Murmurando desde el cielo

«Así está escrito: «Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!» Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.»   Romanos 8: 36-39 (NVI)

 

Han pasado ya muchos años, pero aún tengo presente ese medio día atravesando la ciudad de Guatemala. Fijaba en mi mente metas cortas y así avanzaba de un punto a otro mientras cavilaba las formas de poner en orden el desastre que había armado con mi vida. El calor era abrazador y las críticas a la urbanística de la ciudad de suscitaban cada vez que me topaba con sectores dónde era imposible el paso para peatones.

 

El campo de Marte que se encuentra contiguo a la Guardia de Honor fue un oasis dónde pude descansar y refrescarme un poco, sin dejar de caminar. Fue precisamente ahí dónde caí en cuenta de una relación específica que debía restaurar. A decir verdad, no tenía el valor para hacerlo, aunque sí el deseo.

 

‘Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. ' Mateo 5:23-24

 

Mi exsuegra (una de ellas) pasó del amor al odio, de la admiración al desprecio. No la culpo. Desde su perspectiva yo representaba el monstruo que mancilló a su hija y que luego la abandonó junto a su nieta (mi hija menor). En su cabeza no cabía la idea de que alguien así pudiera cambiar o ser cambiado.

 

Los paseos a pie, en ocasiones se prolongaban durante horas. Es una de las formas que desarrollé para tener conversaciones largas y tendidas con mi Padre Celestial. Muchas veces iniciaba con la ilusión de recibir palabras de aliento y promesas de cosas restauradas o nuevas para mi vida. Pero en la mayoría de las oportunidades era confrontado con faltas, pecados y cosas por restaurar o restituir. Dios está totalmente comprometido en mi santificación y lo hará, como decía un amigo, “con, o sin anestesia”.

 

'Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. ' Filipenses 1:6

 

Ese mediodía alargué la caminata y fui convencido de pedirle perdón, pues, aunque ella no conocía todos los detalles de la historia, estaba profundamente herida. En ese momento vivía en Barcelona, junto a algunos de sus hijos, por lo que no tenía un medio por el cual comunicarme directamente con ella.

 

Comencé por confesar mis pecados, sin excusas ni justificaciones, como si estuviera delante de ella. Sabía que estaba enferma y que debía apresurarme para hacerle llegar aquella confesión. Esto trajo alivio a mi alma y me sentí perdonado por Dios. Fui honesto y traté de ponerme en su lugar, pensar cómo lo percibía ella y lo que podía sentir. Fue liberador.

 

Escribiendo el documento para hacérselo llegar, recibí la noticia de su muerte. Nunca llegué a expresárselo, ya no lo pudo leer, aun así, tengo la convicción, que da el espíritu, que fui perdonado y así vivo desde ese día.  Pero no puedo darme el lujo de perder más tiempo, hay muchos vivos que aún aguardan por una restitución.

 

Reconocer mis faltas inmediatamente es un ejercicio que produce beneficios, también inmediatos. Lo practicamos con mi esposa y los resultados son notables en mantener nuestra relación sana. Cómo alguien una vez lo expresó, el matrimonio es el mejor lugar para experimentar la humildad y pulir nuestro carácter.

 

'El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre. ' Proverbios 27:17

 

Ahora soy yo quien se apresura a buscar rendirle cuentas a Jesús, con presteza y determinación busco a todos aquellos con quien tengo cuentas pendientes, antes de que se me acabe el tiempo.


NUEVA SUEGRA

La semana próxima Ofelia, más conocida como la mamita Ofe, cumple 70 años y casi puedo jactarme de tener un vínculo sano y correspondiente con ella. La honra a su persona y su hija (compañera de mi vida) nos mantiene agradecidos con Dios y la oportunidad que nos ha brindado para disfrutar la relación de yerno y suegra, que tanto se caricaturiza en la sociedad. Puedo decir con solvencia que en mi vida se redimió. 


ORACIÓN:

Padre, no quiero perder más tiempo, decido en mi corazón perdonar a todos aquellos que me ofendieron, lastimaron o tienen deudas pendientes conmigo, pero, sobre todo, quiero pedir perdón y cambiar mi conducta hacia todos aquellos con quienes aún tengo cosas que saldar. Dame la fuerza y el valor de hacerlo.  Amén.

 

Ray & Lily

https://www.youtube.com/watch?v=rx_alw9-jTs 

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