'Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.' 2 Corintios 4:16-18
La noche anterior
dio señales de que algo no andaba muy bien, el esfuerzo extra para que el motor
revolucionara denotaba que era algo a lo que debía poner atención y decidí que
el día siguiente sería oportuno llevar el vehículo al taller.
Cómo lo hago
habitualmente, me desperté alrededor de las 4:00 am y preparé las cosas que
debía llevar ese día. Ya acomodado en el asiento del conductor accioné el
sistema de encendido y todo parecía marchar con normalidad. Mi esposa me
despidió con un ósculo santo y con el dulce sabor de la miel de sus labios, que
me hizo cerrar los ojos y meditar en lo afortunado que soy al tener una
compañera de vida. Me dispuse a emprender el viaje que me conduciría a 15 kilómetros
de mi casa e iniciar las labores correspondientes al martes. La agenda
comenzaba a las 5:30 y se extendía hasta las 14:00 horas.
Apenas dos calles
luego de mi salida y al enfrentar una pendiente de unos 300 metros, el
automotor no fue capaz de sortear el obstáculo y me vi en la penosa tarea de
dar vuelta, con mucha dificultad. Intenté tomar impulso para poder subir, pero
fue inútil. Pasados unos 15 minutos desistí y volví a casa. Mi motocicleta no
estaba allí esa madrugada, solo disponía de una bicicleta y obviamente mis
piernas para accionarla. Resoplé e imaginé el posible escenario que me
esperaba, hacía tiempo que no me movilizaba por ese medio, aunque en una
temporada lo hice día con día.
Improvisé la luz
delantera con una lámpara de baterías y me embarqué en la aventura, ya mi
primera cita había sido cancelada y disponía de poco menos de una hora para
llegar a la siguiente. Luego de evadir el trafico y apoyarme en algunos
extravíos poco transitados, me encontré frente a la puerta de mi destino y para
mi sorpresa, me había tomado solo 40 minutos, nada mal para un cuerpo oxidado.
'El corazón
alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate. '
Proverbios 15:13
El regreso fue
otra historia, la ruta incluye varias subidas pronunciadas, sobre todo al final
del recorrido, lo cual me hizo cuestionar si poseía la capacidad de lograrlo,
aún así cobré ánimo y con la sonrisa que brota de un corazón cómo de niño, me
desplacé sobre las dos ruedas, dejando que el viento que chocaba con mi rostro
hiciera vibrar las fibras más profundas de mi ser. La tarea no resultaba
gravosa, más bien lúdica.
'Algunos
llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta, si las
fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida, sin embargo, solo traen pesadas
cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros. ' Salmo 90:10
El temido final
me llegó minutos después que el sol alcanzara el zenit, el calor abrazador
había deshidratado mi cuerpo y mi mente comenzaba a debilitarse, más que el
físico. Resoplé e hice un último
esfuerzo para llegar a casa. Los cuádriceps de mis muslos lo resintieron al
igual que mis pantorrillas, estuvieron a punto de convulsionar y acalambrarse.
¡60 minutos exactos! Eso fue mejor de lo que imaginé, para mi organismo peor de
lo que pude pronosticar.
Ya sentado a la
mesa, bañado e hidratado comenté con mi esposa y dos de nuestras hijas: -El
Señor me mostró dos cosas en este día mientras viajaba en bicicleta -dije-, la
más pequeña se apresuró a indagar sobre cuales eran las cuestiones, a lo cual
contesté totalmente resuelto: - Primero: que ya no tengo 15 años y segundo: que
estoy envejeciendo y esta prueba lo evidenció.
'Aun en la
vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice,
y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré. ' Isaías 46:4
CONTINUARÁ…
ORACION:
Señor, hay tantas
promesas para nuestras vidas en tu palabra y yo quiero conocerlas, atesorarlas
y vivirla. Estoy agradecido por tu amor manifiesto en las cosas grandes y
pequeña de la vida. Te has hecho evidente en cada detalle de mi vida y eso es
hermoso. Me amas lo sé muy bien, pero mientras avanzo en mi peregrinar deseo ser
renovado interiormente, aunque mi cuerpo se vaya desgastando, saber que tu vas
creciendo dentro mío. Amén.
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