junto a ella otros tantos desesperados,
endeudados, amargados con su patria natal.
Algunos víctimas de las circunstancias, otros de sus malas decisiones;
todos tratando de encontrar un futuro mejor, recurren a la migración que
invariablemente traerá dolor o muerte para alguna de las partes involucradas.
El riesgo es grande.
No siempre resulta mal
En algunas oportunidades la cosa no resulta tan mal. En la
misma historia bíblica encontramos el caso de Rut, quien da nombre al libro del
que se extrae el relato. Cuando las condiciones cambiaron en su tierra, Nohemí
decide regresar y esta vez su nuera se convierte en la migrante, pero sus
motivaciones eran muy diferentes.
'Un día, Noemí supo que Dios había bendecido al país de
Israel, dándole abundantes cosechas. Entonces ella y sus nueras se prepararon
para irse a Judá. ' Rut 1:6-7
A Rut el destino le sonrió, pero no fue casualidad, ni el azar.
Ella tomó la decisión más importante de su vida, ser guiada por el único y
verdadero Dios, confiar en su amor, protección y, sobre todo, en su dirección.
Esto la condujo a ser redimida por Booz y le garantizó un lugar en el linaje de
Jesús, 1200 años antes de que este naciera.
'Pero Rut le contestó: «No me pidas que te deje; ni me ruegues
que te abandone. Adonde tú vayas iré, y donde tú vivas viviré. »Tu pueblo será
mi pueblo y tu Dios será mi Dios.' Rut 1:16
Yo también intenté migrar un día, solo que cruzando el atlántico
con destino a tierras europeas, fue en esos lares dónde me encontré más íntimamente
con mi Señor y Dios, ahí lo descubrí como padre y me dejé guiar por su amor, el
cual me trajo de vuelta a Guatemala. increíblemente el país que antes menosprecié
es el lugar dónde encontré mi propósito y se convirtió en esa tierra deseable,
dónde mi vida ha podido prosperar. Salí del egoísmo y pude extenderme a otros
tantos que también se han encontrado en el limbo del despropósito.
'Tú eres mi Dios, eres todo lo que tengo; tú llenas mi
vida y me das seguridad. Gracias a ti, la herencia que me tocó es una tierra
muy bella. Yo te bendigo por los consejos que me das; tus enseñanzas me guían
en las noches más oscuras. Yo siempre te tengo presente; si tú estás a mi lado,
nada me hará caer. ' Salmos 16:5-8
ORACIÓN:
Jesús, a pesar de conocerte aún no estamos exentos de tomar
malas decisiones. Al reconocer que me equivoco y acudir a ti, en
arrepentimiento y calma, puedo conocer tus planes. Ayúdame a escuchar tu voz, venir
a ti y caminar en tus senderos con serenidad y confianza. Quiero depender de ti
y no de mi propia prudencia. Especialmente pido por aquellos que se encuentran
confundidos, buscando una solución para sus vidas y familias, permíteles
encontrarse contigo quién eres nuestra herencia y porción. Amén.
Ray & Lily
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