Nos encontramos en una reunión virtual, interactuando con otras personas desde la pantalla de nuestro ordenador. La ponencia está muy interesante y me enfoco en el contenido que se transmite. Mi esposa interrumpe en más de una ocasión, aduciendo que escucha un ruido extraño. Bajo el volumen del parlante y trato de aguzar el oído para captar el sonido, que para mí es solo una suposición. La escena se repite un par de veces y la incomodidad no se apartó de mi conyugue, la acompañó durante toda la reunión.
Hay una
diferencia considerable en la manera en que hombres y mujeres percibimos
nuestro entorno, ellas logran captar cosas que nosotros los hombres no llegamos
a notar. Esta discrepancia puede ponernos en conflicto o en aprietos en muchas
ocasiones.
Vosotros,
maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a
vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no tengan estorbo. 1 Pedro 3:7
Gatos en
el closet
Al terminar
nuestra reunión, la inquietud de mi esposa persistía, lo que nos llevó a una
búsqueda exhaustiva del sonido. La misma nos condujo hasta nuestro viejo closet,
donde descubrimos a una gatita con sus dos recién paridas crías. El asombro de
encontrarnos con los felinos dejó en al ambiente algunas preguntas: ambos
dijimos - ¿cómo llegaron ahí? Mi esposa expresó - ¿Por qué no los escuchabas? Y
yo me dije, en mis adentros - ¿Por qué Lily si lograba escucharlos?
Anna Arnaiz
Kompanietz, médico y sexóloga, lo expresa así: “La capacidad sensorial de la
mujer le proporciona una excepcional ventaja perceptiva en su medio relacional.
Sin embargo, esa misma ventaja se convierte a menudo en un desencadenante de
conflictos, enfados y malentendidos con los hombres, porque las mujeres solemos
creer que ellos perciben las mismas señales del medio que nosotras, y no es
así.”
Su sentido
del olfato capta una gama más amplia de olores (sobre todo durante la
ovulación). Lo mismo sucede con su sentido del gusto. También pasa con la
sensibilidad táctil que llega a estar tan desarrollada, en algunos casos, hasta
llegar a detectar estados emocionales de las personas. Diferencias sutiles en
los colores y un campo de visión más amplio, le permiten captar expresiones o
gestos de individuos que ni siquiera están viendo directamente y esto, mientras
platican con alguien más. Esa visión periférica y su oído, que suele distinguir
diferencias sutiles en volumen, tono y hasta cambios emocionales, les permite mantener
una conversación y simultáneamente escuchar la radio o le que están platicando
otros al lado.
Ya sólo con
esto me abrumo, casi me siento inferior. Cuando le paso el filtro de Proverbios
31 a mi consorte, comienzo a entrar en pánico. Extraídas de esta porción de las
escrituras y otras más, puedo listar las siguientes virtudes: Estimada, sabia,
temerosa del Señor, confiable, trabaja con voluntad, sabe administrar su casa,
protege su salud, su belleza procede del interior, instruye y anima a las más
jóvenes, ingeniosa y emprendedora, da y recibe con gozo, da buen testimonio de
su esposo, usa bien su tiempo y sus obras hablan por ella.
Al repasar
la lista, mi conyugue, tiene chequecito prácticamente en todo. Estoy a punto de
una embolia cerebral. ¿Cómo es posible que yo esté a cargo de dirigir este
hogar? Me parece que la dotación de aptitudes está totalmente desbalanceada y
veo la necesidad urgente de permanecer unidos. También viene a mi memoria la
historia de David y Saúl, cuando el pueblo cantaba jubiloso «Saúl mató a sus
miles, ¡y David, a sus diez miles!» No
es de extrañar que Saúl se sintiera celoso de Él.
Aconteció
que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron
las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir
al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de
música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles,
Y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este
dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el
reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David. 1 Samuel 18:6-9
¿Qué
hubiera pasado si Saúl en lugar de ver la abismal diferencia entre los logros
de ambos, se hubiera enfocado en lo que juntos habían alcanzado? Probablemente
hubiera cantado jubiloso: ¡Con David hemos matado once mil!
Si su
consciente colectivo (como me gusta llamarlo), se hubiese centrado en las victorias
cómo equipo y no las individuales. Todo habría cambiado, al final de cuentas él
era el ungido del Señor (1 Samuel 24:6) y David representaba una ayuda idónea y
no una amenaza. Tomar el camino de los celos lo llevo a perder el reino.
No quiero
caer en el mismo error con nuestro matrimonio, debo concebir que mi cónyuge es
la ayuda idónea para el propósito que estoy cumpliendo. Entendiendo ayuda, no como
un ciudadano de segunda categoría, sino todo lo contrario, viéndola cómo la
provisión de Dios, creador del universo, quien se hace llamar así mismo “mi
ayudador”.
de
manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo
que me pueda hacer el hombre. Hebreos 13:6
No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia. Isaías
41:10
Me pregunto:
¿cuántos hombres, a causa de los celos, indiferencia o negligencia, han
entregado el territorio que se les concedió? Y también ¿cuántas mujeres con sus
propias manos han destruido su casa? Por no entender que, no solamente es que
seamos diferentes, somos complementarios. Al ponernos a trabajar como equipo,
podremos ayudarnos, el uno al otro, para cumplir nuestro propósito en la vida.
La mujer
sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba. Proverbios 14:1
Pero ¿cómo
se puede ser un hombre, dirigente, gobernador que ve sin celos a aquellos que
están a su alrededor? ¿cómo dejar de correr por la vida sin freno por alcanzar
la supremacía? ¿Cómo cumplir con el rol de liderar, proteger y proveer sin
sentirse inapto para la tarea? Solo siguiendo el ejemplo de Jesús, quien no
estaba enfocado en tener seguidores que lo admiraran, Él estaba centrado en
formar un equipo que lo superara en sus logros.
De
cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. S. Juan 14:12
- ¡Mi
esposo, es muy pasivo! afirma Lily. Hago una pausa mental y veo a mi Dios,
guiñándome el ojo, cómo diciendo: Así conviene que sea, pues son
complementarios. Veo hacía atrás, la lista de hazañas juntos, y con asombro
entiendo que solo se pudo hacer porque estábamos unidos, siendo una sola carne,
poniendo nuestras virtudes y capacidades (aunque a veces parezcan defectos) al
servicio de un bien común, sin avergonzarnos el uno del otro por nuestras
diferencias, más bien celebrando nuestra diversidad complementaria.
Por
tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán
una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se
avergonzaban. Génesis
2:24-25
Tenemos un
desafío por delante: decidir qué haremos con los nuevos inquilinos en casa.
Ponernos de acuerdo para no solo desechar a los pequeños felinos, que no podrán
valerse por sí solos, al menos, durante los próximos dos meses. Entendiendo que,
cómo lo recita Eclesiastés (3:19b), el hombre no es superior a los animales.
Ray &
Lily
https://www.youtube.com/watch?v=rRSRmPmHLYg
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